¿Por qué los cubano-americanos apoyan a un caudillo para presidente?

Miami— De todas las razones por las que los cubano-americanos del sur de Florida planean votar por el presidente Donald Trump, la afirmación más asombrosa es que si llega a ser electo el nominado demócrata Joe Biden provocará un tsunami socialista en todo Estados Unidos.

Hasta cierto punto, esa preocupación es entendible.  Después de todo, muchos de esos votantes están en Estados Unidos precisamente porque ellos o sus antepasados huyeron de la miseria del régimen de Castro, que fue un socialismo en el peor de los casos.

Aunque nada del pasado de Biden revela que haya tenido una oculta fascinación por el consumismo o el socialismo, a menos que uno confunda el expandir la atención médica asequible e incrementar los impuestos con el marxismo.  Hasta lo que yo puedo decir, ningún demócrata está buscando nacionalizar la Coca-Cola.

Lo que es aún más sorprendente es el hecho de que esas personas conocen muy bien a Fidel Castro y su legado, y haya pocos cubano-americanos que puedan ver cuál candidato de la carrera presidencial se parece a un dictador latinoamericano:  Trump.

He visto esta misma tensión en mi propia familia.  Mi hermana Mariana es una de casi el 60 por ciento de cubanos-americanos que son votantes registrados y que, de acuerdo a un nuevo sondeo, pretenden votar por Trump.  A ella le preocupa que la presidencia de Biden pueda arrastrar al país al socialismo:  debido a que “Biden es un hombre de edad avanzada y padece demencia”, también teme que  rápidamente le pueda entregar el poder a un grupo de rojillos encabezados por Kamala Harris, Nancy Pelosi y su compañero Bernie Sanders.

En cuanto al llamado para salir a votar, eso es algo difícil de vencer.  Al igual que mi hermana, Nelson Díaz, el presidente del Partido Republicano del Condado Miami-Dade, está sonando la alarma.  “No estoy diciendo que si Biden gana vamos a tener un dictador comunista”, advierte Díaz.

“Pero vamos a estar más cerca del socialismo y que el llegar a ese punto sucederá rápidamente”.  La cúpula socialista de Biden empezará, según explica, con el Servicio de Recaudación Tributaria.  “Ellos harán que nuestros negocios paguen un creciente número de impuestos”.

Lo único que hay entre nosotros y esa pesadilla Orweliana, argumentan muchos cubanos-americanos, es la reelección del presidente. Ellos lo consideran como un hombre de familia patriótico que lucha contra la corrupción del gobierno al estilo comunista y que habla con la verdad.

Sus simpatizantes de Miami se molestan ante cualquier sugerencia de que él es un autoritario envuelto en la bandera estadounidense, argumentando que Trump está haciendo lo que es necesario para Hacer que Estados Unidos Sea Grande Nuevamente.

En el otro lado del espectro político de mi familia, mi hermano Frank no usa mucho esa confusa postura del arroz con mango, como dicen en Miami. Él es un historiador cubano de sillón que tiene 70 años y que apoya a Biden, y cuando le llamé para preguntarle acerca de Trump como un fenómeno anti-socialista, él sonrió.

“Yo tengo una lista”.  Sonriendo caí en la tentación. “¿De qué hablas? el sacó su “Lista de Dictadores” de su escritorio y empezó a leer: “Quiere desfiles militares , organiza grandes mítines sin tener alguna razón, es un narcisista que le fascina poner su nombre en sus edificios, ha designado a familiares a importantes puestos en el Gobierno, Habla acerca de encarcelar a la prensa y a sus contrincantes, sueña con ser presidente de por vida, mantiene en secreto sus finanzas, se enriquece mientras es mandatario, suprime el voto y alienta a las milicias”.

Y continuó mencionando temas más importantes como ignorar los citatorios, adoctrinar a sus seguidores y verse a sí mismo como Superman.

Mi hermano tiene razón, hay muchas más razones que sólo 10.  En lugar de realizar una “Caravana Anti-Comunista por la Libertad y Democracia” como lo hicieron algunos cubanos y venezolanos recientemente en Miami, deberían enfocarse en la peligrosa erosión que ha hecho Trump en las instituciones democráticas diseñadas para vigilar y equilibrar el poder.

Trump está golpeando la democracia estadounidense de una manera en que pocos creen que es posible. Casi no ha hecho nada para ayudar a expulsar a Nicolás Maduro, el presidente socialista de Venezuela. Ha tratado de quedar bien con Vladimir Putin de Rusia, quien es un oficial de carrera de la KGB, y con Kim Jong Un, el dictador comunista de Corea del Norte. Aplicó medidas estrictas a las visitas de estadounidenses a Cuba con el resultado usualmente pronosticable: no hubo ningún cambio en la isla. Trump también hizo sus propias apuestas en el 2018, cuando solicitó el registro de su marca registrada en Cuba.

Es el autoritarismo de Trump en casa y su afecto por los autoritarios del extranjero, y no el enfoque socialista de Biden, lo que representa una amenaza existencial para la prosperidad y libertad de Estados Unidos.  “Muchos cubanos hemos estado en este país durante mucho tiempo, y deberíamos saberlo mejor en lugar de pensar que existe un espectro socialista en cada esquina”, comentó Guillermo Grenier, presidente del Departamento de Estudios Globales y Socioculturales de la Universidad Internacional de Florida.

Aunque Biden y su campaña no deberían ser despectivos ni complacientes. El socialismo rojo resuena más allá de Miami, aunque aquí conlleva un peso único.  Los cubanos, nicaragüenses, argentinos y más recientemente los venezolanos han visto hombres fuertes de izquierda y derecha muy de cerca.  Los recuerdos de las dictaduras, particularmente de las socialistas, están  influenciando su votación, y en Florida, como lo sabemos bien, cada voto cuenta.

El equipo de Biden puede empezar a recordarles a los exiliados cubanos y sus descendientes la razón por la que están aquí:  para preservar la libertad y democracia, no para socavarla.