Diario
Estados Unidos
miércoles, 12 febrero 2020 | 21:03
Washington— Durante décadas después del Watergate, la Casa Blanca trató al Departamento de Justicia de la manera más suave, temiendo que cualquier aparición de alguna interferencia política podría resucitar el espectro del procurador general John Mitchell ayudando al presidente Richard M. Nixon a realizar una conspiración criminal con fines políticos.
En el 2001, William P. Barr, describió su primer período como procurador general, bajo el mandato del presidente George Bush, habló acerca del estatus protegido del Departamento después de la Era del Watergate.
Ahora en el 2020, Barr es nuevamente el procurador general. Sin embargo, la conducta agresiva del presidente Trump ha demolido esas vallas de contención que en algún tiempo fueron sacrosantas.
La intervención de Barr para disminuir la recomendación de sentencia en prisión para el amigo convicto del presidente Roger J. Stone Jr. provocó que los cuatro fiscales de carrera manejaran el asunto para dar por terminado el caso.
Para la fiscalía de todo el país, el caso Stone ha generado nuevos temores de lo que podría venir. Hasta ahora, de acuerdo a las conversaciones con más de una docena de abogados en algunas de las 93 procuradurías del país, han observado otras divisiones en el Departamento de Justicia que ha ejecutado cambios significativos en respuesta a la petición de Trump, aunque el trabajo del proceso penal resultó mayormente sin afectaciones por la política de este momento.
Pero ahora, las fiscalías aseguran que se encuentran preocupadas porque podría enfrentar más presión.