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Opinion El Paso

El Gran Partido Antiguo de víctimas

En estos días, los de la derecha integran el partido de los equivocados

Ruben Navarrete Jr. / The Washington Post

jueves, 03 septiembre 2020 | 06:00

San Diego— El slogan oficial de la campaña de Donald Trump y Mike Pence para el 2020 es:  “Promesa Hecha, Promesa Cumplida”.

Sin embargo, cualquiera que haya visto la Convención Nacional Republicana podría pensar que el verdadero mensaje de la campaña es “Las Víctimas Somos Nosotros”.

En estos días, los de la derecha integran el partido de los equivocados. Si usted piensa que el mundo lo ha tratado injustamente, o que sus compatriotas estadounidenses no han sido amables, ese club es para usted.

Si está de acuerdo con el Departamento de Justicia de Trump, dirigido por el procurador general William Barr, en que los anglosajones están siendo discriminados sistemáticamente y no se les permite ingresar a la Universidad Yale, de la misma manera en que a James Meredith no le autorizaron ingresar a la Universidad de Mississippi a principios de los años 1960 por ser afroamericano, asegúrese de registrarse como republicano.  Simplemente diga si su bebida favorita es el “quejumbre”, el nuevo pero no necesariamente mejorado Partido Republicano es a donde usted pertenece.

Sólo escuche lo que dicen las personas que aparecen en la boleta presidencial.

“Su voto decidirá si protegemos a los estadounidenses que cumplen la ley o si les damos rienda libre a los violentos anarquistas, agitadores y criminales que amenazan a nuestros ciudadanos”, comentó el presidente Donald Trump al aceptar la nominación de su partido.

“Esta elección decidirá si defendemos la manera de vivir de los estadounidenses o si permitimos que un movimiento radical la desmantele y la destruya completamente.

En su discurso de aceptación, el vicepresidente Mike Pence elogió a su jefe por soportar los “implacables ataques” de los críticos.  También alertó sobre el nominado demócrata Joe Biden, quien, según dice Pence, está a favor de “las fronteras abiertas, las ciudades santuario, abogados gratuitos y atención médica para los inmigrantes ilegales”.

“Cualquier persona que quiera que “Estados Unidos siga siendo Estados Unidos” debe votar por los republicanos, comentó el vicepresidente.

Otros oradores de la Convención también tocaron el tema de la victimización.

La ex embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas Nikki Haley está preocupada por la agitación civil y advirtió de los peligros de “una política correcta y de cancelar la cultura”.

El senador republicano Tim Scott de Carolina del Sur, lamentó que los estadounidenses estén siendo bombardeados con “noticias polarizadas racial, económica y culturalmente” y advirtió que los demócratas crearían una “utopía socialista” llena de “dolor y miseria”.

No los valoré en su día, pero sí extraño el Gran Partido Antiguo. Los republicanos acostumbraban a pararse erguidos y no desperdiciaban el tiempo quejándose acerca de cómo pueden obtener un nuevo trato. Ellos sólo hacían lo que era necesario.

No estoy hablando del presidente Dwight D. Eisenhower, quien en 1957 le dio al gobernador de Arkansas, Orval Faubus, quien era demócrata, una lección cívica de la supremacía del gobierno federal cuando envió a Little Rock un ejército regular de soldados con la 101ava Airborne para integral la Preparatoria Central.

Me refiero a los republicanos que llegaron después, como los de la generación de la Segunda Guerra Mundial.  Ellos sobrevivieron a la influenza española, soportaron la Gran Depresión y fueron a Europa y al Pacífico para derrotar al fascismo y preservar la democracia, hicieron todo eso sin preocuparse por pequeñeces, quejarse, contratar a un abogado, y sin sentir pena por ellos mismos.

Se mantuvieron erguidos porque defendían causas más grandes que ellos.

En 1980, era común escuchar a los republicanos que cerraron filas alrededor del presidente Ronald Reagan argumentar que las personas deberían dejar de quejarse acerca de sus desventajas y dar excusas de su mal comportamiento.  Por el contrario, en ese entonces los republicanos dijeron que los pobres deberían levantar el vuelo con impulso.

El día de hoy, a juzgar por los discursos de la Convención, el partido de Donald Trump piensa que los estadounidenses están siendo víctimas de China, de la violencia del populacho, de los tratados comerciales, de la discriminación positiva, de la corrección política, de los sesgos de los medios de comunicación, el llamado estado profundo, y casi de todo lo que hay debajo del sol.

Los miembros de esta generación más reciente de conservadores que apoyan a Trump, mayormente de la Generación X que nació en los años 1960 y 1970, pasan la mayoría del tiempo en posición fetal.

Ellos nunca dejan de hablar, o de tuitear, acerca de lo mal que la están pasando, y lo injusto que ha sido el mundo con ellos y los de su clase. Los anglosajones que hay entre ellos están condenados a pasar sus días creyendo que sus vidas debieron haber sido más brillantes si no hubieran sido rechazados, debido a las preferencias raciales, por Stanford para hacerle espacio a una latina inteligente.

Con toda seguridad, el Partido Demócrata también es responsable en parte de este séquito patético y derrotista.  Esas personas usualmente terminan uniéndose a los sindicatos laborales.

Aunque en el 2020, son los republicanos los que están mostrándose de una manera más seria a cualquiera que los vea como víctimas.

La política trata acerca de contar historias. Las mejores narrativas inspiran a las personas a conquistar el mundo.  Desafortunadamente, en este momento, la única historia que los republicanos quieren contar es una en donde el mundo quiere atraparlos.

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