Diario
Estados Unidos
viernes, 25 enero 2019 | 10:47
Trump nunca se había enfrentado a ningún adversario como la portavoz Nancy Pelosi.
Su último choque, por el informe presidencial, terminó el miércoles por la noche cuando el presidente se rindió y aceptó posponer el informe hasta que concluya el cese de operaciones gubernamentales. Ese día, Trump trató de arrinconar a Pelosi diciendo tener intenciones de dar el informe el martes en el Capitolio. Ella lo retó a hacerlo y le retiró la invitación a usar el recinto de la Cámara Baja.
Para un presidente que se precia de ser un maestro negociador, Pelosi constituye un tipo distinto de contrincante, y uno que hasta el momento lo ha desconcertado.
Los amigos del Presidente dicen que Trump no teme a las mujeres poderosas, que las respeta y que les ha dado poder en la Casa Blanca y en su negocio. Pero en las raras ocasiones cuando una mujer lo desafió, Trump estaba al mando o sabía que la mujer tenía jefe, por lo general un hombre, a quien él podía acudir, dijo Barbara A. Res, exvicepresidenta ejecutiva de la Organización Trump.
En este caso, Pelosi es su propia jefa. Y de acuerdo con la Constitución, su puesto como dirigente de una rama del Gobierno se equipara con el jefe del Ejecutivo.
“Para él es la primera vez que está viéndoselas con alguien con un poder igual al suyo —al menos es lo que piensa—“, señaló Res. “Tiene la idea de que él es la persona más poderosa del mundo, y luego se topa con alguien que cree tener tanto poder o tanto control como él, y eso para él es un shock. Y el hecho de que se trata de una mujer lo complica”.
A diferencia de Hillary Clinton, Pelosi no está compitiendo contra el Presidente en ninguna contienda y no va a irse. A diferencia de él, además comprende cómo funciona el poder legislativo. Más importante, está impidiendo a Trump conseguir algo que el Presidente desea con desesperación: el muro a lo largo de la frontera con México que fue una de las promesas fundamentales de su campaña en el 2016.
“Creo que está atrapado entre su respeto por Pelosi y su ira por su resistencia”, dijo Michael D’Antonio, autor de “La verdad sobre Trump”. “Se frustra mucho cuando no puede cerrar una venta. Y creo que aquí se siente perplejo sobre cómo lograr lo que quiere porque respeta a Pelosi”.
En cierto sentido, la discusión por el informe presidencial revela tanto la dificultad que Trump está teniendo para adaptarse a la vida en Washington en el marco de un gobierno dividido como la forma en que trata a las mujeres. Cuando el vocero era Paul D. Ryan, un republicano, Trump podía influir sobre él, como puede hacerlo en el senador Mitch McConnell, el líder republicano. Con Pelosi no tiene esa autoridad.