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Juárez

Especial

Justicia en entredicho en tercer intento de ejecución

Sobrevivió a ataques escondiéndose detrás de una lavadora y en un clóset; ahora es testigo protegido

De la Redacción
El Diario

domingo, 28 abril 2024 | 10:02

Cortesía SSPM

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Ciudad Juárez.- Primero se escondió tras una lavadora, luego en un clóset y, en una tercera ocasión, aunque sí le dispararon, sobrevivió. Durante este año, la muerte ha buscado en tres ocasiones a “Rosa” (nombre ficticio para una mujer de entre 20 y 25 años, debido a que es testigo protegido por la Fiscalía), sin éxito.

La salvó una lavadora el 2 de enero de este año. La Fiscalía de Distrito Zona Norte ahora la protege porque la identificación que logró de los atacantes ha llevado, hasta el momento, a la vinculación a proceso de dos de ellos.

Ese día, Rosa caminaba por la calle Río Coco. Iba a su casa, en el fraccionamiento Villas de Alcalá, en el suroriente de la ciudad, donde los homicidios dolosos, el narcomenudeo y la violencia familiar son recurrentes.

Caminaba con otra mujer, su amiga, ya de madrugada, como a la 1:00. Sabían que las seguía una camioneta Nissan Titan plateada con dos hombres a bordo. Una sombra pequeña al volante y una larga de copiloto las acechaban a cada paso a vuelta de rueda.

Finalmente llegaron a la casa que Rosa compartía con su entonces pareja, Jesús Osvaldo M. R. La camioneta permaneció alejada unas pocas casas. Osvaldo se acercó al portón y la camioneta se aproximó. 

Del lado del copiloto, con un arma larga calibre .223 –de acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía– bajó, presuntamente, Fernando S. L., quien disparó al hombre dentro del terreno de la vivienda.

“¡Mátalo, mátalo! ¡Dale en la cabeza, no lo dejes vivo!”, le ordenaba el piloto –aún a bordo de la troca– a Fernando, de 27 años de edad. Y así fue. Le hizo caso, le vació todo el cargador de su arma de asalto.

Rosa sólo pudo ver, quedar inmóvil, para luego volver en sí. El piloto notó su presencia, y sin bajarse de la Titan sacó un arma corta y apretó el gatillo. Su arma se encasquilló y Rosa pudo correr hasta atrás de una lavadora para ocultarse, y ante la frustración de no aniquilar a la segunda víctima, los dos sujetos huyeron.

La sobreviviente dijo luego a la Fiscalía que recordaba a ambos. Eran no hace mucho amigos de su pareja y padre de dos de sus hijos, Osvaldo, o “El Gatito” como ella le decía por sus ojos claros que le daban un aspecto distintivo a su mirada.

Eran amigos, hasta que supuestamente Isaí Emir A. B., quien conducía la troca según Rosa, fue a atacarlo.

Los lamentos de la mujer sobreviviente en redes sociales empezaron desde el día cero sin su querido. “Te voy a amar el resto de mi vida, mi ojitos chulos, xk me dejaste”, “ven y recuérdame cuál es el motivo x el cual no me rendía, xfa, mi vida”, “te sigo esperando, mi vida, ven por favor”, se lee en algunas publicaciones.

El testimonio de Rosa y los cartuchos percutidos en la escena del crimen permitieron la vinculación a proceso de los dos señalados, pero apenas el pasado 25 de abril.

Luego del 2 de enero seguían libres. El 6 de ese mes los detuvieron por otros delitos pero los dejaron libres porque la supuesta víctima del secuestro por el que los arrestaron se arrepintió de declarar en su contra y retiró su denuncia.

Sólo quería irse de la ciudad, pero identificó a sus atacantes (seis en total, entre los que estaban Fernando e Isaí Emir) como sus compañeros en la venta de drogas.

Fueron liberados hasta el 20 de febrero en el caso de Fernando, que fue aprehendido por otros homicidios, por los que fue vinculado al igual que en el caso de “El Gatito”.

Segundo ataque

Rosa también se salvó el 17 de abril, en la misma calle, en el mismo fraccionamiento, con, aparentemente, uno de los mismos agresores como parte del grupo de atacantes.

Ese día por la tarde, como a las 3:30, se reportó un tiroteo en el cruce de Río Coco con la calle Río Belén, que atendió la Policía Municipal. La escena era de tres víctimas mortales, y de un cuarto contiguo salió Rosa, ilesa pero asustada.

Le dijo a los policías lo que supo, que como a las 3:20, luego de haber lavado ropa a mano en el patio de enfrente, se sintió cansada, así que se metió y le dijo a “Jaqui” que se iría a recostar a un cuarto de la casa.

Ahí estaban también “César” y “Omar”, que la vieron meterse al cuarto a descansar, aunque estar aún despierta le sirvió. Alcanzó a distinguir el sonido de un forcejeo con la puerta entre personas que intentaban ingresar y alguien que no quería dejar que pasara.

Rosa se asomó levemente y vio de nuevo a “El Quemado”, Isaí Emir A. B., de 18 años de edad. Él no la vio. Rosa volvió al cuarto, ahora a ocultarse a la esquina del clóset. Varios disparos al fondo, luego nada, pero esperó. Cuando los pistoleros entraron al cuarto no vieron nada y se retiraron.

Se fueron del cuarto, pero aún no de la casa. Todavía remataron a “Jaqui”, y después, ahora sí, se retiraron. Pasaron cinco minutos para que Rosa recobrara, hasta cierto punto, la tranquilidad, que le permitió llamar a su mamá y a su hermana.

Salió del cuarto, vio a los dos hombres y a la mujer aún vivos con heridas graves, pero su hermana la sacó de la escena. “¿Ya ves, flaca? No entiendes”, le dijo su hermana.

Salió de la casa, todo para ver de manera coincidente los carros donde viajaban los atacantes, que huyeron enseguida, al igual que ella al verlos. Llegaron los policías y la entrevistaron, mientras en otra parte de la ciudad la Secretaría de Seguridad Pública Municipal se abocó a buscar a los agresores con ayuda de denuncias ciudadanas y vigilancia.

Los ubicaron finalmente en el fraccionamiento Del Palmar, en una vivienda en la calle Del Palmar Norte, en donde hubo un intercambio de disparos de cerca de 10 minutos.

Si estaban desarmados –como apeló la defensa particular de los detenidos– o no, finalmente fueron vinculados seis a proceso por el multihomicidio, una vez más en un caso con Rosa como testigo protegido que ubica, entre otros, a “El Quemado” entre los agresores.

Jesús Daniel S. M., Isaí Emir A. B., Paul R., Luis Antonio R., Ivette M. y Evelyn Eloísa V. permanecerán en prisión preventiva, acusados de los asesinatos y de la posesión de lo hallado aquel miércoles 17 de abril: cuatro armas largas, cuatro cortas, 32 cargadores desabastecidos, mil 007 cartuchos útiles en diferentes contenedores, así como tres coches.

Tercer ataque

Con la aprehensión de Isaí Emir, con quien empezó su historia como víctima y testigo protegido, parecía que las cosas mejorarían para Rosa, pero dos días después de ese ataque, el 19 de abril, los escondites dejaron de servirle. Fue agredida a tiros junto con Andrés G. O., quien falleció al día siguiente, resultado de las heridas.

“Pongo todos mis problemas en tus manos”, es la frase que publicó Rosa en sus redes con la fotografía de un altar a la llamada “Santa Muerte” hace 10 meses. Dos figuras blancas, una color hueso, una amarilla y roja, dos rojas y una negra, todas con guadañas u otros objetos en sus manos de yeso, estaban al fondo de un altar con dulces, frutas, cerveza, monedas, veladoras y agua.

El 19 de abril, por la noche, en el cruce de las calles Villas del Mar y Villas de Alcalá, en el mismo fraccionamiento de los dos hechos anteriores, Rosa estaba con Andrés. Ahí fueron agredidos a tiros por personas que permanecen sin identificar. Ahora no pudo ser “El Quemado”, porque ya estaba en Fiscalía esperando a ser llevado ante el tribunal.

Resultaron ambos con heridas y llegaron al Hospital General Regional número 66 del IMSS, el nosocomio público más cercano a Villas de Alcalá.

Agentes de la Fiscalía no encontraron más que un charco de sangre; ni balas percutidas ni datos de los responsables.

Al día siguiente se anunció la muerte de Andrés, quien recibió heridas en la región frontal derecha de la cabeza, lo que le dejó un resto de bala al interior del cerebro, y consecuencias como sangrado y edema cerebral. A las 00:35 horas se declaró la muerte del hombre de 30 años.

Información de la Fiscalía da cuenta de que esta víctima compartía la paternidad de dos hijas con Rosa.

Esta carpeta de investigación hasta el momento no ha dado como resultado ninguna detención, al menos no públicamente. Se desconoce inclusive si Rosa figura por tercera ocasión como testigo protegido del caso, pues al momento de la visita de los agentes ministeriales al hospital por la muerte de Andrés ella estaba sedada y no pudo declarar, pero fue dada de alta luego, el 23 de abril según personal del IMSS, aunque sin revelar detalles de su expediente clínico.

‘Problemas entre el crimen organizado’

El viernes 26 de abril fue entrevistado el titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, César Omar Muñoz Morales, quien señaló que “El Quemado” estaba identificado como un generador de violencia en la ciudad, y desde enero se le mantuvo vigilado.

Hechos como los cinco asesinatos que presenció Rosa, añadió el funcionario local, se trataron de problemas entre integrantes del crimen organizado por la venta y consumo de metanfetamina en cristal, particularmente.

Algunas de las víctimas e inclusive Rosa cuentan con antecedentes ante las autoridades preventivas e investigadoras luego de que fuesen descubiertas en presunta posesión de cristal.

Estas mismas autoridades, Policía y la Fiscalía, son las que repetidamente ante la presencia de asesinatos, recurren a la justificación de que se trata de conflictos internos o entre pandillas, ya sea por la venta y trasiego de drogas o por tráfico de personas en Ciudad Juárez.

Personal encargado de los casos donde Rosa tuvo presencia se negó a revelar si la mujer será mantenida al resguardo de la Fiscalía o se tomará alguna medida de seguridad adicional dada su situación.

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