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Internacional

Protestas en Cuba sacuden la 'cuna' de la Revolución

Residentes mostraron su frustración por la escasez de alimentos y los cortes de electricidad que a veces superaban las 10 horas diarias

Agencia Reforma

jueves, 28 marzo 2024 | 19:09

Associated Press | Un hombre lleva un carro de la compra con una bolsa llena de pan, en La Habana, Cuba

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La Habana, Cuba.- Una multitud de residentes se aglomeraba frente a un pequeño mercado estatal en las afueras de Santiago, la segunda ciudad más importante de Cuba, sudando y empujándose, en busca de una oportunidad para recibir una ración mensual de pollo. 

Una bolsa de muslos de medio kilo vale 20 pesos, alrededor de cinco centavos de dólar al tipo de cambio del mercado negro, pero la euforia se convierte en un caos a medida que se corre la voz de que puede que no haya suficiente para todos. Y en ese momento se apagan las luces.

"Es la dinámica de la vida aquí", dijo Mauri Macías, un chef de 39 años con dos niños que habló con Reuters mientras esperaba su turno para comprar la bolsa de pollo subsidiada por el Gobierno. "Uno vive sin planificación prácticamente".

El episodio del pasado miércoles en Santiago de Cuba, una ciudad donde tuvo lugar este mes una inusual protesta pública, ofrece una reveladora instantánea del reto que enfrenta el Gobierno cubano ante los cortes del suministro eléctrico, ya que van surgiendo tensiones incluso en zonas afines a la Revolución de Fidel Castro de 1959.

Reuters entrevistó a más de dos decenas de residentes locales, funcionarios en los barrios santiagueros de Veguita del Galo, José Martí, Micro 9 y Abel Santamaría. Comentaron su frustración por la escasez de alimentos y los cortes de electricidad que a veces superaban las 10 horas diarias.

Las centrales eléctricas de Cuba, obsoletas y carentes de combustible en plena crisis económica, llevan semanas muy lejos de alcanzar la demanda, provocando apagones agobiantes.

"Vivir sin corriente es algo primitivo", afirmó Yoni Mena, de 34 años que renta un puesto de verduras en el barrio Abel Santamaría.

"Los mosquitos, el calor, a veces no hay agua. La gente no está razonando bien. Y eso lleva a otros problemas, como la violencia".

Varios cientos de manifestantes se reunieron en Santiago el 17 de marzo en la Carretera del Morro, coreando "corriente y comida", según relatos de primera mano de residentes que asistieron a la manifestación.

Videos difundidos en redes sociales mostraron a un grupo más pequeño gritando "libertad" frente a Beatriz Johnson, líder del Partido Comunista en la provincia, que habló a la multitud desde una azotea.

Tanto el Gobierno cubano, que ha pedido diálogo y actuado rápidamente para atender las peticiones en las zonas donde han estallado protestas, como observadores internacionales calificaron en gran medida como pacíficas las movilizaciones que tuvieron lugar en la isla.

En Santiago de Cuba, funcionarios locales y residentes dijeron que el Gobierno comenzó esta semana a distribuir raciones subsidiadas de alimentos básicos que estaban previstos para su entrega a principios de mes, pero que frecuentemente llegan más tarde debido a la escasez.

El suministro de energía también se ha vuelto mucho más regular, según residentes y observaciones de Reuters, aliviando las tensiones.

"La electricidad es la chispa de cualquier estallido", dijo la semana pasada el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O'Levy en #DesdeLaPresidencia, un nuevo espacio de comunicación con la participación del Presidente Miguel Díaz-Canel.

Por su parte, Díaz-Canel visitó Santiago el pasado jueves y culpó a políticos estadounidenses y "medios de comunicación capitalistas" por avivar las protestas, y sostuvo que su Gobierno está dispuesto a dialogar con ciudadanos molestos.

Reuters, que no presenció ninguna protesta mientras estuvo en Santiago en los días posteriores a la manifestación del 17 de marzo, solicitó una entrevista con funcionarios del Partido Comunista para dialogar sobre el tema de la protesta pero no recibió respuesta.

Cuna de la Revolución

Santiago de Cuba, a unos 870 kilómetros al sur-este de La Habana, con deterioradas carreteras, se considera la "cuna" de la Revolución Cubana ya que el cuartel Moncada, una ex instalación militar en el centro de la ciudad, fue el sitio de la primera batalla de la revolución en 1953.

La ciudad, al igual que Cuba, ha atravesado tiempos difíciles desde la Pandemia de Covid-19 y el descenso del turismo, que se sumaron a las sanciones y el prolongado embargo comercial de Estados Unidos que junto a una ineficiente economía estatal han provocando una escasez generalizada de alimentos, combustible y medicamentos.

Milta Rusel, de 58 años, trabajadora textil estatal en el reparto José Martí, gana 3.410 pesos (unos 10 dólares) al mes.

Ella dijo que se había adaptado a los apagones, pero no a la escasez de alimentos.

"En los días que no había arroz, sólo comía papas", dijo Rusel. "Esa es la realidad de la vida en Cuba".

Algunos cubanos con los que habló Reuters en Santiago abogaron por el aprecio a un sistema, ahora azotado por la crisis económica, que ha proporcionado por décadas atención médica y educación gratuitas, así como alimentos y vivienda, subsidiada por el Estado.

Algunos cubanos siguen abogando por el sistema, como Luz Pérez de 48 años, una ex maestra de una escuela que vive en un bloque de apartamentos construido durante el Gobierno de Fidel Castro, que dijo que no protestaría, pero apuntó que las autoridades debían tomar medidas.

"El pueblo no debe tirarse a la calle con agresividad no se resuelve nada", dijo Pérez. Y añadió: "Amo a Cuba. Pero la situación es pésima. No hay quien viva así".

'Tenemos que resolver nuestros propios problemas'

La Constitución de Cuba de 2019 otorga a los ciudadanos el derecho a la protesta, pero una ley que defina más específicamente ese derecho está estancada en la legislatura, dejando a los que salen a las calles en un limbo jurídico.

María Antonia Ferrera, una líder vecinal que representa a mil 500 personas en el reparto Abel Santamaría, dijo que asiste a menudo a quejas airadas día y noche.

"La gente está irritada", dijo en una entrevista en su hogar. "Los problemas que tenemos hay que resolverlos aquí, porque nadie nos lo va a resolver por nosotros", señaló.

Grupos de derechos humanos, la Unión Europea y Estados Unidos sostienen que la dura respuesta de Cuba a las manifestaciones antigubernamentales del 11 de julio de 2021, las mayores en décadas, también han llevado a muchos a pensarlo dos veces antes de salir a manifestarse.

A raíz de las protestas del 17 de marzo, alrededor de 38 personas han sido detenidas en el país, incluidos varias en Santiago, según a la organización Prisoners Defenders, con sede en España. Autoridades cubanas han dicho que se cometieron supuestos delitos como el desacato y el vandalismo.

En Santiago de Cuba un camión del Gobierno que transportaba tropas del Ministerio del Interior, conocidas por "boinas negras", a veces empleadas para dispersar manifestantes, estuvo estacionado el miércoles y el jueves pasado por la noche en el sitio donde había ocurrido las movilizaciones.

María Elena Casanova, trabajadora estatal de 64 años que vive cerca del lugar de la protesta y vio cómo se desarrollaba, la describió como pacífica y es - dijo - la consecuencia natural de varias semanas sin comida ni electricidad.

"No vi que haya habido agitación", dijo mientras se sentaba en la puerta de su casa esperando que volviera la luz al vecindario, y apuntó a que la gente estaba expresando su preocupación por "el problema de la corriente y de la comida". 

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