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Internacional

¿Qué tan real es la posibilidad de un golpe de Estado en Brasil?

Desde hace meses, Bolsonaro ha lanzado ataques en contra de las máquinas para el voto electrónico de Brasil con el argumento de que son fraudulentas

The New York Times

domingo, 02 octubre 2022 | 15:39

The New York Times

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Brasilia.- Una pregunta sencilla pero alarmante domina el discurso político en Brasil antes de que los electores acudan a las urnas el domingo: ¿el presidente Jair Bolsonaro aceptará los resultados?

Desde hace meses, Bolsonaro ha lanzado ataques en contra de las máquinas para el voto electrónico de Brasil con el argumento de que son fraudulentas —a pesar de no haber pruebas de ello— y de las autoridades electorales del país por estar en su contra. Ha sugerido que disputará cualquier derrota que dé signos de fraude. También llevó al ejército brasileño a su disputa y le dijo a decenas de millones de seguidores que se preparen para la pelea.

“De ser necesario, iremos a la guerra”, dijo en un discurso reciente.

Estas elecciones sitúan a Brasil al frente de las crecientes amenazas globales a la democracia, alimentadas por líderes populistas, el extremismo, la polarización extrema del electorado y la desinformación de internet. La cuarta democracia más grande del mundo se está preparando para la posibilidad de que su presidente se niegue a dejar el poder con acusaciones de fraude, que podrían ser difíciles de desmentir.

Sin embargo, según entrevistas con decenas de funcionarios del gobierno de Bolsonaro, generales del ejército, jueces federales, autoridades electorales, miembros del Congreso y diplomáticos extranjeros, la gente en el poder se siente segura de que, aunque Bolsonaro pueda impugnar los resultados de las elecciones, carece del apoyo institucional para lograr dar un golpe de Estado.

El último golpe de Estado en Brasil, en 1964, derivó en una brutal dictadura militar que duró 21 años. “La clase media lo apoyó. Los empresarios lo apoyaron. La prensa lo apoyó. Y Estados Unidos lo apoyó”, recordó Luís Roberto Barroso, actual magistrado del Supremo Tribunal Federal de Brasil y expresidente del Tribunal Superior Electoral, quien agregó que en este momento nadie apoya un golpe de Estado.

En cambio, a los funcionarios les preocupa el daño perdurable a las instituciones democráticas —las encuestas muestran que más de la mitad del país confía “poco” o nada en el sistema electoral— y la violencia en las calles. Los reclamos de fraude de Bolsonaro y su posible negativa a aceptar los resultados recuerdan a las de su aliado Donald J. Trump, y las autoridades brasileñas han mencionado en varias ocasiones el ataque al Capitolio estadounidense del 6 de enero de 2021 como ejemplo de lo que podría ocurrir.

En los días previos a la votación, en algunos grupos de WhatsApp y Telegram se difundió información errónea que afirmaba falsamente que Bolsonaro lideraba las encuestas. En entrevistas, algunos de sus seguidores dijeron que estaban convencidos de que los izquierdistas intentarían robarse las elecciones y que estaban preparados para proteger la democracia del país si Bolsonaro los llamaba a las calles.

“Lo único que puede quitarle la victoria a Bolsonaro es el fraude”, dijo Luiz Sartorelli, de 54 años, vendedor de software en São Paulo. Enumeró varias teorías de la conspiración sobre fraudes pasados como prueba. “Si quieres la paz, a veces necesitas prepararte para la guerra”.

“¿Cómo podríamos tener algún control sobre eso?”, dijo Flávio Bolsonaro, senador e hijo de Bolsonaro, en una entrevista con el periódico brasileño Estadão en referencia a la posible violencia. Y agregó que, en Estados Unidos, “la gente dio seguimiento a los problemas en el sistema electoral, se sintió indignada e hizo lo que hizo. El presidente Trump no dio ninguna orden y el presidente Bolsonaro no dará ninguna orden”.

El miércoles, el partido político de Bolsonaro publicó un documento de dos páginas en el que afirma, sin pruebas, que algunos trabajadores y contratistas del gobierno tenían el “poder absoluto de manipular los resultados electorales sin dejar huella”. Los funcionarios electorales respondieron que las afirmaciones “son falsas y deshonestas” y “un claro intento de obstaculizar y trastocar” las elecciones.

Un día después, en el debate final antes de la votación del domingo, se le preguntó a Bolsonaro si aceptaría los resultados de las elecciones. No respondió.

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