Estados Unidos

Masacre en El Paso: un llamado para frenar venta de armas en tiendas de EU

La siguiente es una carta abierta de The New York Times a Doug McMillon, director ejecutivo de Walmart

The New York Times

martes, 06 agosto 2019 | 08:41

La siguiente es una carta abierta de The New York Times a Doug McMillon, director ejecutivo de Walmart.

Estimado señor McMillon:

La masacre en una de sus tiendas en El Paso durante el fin de semana fue una tragedia.

También lo fueron las muertes por tiroteos, días antes, de dos empleados de Walmart, en una tienda en Mississippi. También lo fue el tiroteo masivo en la madrugada del domingo en Dayton, Ohio —y otros tantos incidentes parecidos ocurridos en los últimos años.

Está claro que este país sufre una epidemia con la que la Policía y los políticos no quieren lidiar.

En lo más profundo de esta crisis se encuentra una oportunidad: para que usted ayude a ponerle fin a esta violencia.

Usted solo tiene la mayor oportunidad de asumir su papel como director ejecutivo de la compañía minorista más grande del país y el más grande vendedor de armas, con la mayor influencia sobre todo el ecosistema que controla las ventas de armas Estados Unidos, más que cualquier otra persona al frente de las empresas estadounidenses.

Lo que sucedió durante el fin de semana no fue culpa suya, pero sí es su responsabilidad moral ponerle un alto.

Las armas que se usaron en los tiroteos masivos no fueron adquiridas legalmente en Walmart por los perpetradores. Pero las armas en Estados Unidos viajan a través de una cadena de fabricación y suministros que depende de bancos como Wells Fargo, compañías de software como Microsoft y gigantes de entrega y logística como Federal Express y UPS. Todas estas compañías, a su vez, consideran a Walmart como un cliente crucial.

Los economistas tienen un término para el tipo de influencia que ejercen: apalancamiento económico.

Walmart ha utilizado este apalancamiento durante años sobre sus proveedores, socios, distribuidores, rivales, incluso ciudades y estados.

Ahora usted tiene la oportunidad de utilizar esa influencia para ayudar a arreglar un sistema que está claramente descompuesto, para resolver una crisis cuyos costos se miden en vidas, no solo en ganancias y pérdidas.

Durante la última década, Walmart ha gastado decenas de millones de dólares en iniciativas de cabildeo en Washington, en gran parte para impulsar la reducción de los impuestos corporativos, lo cual ha aumentado sus ganancias. También ha presionado para combatir la epidemia de opioides y para apoyar a los veteranos.

Sería fácil para usted y para otros directores ejecutivos argumentar que controlar la epidemia de la violencia armada es responsabilidad de Washington, no de ustedes. Pero en una era de disfunción política a niveles épicos, los ejecutivos corporativos tienen la oportunidad de llenar ese vacío de liderazgo.

Las 22 personas que murieron en su tienda el fin de semana pasado merecen más que palabras de consuelo para sus familias. Se merecen un líder que se asegure de que esto nunca vuelva a suceder.

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