PUBLICIDAD

Estado

Ivette, una chihuahuense en Ucrania

Bombas, tanques y la decisión de dejar todo

Yo me enfoqué a buscar ropa abrigadora ya que estaba haciendo mucho frío, recuerda

Efrén Guzmán De la Rosa
El Diario de Chihuahua

miércoles, 16 marzo 2022 | 11:49

Cortesía | Durante los bombardeos se refugiaban en el metro junto con su mascota

PUBLICIDAD

Chihuahua.— En sólo 24 horas, Ivette Rossano y su familia tuvieron que tomar la decisión de abandonar todo lo que tenían en Ucrania. Su departamento, ropa y todo lo que componía su hogar quedó atrás.

Los bombardeos en la capital Kiev empezaron el jueves 24 de febrero por la madrugada, el viernes 25 los tanques rusos estaban ya a dos horas del lugar en el que vivía la chihuahuense.

Ivette tiene muy presente la cronología de cómo pasaron los hechos de los primeros ataques de Rusia. A las 5:10 de la mañana más o menos empezaron a caer los misiles, para las 11 emitieron la primera alerta de bombardeos. A esa hora Ivette y su familia ya estaban en el metro de Kiev por primera vez. 

Después de 3 ó 4 horas regresaron a casa donde estuvieron unas tres horas. Otra alerta y deciden regresar otra vez al metro para pasar la noche. “Después de eso dejamos el búnker del metro como a las siete de la mañana del día viernes; regresamos a casa y decidimos desayunar, en eso empezamos a recibir videos de que había tanques de guerra y militares a dos horas de aquí”, recuerda.

“Cuando me desperté con las primeras explosiones no tenía ni idea de lo que estaba pasando, supongo que nadie. Los estallidos de misiles son intensos a pesar de que se escuchaban lejos de donde estábamos. A varios amigos que vivían en la zonas más de donde estallaban les temblaban los vidrios y cimbraban sus casas”, narra la chihuahuense.

Fue entonces cuando decidieron abandonar su casa, “porque una cosa es que tengas ataques aéreos, y otra cosa es que ya empiezas a tener vehículos militares, incluso yo tomé un video en el que se ven tanques de guerra frente a mi casa y me pregunté: ¿qué estamos haciendo aquí?”, recuerda Ivette.

Se coordinaron entonces con otros mexicanos para salir en un miniconvoy de cuatro vehículos con destino a la frontera con Rumania. A partir de la hora en que acordaron partir, sólo tuvieron media hora para juntar lo que iban a llevar en el camino.

“Yo no me quería ir sola y por eso preferí que nos fuéramos juntos con los otros mexicanos en los carros. Mi esposo se enfocó en buscar documentos que fueran esenciales; yo me enfoqué en buscar ropa abrigadora ya que estaba haciendo mucho frío”, relata.

“Por eso llegamos aquí con puros suéteres, chamarras y botas para la nieve, que al final nos sirvieron porque todos los utilizamos mientras estuvimos en la fila en espera de pasar la frontera con Rumania”, señala.

“Después, y por alguna razón que desconozco, tengo esta obsesión con los calcetines, y pues no sé por qué yo pensaba que los calcetines eran importantes, pero creo que lo que más traje son calcetines”, dice.

Los suéteres se convirtieron en algo básico para sobrevivir, porque sabían que iban a tener que dormir en el metro o en cualquier lugar que fuera necesario y que sirviera como búnker.

“No me siento ucraniana, pero sí empatizo mucho con la situación por la que están pasando. Sea por lo que nos tocó vivir, por mis amigos y por la gente que estimo mucho y que ha sido esencial en mi vida. Todos mis amigos ucranianos son una pieza clave en mi adaptación a su cultura que, sin ellos, yo no hubiera tenido este año que tuve”, asegura.

“Le tengo un gran aprecio a Ucrania, ese país me dio mi esposo a mi hijo y es un lugar muy interesante, porque la ciudad es muy bonita y con muchísima historia, es una verdadera lástima que esté pasando por esto de la guerra”, lamenta.

Considera que su historia de amor la llevó hasta donde está ahora. Conoció a su esposo en Toronto, Canadá, por medio de una amiga. “Un día Misha me mandó un mensaje por Facebook y me pareció extraño, pero empezamos a platicar y unos meses después vino a México para conocernos”, relata.

“Nos casamos por Zoom en el 2020 porque se canceló la boda debido a la pandemia. Fue en noviembre del 2020 y sólo asistieron siete personas vía Zoom. Y en el aire queda la idea de casarse bien, pues sí, ya cuando todo esto sea diferente y tengamos el ánimo para una fiesta”, afirma.

Al que más se le ha complicado vivir en Chihuahua es a su esposo, pero al revés que a ella cuando llegó a Ucrania. “En Chihuahua para todo requieres un vehículo, si no tienes un carro la pasas muy mal”, dice, y agrega, “a mí me pasó al revés cuando yo llegué a Ucrania, porque allá no teníamos carro.

“Para mí en Ucrania fue: ¿por qué no tenemos carro? Y no teníamos carro porque no necesitas un carro allá, el sistema de transporte público es de primera, es muy fácil andar en transporte público, o en un taxi, y aquí en Chihuahua es muy complicado andar en el transporte público”, dice.

Su marido, su hijo y su cuñada están entusiasmados en aprender el español, “van a empezar sus clases y estimo que en dos o tres meses ya van a hablarlo, que no es lo que puedo decir de mí, porque el idioma ruso es muy complicado”.

Refirió que a su familia le sorprendió el frío de Chihuahua. “Qué chistoso, venimos de la nieve y me dice mi cuñada: pero ¿que no íbamos a México porque hacía calor?”, relata.

Y agrega “tendremos que planear si vamos a quedarnos permanentemente en México y cuál es el plan, pero de momento pensamos que esto es temporal y en un máximo de tres meses todo esto pasará y podremos regresar todos a nuestra casa”.

Ivette continúa en contacto con sus amigos que salieron de Ucrania, y dice que todos tienen la intención de regresar a su país. “Y más ahora, que se va a necesitar reactivar la economía, creo que Ucrania va a necesitar que todos regresemos para ver de qué manera apoyamos”.

Para finalizar, manda un mensaje: “Que no se nos olvide a toda la gente que hay quien sigue sufriendo en estos momentos y que requiere de nuestro apoyo”.

“A los que puedan donar para el ejército ucraniano, o todas estas organizaciones que están apoyando a mujeres que están en algún lugar de Europa con sus niños y no pueden salir. Hay muchas organizaciones que están apoyando que lo hagan, que no se nos olvide que están muriendo hombres, mujeres y niños por la locura de alguien”, afirma.

Y recuerda que hasta ayer, van 20 días desde que empezó la invasión de Rusia a Ucrania. Y sigue contando.

PUBLICIDAD

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

close
search