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Nacional

Menos estigma social... y más divorcios

En la última década, los divorcios en el País se han incrementado debido a que ahora hay menos estigma social sobre las separaciones

Natalia Vitela / Agencia Reforma

domingo, 12 febrero 2023 | 09:43

Especial / Agencia Reforma

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Ciudad de México.- El divorcio se ha convertido en un signo de nuestros tiempos: en el País se ha incrementado en la última década al pasar de 13 por cada 10 mil habitantes de 18 años o más en 2012, a 16.9 en 2021, última cifra disponible.

Especialistas señalan varias causas: una concientización para no permitir la violencia y la inequidad en la relación de pareja, falta de comunicación, expectativas irreales, pero, sobre todo, que hay menos estigma social sobre el divorcio.

"La constitución de las relaciones de pareja ha cambiado. Antes se decía que el matrimonio era para toda la vida y se toleraba la violencia, la inequidad y se permitía que la relación se mantuviera, sin importar cómo fuera; era como una meta", asegura Carolina Armenta, académica de Psicología de la Ibero.

Para Aidee Rodríguez, investigadora de Psicología de la UNAM, el alza en los divorcios tiene que ver con el incremento de los niveles de violencia, pero también porque el divorcio ya no es visto como un fracaso.

Eduardo Calixto, jefe del Departamento de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría, advierte que ayudaría mucho saber que el enamoramiento es un fenómeno transitorio, proyectivo y netamente hormonal.

El también académico e investigador de la UNAM indica que la convivencia por mucho tiempo aumentó las discusiones entre los miembros de la pareja, principalmente por problemas de comunicación.

El experto comenta que generalmente los miembros de la pareja convivían un par de horas de las 16 horas que en promedio están despiertos y en actividad, y con el confinamiento pasaron de las 24 horas del día, ocho dormidos y 16 en convivencia.

Lo que influyó a que se presentaran conductas y personalidades que contribuyeron a que se reconocieran como son realmente.

"Generaron una observación de cómo era realmente la pareja y esto contribuyó a la toma de decisiones de no querer estar con esa persona", indica.

Calixto, autor de "Amor y desamor en el cerebro", destacó que cuando una persona está enamorada puede dejar pasar incluso conductas no gratas por parte de la pareja.

"Una persona puede ser que no esté de acuerdo con la otra, pero por el enamoramiento se pasa. Cuando una persona está enamorada acepta a la otra persona, pero no filtra adecuadamente, no le ve los errores. Desafortunadamente el enamoramiento genera toda una proyección de lo que uno quiere con la otra persona", advierte.

Explica que durante el proceso de enamoramiento sucede un cambio neuroquímico de neurotransmisores relacionados con la felicidad, por lo que la persona logra convivir con personas que incluso son tóxicas y violentas.

Cuando después de tres o cuatro años disminuye este proceso neuroquímico, la pareja ve a la persona como realmente es.

"Una persona enamorada activa 29 áreas cerebrales; una persona en amor ya maduro, real, de convicción, el cual ve a la persona como es, en su magnitud, en sus errores, en su dimensión, activa de 12 a 16 áreas cerebrales", dice.

Señala que cuando una persona termina con el enamoramiento y ve a la persona como realmente es puede ocurrir el proceso de afianzamiento. En esta etapa sucede que la persona se da cuenta que no era la persona que quería.

"Estos procesos, si los viéramos de una manera más significativa, nos daríamos cuenta que el enamoramiento dura de tres a cuatro años, y se evitarían muchas rupturas y divorcios.

"Deberíamos casarnos después de tres o cuatro años de una relación, ya cuando el enamoramiento pasó y entonces con quien nos casamos es con la persona que realmente escogimos", propuso.

"En la construcción de la proyección del amor como tal indica claramente que la persona ya ve al otro en su dimensión, al menos ya más lógica y congruente, y nos damos cuenta que esos individuos, pues tienen muchos defectos, no son como los habíamos visto y que pensamos que ante esta situación podría irse construyendo la relación".

Para el experto, es fundamental que las personas tengan claro que el cerebro se enamora y se va a desenamorar.

"Deberíamos entender que el proceso del enamoramiento no es para siempre; el amor se tiene que construir y se va modificando y, si esto lo entendiéramos mejor, tenderíamos a vincularnos mejor y a comprender que la transformación de la relación que yo llevo, tarde o temprano me va hacer aceptar, a convivir con la persona, tal vez por mucho tiempo, y estas condiciones las vamos aprendiendo.

"Obviamente también depende de la madurez que se tenga y de la corteza prefrontal que me haga entender mejor la relación".

Advierte que quienes trabajan en función de mantener la relación de pareja, que incluso es posible que no funcione, en su gran mayoría son mujeres.

Para el especialista, convendría que se hablara del enamoramiento y se explicara que es un fenómeno transitorio, proyectivo y netamente hormonal, y además que está más vinculado con lo que la persona quiere del otro.

"Y que el amor es un proceso que se construye y que eventualmente va madurando y que tendríamos que irlo construyendo".

Trastornos de personalidad y la violencia en pareja

El especialista alerta sobre personas que padecen trastornos de personalidad y con quienes es mucho más complicado convivir, por lo que la relación de pareja suele tornarse muy compleja.

"Es una personalidad que le cuesta mucho trabajo convivir. Son personas que en la etapa de su juventud desafortunadamente no tuvieron cariño, no construyeron adecuadamente interacciones personales. Cuando entre los 7 y 14 años se ve violencia y agresión, comúnmente estos personajes se vuelven de ser víctimas de una violencia y agresión, a ser victimarios después".

Calixto destacó que este es otro factor detonante para que haya una ruptura en la relación de pareja.

"Las personas que se divorcian desafortunadamente hablan de que el factor principal que ante este punto se da es la violencia".

De acuerdo con el especialista, una hormona muy importante es la oxitocina, la cual es liberada por el humano cuando recibe un abrazo, por ejemplo.

"Las personas que de niños no fueron abrazados, no fueron queridos, no se les mostró el cariño desde el punto de vista físico, los niveles de oxitocina son bajos, son parejas que les cuesta mucho trabajo manifestar su cariño de manera física; no abrazan, no tocan la mano Pareciera que son frías, pero no saben manifestar su cariño".

Alertó que la violencia en la pareja suele justificarse en las primeras etapas y en la gran mayoría de casos se cree que el amor puede hacer cambiar a la persona.

"Nos damos cuenta que en el 79 por ciento de los casos eso nunca va a pasar, que la violencia genera más violencia y que es una espiral que termina por matar al amor".

Los divorcios y la inequidad

"Actualmente, las relaciones de pareja han ido cambiando. Las creencias que se tienen en torno a ella son diferentes y se identifican distintos acuerdos", aseguró Carolina Armenta.

Según la experta, la violencia y la inequidad en las relaciones son situaciones que actualmente conducen a la disolución del matrimonio, mientras que en el pasado esto no se concebía.

Armenta puntualizó que esta nueva concepción de pareja no permea en todos los estratos sociales y no se pueden hacer generalizaciones, y aún hay matrimonios donde se perpetúa el mantenerse unidos pese a la violencia e inequidad.

La especialista señala que otras causas de divorcio son la ruptura de acuerdos y el desamor.

"Puede ser que la pareja se encuentre en el desamor; no hay enojos, no hay odio, no hay violencia, simplemente ya no quieren estar. En el momento que ya no se sienten a gusto y tienen la posibilidad de salir de la relación, por supuesto la opción será el divorcio".

La experta indica que, de acuerdo con las investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los divorcios son frecuentes después de cinco a seis años de matrimonio, cuando la pareja se da cuenta que no está acomodándose.

Pero también hay divorcios frecuentes en parejas que estuvieron casadas por 20 años, pero que sus hijos ya son mayores de edad.

"Muchos matrimonios se han mantenido por el cuidado a la familia", dijo.

Para la especialista, el riesgo que existe es que puede haber matrimonios donde hay violencia y los hijos se ven afectados.

El problema es que los hijos aprenden que tienen que mantener un matrimonio a pesar de la violencia y los estudios han mostrado que ésta se replica.

"Se ha visto que los hijos de estos matrimonios comprenden que una relación de pareja se tiene que mantener a pesar de la violencia", afirmó.

Para la experta, es fundamental la construcción de vínculos sanos y que se mejore la calidad de la interacción entre la pareja.

Los divorcios, ¿un fracaso?

La violencia en la pareja, el abandono de hogar y la infidelidad se encuentran entre las primeras causas de divorcio y son temas recurrentes en los procesos terapéuticos, asegura Aidee Rodríguez, académica e investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

"Hay un cambio cultural con respecto al divorcio. Este mandato que había de: 'Juntos hasta que la muerte nos separe', se ha ido modificando. El incremento de los divorcios se dio a partir de los 80; antes se consideraba un fracaso", dijo.

"Se dio un cambio en esto. Ya no es para toda la vida. Uno no tiene que quedarse en una relación donde hay violencia".

De acuerdo con la experta, anteriormente se consideraba que los problemas de pareja eran del ámbito privado, y actualmente se considera que el Estado tiene responsabilidad para dar respuesta, y deja de ser privado para entrar al ámbito público.

"(Entonces) para algunas personas el divorcio ya no es un fracaso, ya no hay que sentir vergüenza y no se deben quedar en una situación donde hay maltrato".

Esto ha originado que se deje de normalizar el maltrato en las relaciones de pareja.

El mensaje es que las personas no se tienen que quedar en una relación donde ya no hay amor y donde se sufre de maltrato, señaló.

Para la experta, lo ideal sería que los individuos contaran con una educación emocional.

"Qué es lo que queremos y el proyecto de vida con respecto a una relación de pareja. Saber que las relaciones se van construyendo y el amor se va transformando.

"Relaciones más sanas no significa que no habrá conflictos o puntos de vista diferentes, sino es cómo se resuelven; además, depende qué tipo de conflictos se presentan. No es lo mismo un conflicto a una situación de violencia".

Indicó que desde el noviazgo se tiene que aprender a construir relaciones sanas.

"La violencia se presenta desde las relaciones de noviazgo, pero muchas veces se significa como protección o cuidado, entonces también se tiene que trabajar el mito del amor romántico".

Explica que respecto a este mito se tiene que trabajar tanto en hombres como en mujeres, pues se tiene la idea de que "el amor es para siempre", "el amor todo lo puede" y "hay que buscar la media naranja".

"Es ir reconstruyendo estas ideas de que somos dos personas completas que estamos compartiendo nuestra vida. Es qué queremos compartir y cómo la queremos compartir, qué queremos construir".

Una tendencia al alza

El porcentaje de divorcios en México se incrementó de 2020 a 2021 en 61 por ciento, de acuerdo con los primeros datos del INEGI tras la pandemia de Covid-19.

Según los últimos datos oficiales, se registraron 149 mil 675 divorcios en 2021. En ese año, tras el cierre de las dependencias públicas en 2020 a causa de la emergencia sanitaria, las oficinas del Registro Civil comenzaron a operar con mayor regularidad, lo que explicaría en parte el incremento de trámites de divorcio.

De acuerdo con el INEGI, los divorcios en el País se han ido incrementando al menos en los últimos 10 años.

"La tasa nacional de divorcios por cada 10 mil habitantes de 18 años o más pasó de 13.0 en 2012, a 16.9 en 2021".

Hace dos años, en México se registraron 453 mil 85 matrimonios y 149 mil 675 divorcios.

En otras palabras, por cada 100 matrimonios ocurrieron 33 divorcios. Esta relación aumentó de 17 en 2012 a 33.0 en 2021.

"Las entidades que presentaron las mayores magnitudes en la relación de divorcios-matrimonios fueron: Campeche, con 61.0 divorcios por cada 100 matrimonios; seguida de Tamaulipas, con 57.2 y de Coahuila de Zaragoza, con 55.6", reporta el organismo.

En 2021, del total de divorcios, 10 por ciento se resolvió vía administrativa y 90 por ciento por vía judicial.

Las entidades que registraron las mayores tasas de divorcios por cada 10 mil habitantes de 18 años o más fueron: Campeche, con 46.6; Sinaloa, con 40.2 y Coahuila, con 37.4.

Según el Instituto, en México, las mujeres se divorcian ligeramente más jóvenes que los varones. La edad promedio es de 39.6 y de 42.2 años, respectivamente.

El INEGI reportó que las principales causas de divorcio a nivel nacional fueron el divorcio incausado, con 65.9 por ciento y el mutuo consentimiento, con 32.7 por ciento.

De acuerdo con los resultados del año estadístico 2021, 31.2 por ciento de los matrimonios se disolvió legalmente después de 20 años de matrimonio, 46.6 por ciento duró entre seis y 20 años, 20.7 por ciento tuvo una duración legal entre uno y cinco años y, en 1.2 por ciento de los casos, la duración fue menor a un año.

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