El origen de la táctica republicana de enviar migrantes a estados demócratas

Washington.- En el otoño de 2018, el presidente Donald J. Trump estaba impulsando a sus asesores en una idea que quería llevar a cabo en la frontera: transportar inmigrantes indocumentados a las llamadas ciudades santuario.

La idea se cocinó a fuego lento durante meses y culminó con una llamada que Trump le hizo a Kirstjen Nielsen, su secretaria de seguridad nacional.

Trump, recordó el exjefe de gabinete de Nielsen, quería reunir a los inmigrantes en los estados controlados por los republicanos y “transportarlos y dejarlos” en las principales ciudades. Quería transportar en autobús a los inmigrantes que habían sido considerados "asesinos, violadores y criminales" a lugares como California, donde los funcionarios se habían negado a ayudar a llevar a cabo las rigurosas políticas de deportación de la administración, según el exjefe de personal, Miles Taylor.

La idea nunca avanzó en la administración de Trump, en parte debido a preocupaciones legales. Pero cuatro años después, tres gobernadores republicanos le dieron vida, transportando en autobús y aviones a miles de migrantes —no solo delincuentes— desde la frontera y dejándolos en Martha's Vineyard, la ciudad de Nueva York y otras áreas de tendencia demócrata.

La influencia del expresidente en el Partido Republicano se puede medir no solo en las victorias y derrotas electorales de los candidatos que respalda, sino también en el nativismo que ha llegado a definir la política de inmigración del partido. Los gobernadores republicanos de Arizona, Florida y Texas pusieron en práctica una noción trumpiana abandonada, inspirados en sus políticas de inmigración de línea dura, así como en su gusto por un estilo combativo de teatro político.

“Las políticas de inmigración de la administración de Trump ahora son la base incluso para los líderes republicanos en el Congreso y los candidatos republicanos en todo el país”, dijo John A. Zadrozny, exfuncionario de la administración de Trump.

En las últimas semanas, los tres gobernadores —Greg Abbott de Texas, Ron DeSantis de Florida y Doug Ducey de Arizona— han sido criticados por tratar a los migrantes desesperados que huyen de Venezuela y otros países como peones políticos. Los migrantes han sido enviados a ciudades demócratas, estados e incluso lugares de vacaciones donde los funcionarios locales fueron tomados por sorpresa y carecían de una red de apoyo para las personas que buscaban refugio.