Despiden a su ‘guerrera’

Ciudad Juárez.— Rodeada de flores, en el exterior de la casa en la que creció, ayer fue despedida Leslye Robles Estrada. A la luz del sol, su blanco ataúd fue cubierto con una camiseta en la que se imprimió su rostro y en la que cada una de sus compañeras del equipo de futbol “Liebres” plasmó un último mensaje: “Guerrera ante la vida, ahora eres un ángel”.

El lugar que por décadas sirvió como un espacio de convivio en la casa de la señora Bertha Alicia, abuela de Leslye, el pasado domingo se convirtió en el recinto donde familiares y amigos se reunieron para despedirse de la estudiante del Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez (ITCJ) que fue asesinada la noche del jueves 17 de febrero. 

Las ofrendas no tardaron en superar la capacidad del espacio, por lo que la mañana de ayer las paredes del patio delantero fueron cubiertas con flores y, minutos antes del mediodía, el ataúd de Leslye fue llevado a la parroquia Santa Inés, a unas cuadras de su casa, donde sus seres queridos oraron en silencio por su descanso eterno. 

“Nosotros sabemos que todos nos vamos a morir, pero si mi hija hubiera fallecido en un accidente de tránsito o algo diferente, hubiera sido, entre comillas, más aceptable, pero la forma en la que se la llevaron es lo que nos tiene mal. Aquí no hay ni una sola persona que no sepa que todo lo que ella lograba era porque le echaba muchas ganas”, dijo Luis Estrada, tío de Leslye. 

Al terminar la misa, el ataúd de Leslye regresó a su hogar, donde decenas de personas la esperaban para sepultarla en el panteón Zaragoza, justo a un costado de su abuelo Alejo Estrada, quien la cuidó desde que nació y hasta el día en que él murió. Ahí, a las 3:00 de la tarde, Bertha Alicia se despidió de las dos personas que fueron sus compañeros de vida. 

“Ella era mi todo, era mi vida. Me quitaron mi vida entera. Ella siempre me contaba sus proyectos y yo siempre era la primera en todo lo que planeaba hacer, siempre tuvo mi apoyo y mi comprensión”, dijo Bertha, quien vio por última vez a Leslye el pasado jueves a las cinco de la tarde, cuando le dijo que iría a las canchas del ITCJ a entrenar. 

Al día siguiente, el viernes por la mañana, cuando se dio cuenta de que Leslye no llegó a dormir, preguntó por ella, pero no obtuvo respuesta. Entonces, por la tarde oficiales de la Fiscalía General del Estado les informaron lo que había sucedido y fue hasta el pasado sábado cuando volvió a ver a su nieta de 23 años entrar una vez más por la puerta de su hogar, en el interior de un ataúd. 

“Leslye era alegre, luchona, amorosa. No sé ni por qué me la quitaron”, dijo Bertha, minutos antes de que fuera sepultada a un costado de su marido, Alejo. Ahí, miró a Leslye a través del cristal del féretro y le preguntó, como hacía todas las mañanas antes de que fuera a trabajar, “¿Qué quieres que te ponga de lonche?”, pero la única respuesta fue el llanto de sus familiares.