Estado

'Descuartizador' de Barbarita esperó 12 años por sentencia

Abogado asegura que el joven sólo fue un 'chivo expiatorio' del sistema, al que le 'urgía' encontrar un culpable

Salud Ochoa
El Diario de Chihuahua

domingo, 02 junio 2019 | 12:01

El Diario de Chihuahua

Chihuahua— El 20 de marzo del 2007, Jesús José García Gándara fue detenido como presunto responsable del asesinato de la niña Bárbara Batalla Alvarado, una pequeña de 4 años raptada en el exterior de su domicilio ubicado en la colonia Infonavit San Uriel de Parral, y posteriormente asesinada y descuartizada.

Doce años más tarde, el pasado 26 de marzo de 2019, Jesús José apenas recibió la sentencia por parte de un juez, quien inicialmente decidió que fuera de 30 años en prisión pero que se redujo a 12 años por ser inimputable según consta en el expediente del caso. 

Con más de una década en reclusión, Jesús fue violentado en sus derechos constitucionales al esperar durante años una sentencia que cumplirá en tres meses. 

“La tardanza en la sentencia viola la Constitución”, señala el abogado penalista Israel Torres y explica que la Carta Magna de los mexicanos dice que la impartición de justicia debe ser pronta y expedita, aún en el sistema tradicional de justicia, bajo el cual Jesús José fue juzgado, que exige la “prontitud” en la emisión de una sentencia que no debe ir más allá de tres meses. Jesús José esperó doce años. 

El 1 de septiembre próximo el joven de ahora 31 años, saldrá en libertad con una serie de interrogantes respecto a su futuro pero particularmente respecto a su inocencia. Su responsabilidad en el asesinato de Barbarita –ocurrido el 14 de agosto del 2006— nunca fue probada de manera contundente y a pesar de habérsele dictado auto de libertad en algún momento, “las órdenes de arriba”, según dice su abogado defensor José Luis Castruita, eran mantenerlo tras las rejas donde a la fecha permanece en la Unidad de Bajo Riesgo –UBR- de Chihuahua. 

“El caso ha estado plagado de irregularidades desde el principio y mi defendido es sólo un “chivo expiatorio” que la autoridad –en su momento- utilizó para calmar el reclamo social por el horrible crimen de la pequeña”, dice José Luis Castruita y asegura que la defensa logró en su momento “tumbar todas las supuestas pruebas incriminatorias”, pero a pesar de ello, Jesús José continuó preso en el área de inimputables siendo ésta la primera de las múltiples inconsistencias ya que, en un principio “la propia exprocuradora Patricia González aseguró que aunque el acusado tenía retraso mental era totalmente imputable”. 

El abogado dice también que la prueba en la que basaron todo el caso, son los nudos que Jesús José hizo en bolsas de plástico durante una pericial practicada en las instalaciones del C-4 y que la autoridad aseguró, correspondían con los nudos encontrados en las bolsas donde se hallaron los restos de la víctima. Pero, insiste el defensor, “cuando las bolsas con los restos de la niña fueron encontradas estaban abiertas y fueron los policías quienes hicieron los nudos”. 

Además, “las declaraciones de los testigos fueron de una contradicción a otra, igual que la actuación de la autoridad”.

Inconsistencia de periciales y conjeturas como pruebas

Bárbara Jazary Batalla Alvarado tenía 4 años cuando desapareció de afuera de la casa de su abuela –ubicada en la colonia San Uriel de la ciudad de Parral- el lunes 14 de agosto del 2006 alrededor de las 16:00 horas. Nadie supo de ella hasta la tarde del viernes 18 agosto de ese año cuando, en una casa ubicada en la manzana de enfrente donde la niña vivía, apareció la primera parte de sus restos en una bolsa. 

Al día siguiente, el sábado 19 de agosto, apareció la segunda bolsa que contenía los brazos y piernas de la menor. Estaban en la azotea de una vivienda y otra parte cayó al patio. Todo en el mismo sector. Lo anterior, según el abogado Castruita, “indica claramente que la niña nunca salió de la colonia y fue asesinada en el mismo sitio”. 

Durante el lapso en el que la menor estuvo desaparecida, hubo una búsqueda exhaustiva por parte de la Policía, en la que incluso intervinieron militares utilizando perros adiestrados y gente de la sociedad civil. No encontraron nada. 

Luego del hallazgo de los restos, la abuela biológica de Bárbara –Baudelia Alvarado- declaró que el día 18 de agosto, un rato antes de que encontraran la primera bolsa, afuera de la casa estaba un individuo que los veía de manera muy sospechosa y se reía aunque no le alcanzó a ver bien la cara. Posteriormente, dicho sujeto sería identificado como Adán Quintero alias “El Huevo”. 

Con base en eso, dos meses después, en octubre del 2006, Quintero fue detenido y la autoridad presentó una foto a los abuelos de la niña quienes, según se asentó en el expediente, declararon: “sin temor a equivocarme esta persona es el sospechoso que se encontraba afuera de la casa”. Quintero sin embargo, fue puesto en libertad porque –dice Castruita- “probablemente acreditó alguna coartada pero eso no aparece en el expediente”. 

El 20 de marzo del 2007 la policía detuvo a Jesús José García Gándara sin tener una orden de aprensión, le tomaron unas fotografías y se las mostraron de nueva cuenta a Baudelia y su familia, quien repitió exactamente la misma declaración: “sin temor a equivocarme esta es la persona que se encontraba afuera de la casa”. 

Esa declaración, argumenta el abogado, “no tendría que haber sido válida porque era contradictoria”. Luego de su detención, agrega el entrevistado- Jesús José fue sometido a una serie de exámenes, lo hacen declarar como testigo sin hacerle valer sus derechos porque “allí él supuestamente se estaba declarando culpable aunque sabemos que esa declaración le fue hecha solo para que él firmara porque también sabemos que tiene retraso mental”. 

Posteriormente –señala- fue trasladado al C-4 donde, el 27 de marzo, le practicaron dos exámenes periciales: uno de lateralidad donde se dictaminó que en la mano izquierda tiene una movilidad de aproximadamente un niño de 5 a 6 años y en la derecha de 8 a 9 años. El otro peritaje consistió en ponerlo a hacer nudos para determinar –según la procuraduría– si los nudos que aparecieron en las bolsas fueron hechos por él. 

“Esa pericial es absurda y ridícula”, dice Castruita porque cuando encontraron la bolsa –dato asentado en el expediente–, la mujer que la encontró le avisó a una vecina y esta abrió la bolsa, luego le hablaron a la policía y fueron ellos quienes hicieron los nudos. 

“Esa fue la prueba más contundente que se presentó en su contra” señala y agrega que si se analiza jurídicamente, “en realidad no hay ninguna prueba contundente son solo una serie de conjeturas en las que ellos se basaron para acallar a la opinión pública que exigía justicia por la forma totalmente inhumana de la muerte de la niña sin contar con que era época electoral”. 

Lo curioso es, dice Castruita, “que el examen de los nudos empezó a las 14:15 horas de la tarde en las instalaciones del C-4 y si se toma en cuenta la torpeza del acusado, este debió tardarse un promedio de 45 minutos en esa diligencia pero, más curioso resulta, que ese mismo día hay una diligencia firmada en Parral a las 15:05 horas de la tarde donde se tiene a mi defendido allá, ratificando su declaración que rindió como testigo pero ya como imputado y mi defendido no tiene el don de la obicuidad por lo que es imposible que pudiera estar al mismo tiempo en Chihuahua y en Parral”.

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