Opinion El Paso

Demócratas esquivan la derrota pero están en peligro

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Ruben Navarrette Jr./The Washington Post
sábado, 12 noviembre 2022 | 06:00

San Diego– Antes me fascinaba la política, la pasé bien y me divertí por lo menos hasta las competidas elecciones de medio término del 2022.

Era el otoño de 1984, cuando cursaba el último grado de la preparatoria y por primera vez empecé a ponerle atención a los candidatos, elecciones y esos temas.  Me agradó mucho la competencia de ideas y aún sigo disfrutando de eso.

Actualmente, como periodista, me esfuerzo para poner la política en contexto simplificando lo complicado y responsabilizando al poder por sus errores, mentiras y promesas rotas.

Se ha convertido en una rutina que los santurrones regañen a los estadounidenses y les digan que voten porque supuestamente, es su deber cívico. Se ha fortalecido la idea de que si uno no vota, no es buen ciudadano. En algún tiempo creí eso, pero ya no.

Ahora creo que lo que hace a una persona un buen ciudadano es exigir más a sus partidos, los políticos y el proceso. Un buen ciudadano no se conforma con la mediocridad ni escoge al menos mal.

En los últimos años, he estado a punto de detestar la política. Estoy harto de falsedades, hipocresía, elitismo, desinformación, ética situacional, memoria corta, ríos de dinero, anuncios engañosos y débiles excusas de los políticos acerca de la razón de su mal desempeño. Me desagradan mucho ambos partidos y últimamente no puedo diferenciarlos.

Los funcionarios electos deberían presionar para aplicar diferentes políticas pero –como operadores políticos– su modus operandi es lograr sus objetivos y eso es casi lo mismo.

Luego, llegaron las elecciones de medio término del 2022, que estuvieron llenas de sorpresas. No es que no hayan sido como la mayoría de los observadores políticos pensó que serían, la oleada roja no se concretó.

Los demócratas trataron de convencer a los votantes que no había nada más importante que preservar la democracia y salvaguardar el derecho federal al aborto.

Mientras tanto, los encuestadores encontraron que los electores tenían problemas más prácticos en sus mentes, como la inflación, precios de la gasolina y el costo de los comestibles.

Cuando la encuesta de salida de NBC News le preguntó a los votantes cuál tema le importaba más en este año, el 31 por ciento dijo que la inflación, el 27 por ciento eligió el aborto. Pero “salvar la democracia” ni siquiera estuvo entre los cinco más importantes.

De cara al Día de la Elección, los demócratas profundizaron su negativa sobre lo impopular que es el presidente Biden y sus políticas, que quedaron muy rezagadas de los votantes –incluyendo muchos integrantes de su electorado. Cuando la misma encuesta de salida de NBC News les preguntó a los electores qué efecto, si es que hay alguno, tuvieron las políticas de Biden en el país, el 33 por ciento dijo que las políticas estaban beneficiando al país y el 18 por ciento respondió que no estaban haciendo ninguna diferencia.

Casi la mitad, el 47 por ciento, dijo que las políticas de Biden estaban afectando al país.

De acuerdo al sondeo, el 75 por ciento de los votantes piensa que el país va en la dirección equivocada. Tomando en cuenta eso, es absolutamente surrealista observar la manera como Biden respondió una pregunta en una conferencia de prensa del pasado miércoles.

Le preguntaron al presidente qué tenía planeado hacer de manera diferente en los próximos dos años para convencer a los estadounidenses que el país se dirige en la dirección correcta, especialmente si planeaba reelegirse en el 2024. “Nada”, respondió Biden, “porque se están dando cuenta de lo que estamos haciendo. Entre más se dan cuenta de lo que estamos haciendo, más apoyo recibimos. No voy a cambiar nada de alguna manera fundamental”.

Pobrecito. Biden siempre canta la misma canción. Está convencido de que está haciendo todo bien y no entiende por qué no está recibiendo el crédito.

Así que, lo que él piensa es que el mensaje no está funcionando. Los estadounidenses no saben todo lo que está haciendo. Biden cree que su problema es la comunicación, pero no lo es, es la competencia.

Si hay un grupo de estadounidenses que entienden esa distinción y que parecen decididos a responsabilizar a Biden por sus fallas y defectos son los latinos. Su migración gradual hacia el Partido Republicano es algo real, y continúa sin cesar.

Sólo hay que observar a Florida. El gran ganador de las elecciones de medio término fue el gobernador republicano Ron DeSantis, quien derrotó a su contrincante demócrata Charlie Crist por casi 20 puntos porcentuales –59.4 por ciento contra 40 por ciento. Y de acuerdo al Miami Herald, ganó el 65 por ciento de los votos en precintos con mayoría latina en el estado.

¿Qué pueden hacer los demócratas para revertir esa tendencia? Tomando prestada la frase de Biden, la respuesta podría ser: “Nada”.

Los republicanos han llegado tan lejos con los latinos sólo porque los demócratas han sido negligentes y nos consideraron como algo garantizado. A menos y hasta que los republicanos cometan el mismo error, los demócratas no tendrán la oportunidad de recuperarnos.