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Opinion El Paso

Bidenomics está enfureciendo a China. Y está bien

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Paul Krugman / The New York Times

domingo, 31 marzo 2024 | 06:00

Nueva York— Un tema persistente en la campaña republicana en estos últimos años ha sido el esfuerzo por retratar a los demócratas en general, y al presidente Joe Biden en particular, como débiles frente a China, en contraste con la supuesta dureza de Donald Trump.

Uno de los principales argumentos del Partido Republicano (GOP) contra las políticas de China de Biden, por cierto, fue que estaba mostrando su debilidad al no prohibir TikTok. Esto parece irónico ahora, ya que Trump, que había favorecido una prohibición, repentinamente revirtió su posición, según se informa, alrededor del mismo tiempo en que tuvo una reunión con un multimillonario que dona a campañas republicanas y tiene una gran participación en la empresa controlada por China.

Incluso antes de su cambio de opinión sobre TikTok, sin embargo, la realidad era que mientras Trump hablaba con una línea xenófoba que rozaba el racismo –por ejemplo, intentando renombrar al Covid-19 como el “virus chino”– e imponía aranceles llamativos pero ineficaces, nunca tuvo una estrategia coherente para enfrentarse a nuestro mayor rival. Biden, por otro lado, ha adoptado silenciosamente una postura muy dura en materia de comercio, especialmente con China.

He estado señalando desde hace tiempo que el nacionalismo económico sofisticado de Biden es muy importante, mucho más que los golpes proteccionistas de Trump. De hecho, las políticas de Biden son tan duras con China que, aunque las apoyo, me hacen sentir un poco nervioso. Pero en caso de que no creas lo que estoy diciendo, déjame señalar a alguien que aparentemente está de acuerdo conmigo: el gobierno chino.

China acaba de presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre la Ley de Reducción de la Inflación (I.R.A.), que, a pesar de su nombre, es fundamentalmente un intento de combatir el cambio climático subsidiando la transición hacia una economía de baja emisión. Específicamente, China se quejó de los subsidios para vehículos eléctricos que, según dice, discriminan injustamente la producción utilizando componentes de baterías de automóviles fabricadas en China.

Sinceramente, no vi eso venir. La nueva política industrial de Estados Unidos sí favorece la producción nacional y –ya veremos– podría estar violando las reglas de la OMC. Pero que China, de todos los países, se queje de los subsidios dirigidos es un acto de una colosal chutzpah (osadía).

China gasta sumas enormes en subsidios para empresas favorecidas, mucho más que cualquier otra gran economía. Y a menudo ha participado en políticas flagrantemente discriminatorias –por ejemplo, durante varios años, hasta 2019, se impedía esencialmente a las empresas no chinas suministrar baterías para vehículos eléctricos a fabricantes de automóviles chinos.

También no está claro qué espera lograr China con esta queja. En 2022, la OMC dictaminó que los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio, impuestos bajo Trump pero mantenidos bajo Biden, eran ilegítimos. La administración Biden respondió, en efecto, diciendo a la organización que se diera una vuelta.

La administración seguramente haría lo mismo para defender los subsidios que no son sólo legados de Trump, sino más bien un elemento clave de su estrategia climática, un intento de hacer que la transición a la energía verde sea políticamente factible al vincular esa transición con la creación de empleo. Las disposiciones de compra estadounidenses pueden hacer que esta estrategia climática sea más costosa, pero sin ellas la I.R.A. nunca habría sido aprobada.

Los funcionarios de Biden han dejado claro que no permitirán que las exportaciones chinas rompan el vínculo entre la política climática y la creación de empleo. El miércoles, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, advirtió a China sobre el “exceso de capacidad” que está desarrollando en energía verde como resultado de los subsidios. Dado esto, es difícil imaginar que la administración acepte un fallo en contra de sus propios subsidios, incluso si China logra ganar su caso.

Entonces, ¿qué está realmente haciendo el gobierno chino aquí? Supongo que es posible que haya alguna estrategia más profunda en juego, aunque no tengo idea de qué podría ser. Una explicación más probable es que los funcionarios chinos simplemente están reaccionando violentamente –quizás en respuesta a demandas de arriba de que hagan algo– porque sienten la presión de las políticas de Biden.

Estas políticas van mucho más allá de los subsidios para vehículos eléctricos, aunque son el punto de conflicto actual. Estados Unidos también está promoviendo la producción de semiconductores, en parte para reducir la dependencia de China. Y la administración Biden ha impuesto límites estrictos a las exportaciones de tecnología al país asiático, con el claro objetivo de restringir el progreso tecnológico chino en semiconductores avanzados y computación. Como dije, la política china de Biden es tan dura que me hace sentir nervioso, alguien que generalmente favorece un sistema basado en reglas, aunque a diferencia de muchos economistas ­­–que, argumentaría, no comprenden completamente cómo ha cambiado el mundo– sí creo que es el enfoque correcto.

Es comprensible que todo esto parezca enojar a los líderes chinos. Pero está bien. Sugiere que el enfoque de Biden está funcionando.

Y cuando se trata de política interna, hay que destacar el contraste. Trump hizo un gran espectáculo de enfrentarse a China, pero fue ineficaz cuando estaba en el cargo y parece haber cedido en TikTok cuando estaba en juego el dinero de los donantes. Biden habla más suavemente pero está blandiendo un palo realmente grande. O, para decirlo de otra manera, Trump no es realmente un tipo duro con China; simplemente interpreta uno en la televisión. Biden es el verdadero negocio.

Naturalmente, esto no impedirá que los republicanos afirmen que el presidente es débil con China. Pero no lo es. Y al presentar esta queja ante la OMC, el gobierno chino ha demostrado que sabe lo que realmente está sucediendo.

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