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Opinión

Abrazos, no balazos

La noche del sábado pasado, un evento trágico tuvo lugar en la colonia División del Norte de esta frontera

Sixto Duarte
Analista

martes, 28 septiembre 2021 | 06:00

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La noche del sábado pasado, un evento trágico tuvo lugar en la colonia División del Norte de esta frontera. Sicarios llegaron a una vivienda matando a siete personas a balazos y prendiéndole fuego al inmueble donde se encontraban. Según las primeras líneas de investigación de la Fiscalía General del Estado, la matanza parecería haber tenido origen en la disputa de bandas dedicadas al narcomenudeo.

Desafortunadamente, este evento viene a ser uno más en nuestra ciudad, que se suma a hechos similares como aquel de Villas de Salvárcar, el de Horizontes del Sur, o infinidad de masacres que se han dado en centros de rehabilitación para adictos.

Es muy grave que en nuestra frontera, e incluso en nuestro país, nos hayamos acostumbrado a esta clase de eventos violentos, precisamente por la ineficacia de las autoridades en combatir el crimen organizado.

México ha caído en un círculo vicioso de violencia del cual, parece no haber salida. Las bandas del crimen organizado tienen armamento más poderoso incluso que las corporaciones policiacas, por lo que están en un plano de ventaja frente a éstas. Estas armas entran a nuestro país por la corrupción que existe en las aduanas, que permiten esta clase de flujo. Conforme van tomando mayor control de distintas zonas del país, igualmente van desplazando a las fuerzas del orden, y empiezan a tomar más fuerza y a acceder a mayores recursos por sus actividades criminales, lo que les dota de recursos prácticamente ilimitados.

En este caso, autoridades tales como la Unidad de Inteligencia Financiera, las autoridades hacendarias y la misma Fiscalía General de la República deberían de cerrar el paso al flujo de recursos de las bandas del crimen organizado. Sin embargo, estas autoridades tienen otra clase de prioridades, la mayor parte de ellas motivadas por el entorno político del país.

Tanto la UIF que encabeza Santiago Nieto Castillo, como la FGR que encabeza Alejandro Gertz Manero (peleados entre ellos) en lugar de combatir esta clase de ilícitos, se dedican a procurar justicia, siempre con tintes políticos. De la UIF, tenemos incontables casos que la misma prensa ha dado cuenta, en donde se puede advertir la enorme carga política que Nieto le imprime a su actividad. Del combate al flujo de recursos financieros de los cárteles no hay mucho que decir de la gestión de Nieto, pero sí hay mucha actividad contra Francisco Cabeza de Vaca, entre otros asuntos que le incomodan al gobierno.

Por su parte, Gertz Manero al igual que Nieto, utiliza la FGR como un ariete político. Primero, para encarcelar a familiares políticos suyos, y después para perseguir académicos del CONACYT que se opusieron al otorgamiento de su posición como investigador SNI III. En este caso, acusa a sus pares académicos del delito de delincuencia organizada. De Aduanas tampoco hay mucho que decir, pues ha sido tradicionalmente conocida como una dependencia corrupta.

En este caso, mientras la FGR esté persiguiendo a académicos y familiares de Gertz Manero y no a las bandas del crimen organizado, la UIF a opositores políticos y Aduanas dejando pasar armamento a nuestro país, las cosas no cambiarán. No se puede encontrar una solución local a un problema altamente complejo, de trascendencia global y de competencia federal, mientras las instancias federales no hagan lo que les toca hacer. Desafortunadamente, las instancias de gobierno que menos recursos tienen (las autoridades locales) no tienen manera de combatir esta clase de delitos solas. Menos, cuando el gobierno federal ha dejado claro que no tiene interés en hacerlo.

Como en su momento trascendió en las distintas redes sociales, el apotegma del actual Gobierno federal parecería ser “A los delincuentes, abrazos, no balazos; a los académicos, chingazos”.

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