Opinión

Otras predicciones de Meny vidente

A un año y medio de la elección para elegir gobernador, éstos serían algunos posibles escenarios

Manuel Narváez
Analista

lunes, 02 diciembre 2019 | 06:00

A un año y medio de la elección para elegir gobernador, éstos serían algunos posibles escenarios.

Aún faltan 18 meses para que los chihuahuenses acudamos a las urnas a elegir al sucesor que encabeza este fatídico quinquenio y a renovar el Congreso local y las 67 alcaldías.

Las últimas radiografías publicadas por diversas casas encuestadoras colocan todavía en el primer lugar a Morena con una intención de voto del 26 por ciento, seguido por el PAN a 6 puntos porcentuales, al PRI en un lejano tercer lugar con 15 y muy rezagados a los independientes con el 12 por ciento. Ojo, los indecisos superan el 23.

Cruz Pérez Cuéllar sigue liderando por parte de los morenos, sin embargo, sorpresivamente el aún panista Juan Blanco desbancó del segundo lugar al superdelegado federal Juan Carlos Loera.

En el caso del PAN, Maru Campos continúa al frente de las preferencias del panismo, muy por encima del senador Gustavo Madero.

Figuran tantos nombres como fraccionado se encuentra; igual suenan Chela Ortiz que Alejandro Cano u Omar Bazázn, pero lo cierto es que el popular cantante Tony Meléndez es quien pudiese alcanzar una votación decorosa.

Por los independientes, Alfredo Lozoya, alcalde de Parral, supera con creces al juarense Armando Cabada.

Dadas las zancadillas que se prodigaron internamente este año los suspirantes y el gobernador que también juega, el oráculo político y el tarot futurista predicen lo siguiente:

a) Que Morena y PAN llegarán competitivos al 2021, pese al desgaste del Gobierno de AMLO y el pasivo que representa Corral para los panistas.

b) El PRI estará frente a la disyuntiva de unirse en torno a una candidatura que le represente ganar una decena y media de alcaldías pequeñas y colocar en el congreso una representación de 3 a 4 diputados locales o, que las huestes de Reyes Baeza hagan mancuerna (otra vez) con Corral y decidan impulsar las aspiraciones de Alfredo Lozoya. En tanto que los retazos que quedan del duartismo se incorporarían a las aspiraciones del que vaya en la punta de las preferencias.

c) Cabada, si es que va, tratará de postorear sus canicas.

d) Si el gobernador impone como candidato a Madero, las posibilidades de Pérez Cuéllar, en caso de que sea el candidato de Morena, se fortalecerán. No sería descabellado que el panismo ofendido se atrinchere en la capital y se haga de las principales candidaturas (alcaldía, diputaciones locales y federales), y decida cruzar el voto.

e) Si Corral consigue el veto para que Cruz sea el candidato de Morena (incluye traición al PAN), la votación para Lozoya sería testimonial, pero la candidatura panista podría lograr adherencias inusuales e insospechadas; esto, porque la movilización del voto no es algo que distinga al corralismo, y el reyesbaecismo ya se encuentra en franca decadencia.

Sería un error soslayar el descontento generalizado que existe por el pésimo desempeño del gobernador, al que los chihuahuenses tildan de represor, peligroso y vengativo. Incluso, muchos lo ven en el autodestierro (EU) terminando su gestión y una vez que ya no disponga del voluptoso cinturón de seguridad que lo rodea.

También se palpa en un amplio sector de la población el temor a caer en manos de un gobierno emanado de la izquierda socialista que avanza como la humedad. En apenas un año de gobierno, el socialismo ramplón de AMLO ha prendido las alertas en Chihuahua, una entidad acostumbrada al crecimiento, emprendedurismo y desarrollo.

Hay temor a padecer situaciones similares como las de Veracruz, Tabasco, Puebla, Morelos y CDMX, entidades gobernadas por Morena, donde los índices delictivos se dispararon a niveles como en las peores épocas que gobernaba el PRI.

Falta un año y medio, y descontando. En la medida que avance el 2020 seremos testigos de lo más podrido que surja del poder público y político. Iremos conociendo las entrañas de los que aspiran a gobernar una entidad con más de 60 mil millones de pesos en deuda y con escaso margen de maniobra para inversión pública.

Sigo preguntándome: ¿por qué tanto interés en gobernarla, si está prácticamente en quiebra?

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