Internacional
miércoles, 24 abril 2019 | 11:47
Frankfurt.- Se supone que la guerra comercial del presidente Trump iba a provocarles tanto malestar a los europeos que le pedirían clemencia en la mesa de negociaciones. Sin embargo, eso no ha funcionado muy bien, de acuerdo a un nuevo estudio realizado por el Banco Central Europeo.
Casi un año después que la Casa Blanca le impuso tarifas al acero y aluminio europeo, el daño actual que le ha provocado a las exportaciones europeas ha sido sorprendentemente leve, de acuerdo al estudio que fue dado a conocer este miércoles.
Algunas industrias, mayormente los fabricantes de equipo pesado, hasta tuvieron ganancias. Eso se debe a que la Casa Blanca impuso una amplia serie de tarifas a los productos chinos, lo cual hizo que los productos europeos fueran menos caros y les permitió tener ganancias en el mercado accionario.
El estudio del Banco Central, que llega mientras Europa y Estados Unidos se prepararan para iniciar unas pláticas comerciales de alto nivel, refuerza otra investigación que muestra que los aranceles a los productos europeos no han representado una gran cantidad.
Probablemente han afectado más a la economía de Estados Unidos que a esos países.
Una de las razones es que la mayoría del acero que los europeos le venden a Estados Unidos está formulado específicamente para usos específicos, como partes de aeronaves o equipo para perforar pozos petroleros.
Las empresas estadounidenses no pueden encontrar proveedores domésticos que les proporcionen los mismos productos, los cuales usualmente contienen combinaciones patentadas de minerales y otros metales.
Así que, simplemente terminan pagando tarifas del 10 por ciento en el aluminio y 25 por ciento en el acero, por lo que, les aplican un costo extra a los consumidores estadounidenses.
Al mismo tiempo, la guerra comercial ha tenido un significativo impacto psicológico. Trump ha minado la confianza de los europeos con las tarifas y con sus amenazas de ampliar los aranceles a los automóviles.