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Estados Unidos
lunes, 20 abril 2020 | 07:43
Detroit.- En el desayuno "Policías y hotcakes", unos 90 oficiales uniformados, activistas y estudiantes se mezclaron dentro de un centro comunitario. Se apretaron en fila para llegar a una larga mesa con cuatro platos de aluminio de huevos revueltos, pasteles, frutas y, por supuesto, hotcakes.
Marlowe Stoudamire, organizador del evento, mientras hablaba se secó el sudor repetidamente. En dos semanas murió de Covid-19. La enfermedad también enfermó a tres empleados del departamento de Policía que habían asistido al desayuno y obligaron a 25 a ponerse en cuarentena.
El coronavirus ha abierto un camino devastador a través del Departamento de Policía de Detroit, convirtiéndola en una de las agencias policiales más afectadas del país. El jefe del departamento de homicidios murió. Lo mismo hicieron un operador del 911 y un voluntario de la Policía. Apenas el jueves, nueve personas del departamento permanecieron hospitalizadas, luchando por sobrevivir.
El desayuno de hotcakes fue probablemente uno de los muchos puntos de infección. De unos 2 mil 800 oficiales uniformados y civiles que trabajan para el departamento, 186 habían dado positivo al virus la semana pasada, con más de mil en cuarentena.
A medida que el departamento sucumbió al virus, también lo hizo la ciudad que vigila. Con una pobreza generalizada y una población mayoritariamente afroamericana que sufre tasas elevadas de diabetes e hipertensión, Detroit ha sido uno de los lugares más afectados de Estados Unidos. La ciudad con una población de 672 mil habitantes ha tenido al menos 7 mil 605 casos conocidos de coronavirus y 605 muertes.
Los oficiales que patrullan las calles e investigan crímenes dijeron que el virus había aumentado el estrés e interrumpido todos los ritmos estándar del trabajo policial. En lugar de pasar lista, los oficiales obtienen controles de temperatura y un sobre con las órdenes del día. Les dan máscaras a las personas arrestadas y limpian las patrullas después de cada arresto.
Los detectives, acostumbrados a sentarse en una mesa frente a los sospechosos, ahora están haciendo entrevistas por teléfono, incapaces de leer pistas como el lenguaje corporal, los gestos y las expresiones faciales, dijo la teniente Rebecca McKay, investigadora de la unidad de delitos mayores. Incluso las entrevistas en persona en la cárcel ahora tienen que ser distantes, detrás del cristal.
"Es difícil establecer una relación o cualquier tipo de relación con un delincuente", dijo, "cuando tienes un vaso entre ustedes y tienes que gritar de un lado a otro para obtener una declaración".
En el mejor de los casos, Detroit lucha con su índice de criminalidad. La ciudad y su fuerza policial han mejorado notablemente desde que Detroit se declaró en bancarrota en 2013. En ese momento, la policía tardó tanto en responder a las llamadas al 911 que algunas personas no se molestaron en llamar.
La pandemia ha complicado las cosas. El crimen, en una trayectoria ascendente este año, pareció detenerse inicialmente en marzo a medida que más personas se quedaban en casa. Pero se intensificó durante la primera semana de abril, con ocho homicidios y 27 tiroteos no fatales.