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Opinion El Paso

Los niños migrantes enfrentan depredadores en ambos lados de la frontera

Eso es aterrador

Ruben Navarrette Jr. / The Washington Post

jueves, 15 abril 2021 | 06:00

San Diego— Debido a que más de 20 mil menores no acompañados están bajo custodia de oficiales estadounidenses, tanto en la frontera y en centros de detención situados en el suroeste, lo que ya era una crisis ahora podría ser una escena del crimen.

Existen serios alegatos de que algunos de los niños que se encuentran en los centros de detención han sido atacados sexualmente.

Eso es aterrador. Tenemos a miles de niños que huyeron de países llenos de asesinos en Centroamérica en donde pandillas implacables usan las amenazas para violar y aterrorizar a la gente. Ellos viajaron más de 1 mil millas para llegar a Estados Unidos buscando un lugar seguro. En lugar de eso, presuntamente son colocados en centros de detención en donde no hay comida ni agua suficiente sino mucha exposición al Covid-19. Y además, se encuentran muy vulnerables y están en riesgo de ser atacados sexualmente por los depredadores.

Aún no sabemos si esos alegatos son ciertos, pero yo no tengo duda que lo son. Existe gente asquerosa en ambos lados de la frontera de Estados Unidos y México.

Tampoco sabemos quiénes han cometido esas atrocidades. Pero podría ser cualquiera.

De cualquiera manera, el Tío Sam está involucrado. Eso se debe a que al momento en que los oficiales de inmigración toman bajo custodia a esos niños migrantes, el Gobierno federal de Estados Unidos se convierte de facto en el guardián legal. El Tío Sam es responsable de su bienestar y depende de él que esos niños estén a salvo, protegidos y cuidados hasta que los oficiales puedan decidir qué van a hacer con ellos.

La posibilidad de que los niños que son detenidos y están bajo la custodia de Estados Unidos han sido atacados sexualmente no le impactaría en lo absoluto a nadie que cubrió la crisis fronteriza en el 2014 que involucró al presidente Obama, o la del 2018 que confundió el presidente Trump. En ambas ocasiones, hubo muchos alegatos de niños que fueron atacados sexualmente.  Ya hemos visto eso anteriormente y es muy probable que lo veamos nuevamente aquí.

Aunque esos alegatos también son un recordatorio de todas las opciones disponibles que tiene la administración Biden acerca de cómo manejar a los menores no acompañados que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México, y esta administración ha lidiado con muchos de ellos, la peor opción de todas es mantener a esos niños bajo la custodia de Estados Unidos por más de 72 horas que permite la ley.

Los oficiales deberían procesar rápidamente a esos niños, ponerles brazaletes en los tobillos y entregarlos a los tutores adultos que se supone van a estar a cargo de ellos en este lado de la frontera.

Después de todo, para un niño, languidecer bajo la custodia de oficiales estadounidenses puede ser peligroso.  Entre más dure eso, mayor posibilidad habrá de que ocurran cosas malas.

Una persona que quiere llegar al fondo de lo que sucedió, únicamente por razones políticas, es el gobernador de Texas Greg Abbott. El republicano tiene qué ver con este asunto porque algunos de los supuestos ataques ocurrieron en el Coliseo Freeman en San Antonio, que actualmente alberga a más de 1 mil 300 niños migrantes.

Abbott asegura que, además de los alegatos de ataque sexual, su oficina ha recibido quejas de por lo menos otras tres formas de abuso infantil:  un número insuficiente de personal para atender a los niños, el que los niños no están comiendo y el no poder mantener a los niños que dan positivo para Covid-19 alejados de otros niños.

El gobernador quiere cerrar ese lugar y ha ordenador que los Rangers de Texas investiguen los alegatos de abuso.

Ahora sí nos estamos entendiendo, bien por Abbott. Por supuesto, él guardó silencio en el 2018 cuando surgieron acusaciones similares durante el mandato de Trump. Por supuesto, él es un hipócrita y un corrupto.  Pero tomando en cuenta lo corrupto que es nuestro sistema político es que todos están tan ansiosos por cubrir a los capitanes de sus respectivos equipos, Abbott también sería la última esperanza de esos niños que sólo esperan recibir justicia, recibir ayuda y estar a salvo.

Si los demócratas objetan que Abbott tome la batuta en este asunto, son libres de unirse a la lucha y defender a esos niños por su cuenta. Si no están preparados para hacerlo debido a que no quieren avergonzarse o estar al lado de una administración demócrata y de un presidente demócrata, todo depende de ellos.

Los demócratas necesitan hacer eso o callarse. Tomando en cuenta la mala actuación que tuvieron la última vez que estuvieron en esa posición, durante la crisis del 2014 en el Gobierno de Obama, yo preferiría que hicieran lo segundo.

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