Hogares estadounidenses están enfrentando bien la recesión

Durante meses, los estadounidenses apenas han cenado en restaurantes o han viajado de vacaciones. No ha habido juegos de pelota ni conciertos a los que asistir. La mayoría de las membresías de gimnasio y otras permanecen congeladas.

Obligados a entrar en modo de cierre por el coronavirus, la gente puso en espera las grandes compras y redujo sus gastos. Casi al mismo tiempo, los prestamistas hipotecarios, los cobradores de préstamos estudiantiles y otros acreedores ofrecieron a los prestatarios con dificultades un descanso en los pagos. Y llegaron los controles de estímulo del gobierno.

Estas tendencias se han unido para formar un rayo de luz poco probable para la recesión económica, que se inició hace ocho meses: a pesar de la devastación económica de la pandemia, que ha llevado a millones de personas al desempleo, muchos hogares estadounidenses se encuentran en relativamente buena forma. Desde abril, los ahorros de los consumidores han aumentado, los puntajes crediticios se han disparado a un nivel récord y la deuda de los hogares se ha reducido. Los miles de millones de dólares que los bancos reservaron al comienzo de la crisis para cubrir las pérdidas anticipadas en los préstamos a los clientes han permanecido prácticamente intactos. Y los préstamos en casas de empeño y prestamistas de día de pago, donde los negocios tienden a crecer durante las recesiones, han sido inesperadamente lentos.

“Todo estaba patas arriba”, dijo John Hecht, analista del banco de inversión Jefferies. Por lo general, en tiempos de angustia y desempleo, más personas se encuentran con un crédito en deterioro y se ven obligadas a buscar préstamos de alto interés o subprime, dijo Hecht, pero no este año.

Es posible que el dolor siga apareciendo. Los bancos y otros prestamistas de consumo se están preparando para el estrés financiero el próximo año, ya que millones de personas siguen sin trabajo y el repunte del mercado laboral muestra signos de estancamiento. Un tercer aumento de casos de coronavirus se ha afianzado en los Estados Unidos, y los legisladores en Washington están sumidos en peleas sobre los términos del estímulo adicional. El número de personas en Estados Unidos que viven en la pobreza ha aumentado en ocho millones desde mayo, aunque sus problemas financieros a menudo no se reflejan en los datos de crédito y préstamos porque están fuera de la corriente financiera principal. Y las consecuencias a más largo plazo, como el estancamiento de los salarios, la reducción del espíritu empresarial y el costo acumulado de la deuda que devenga intereses, podrían persistir durante décadas.