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Opinión

Sociedades de ‘inversión’: espejismos peligrosos

Como el Covid que si no te pegó a ti, le dio a un familiar o a un amigo cercano, estas 'casas de inversión' son una pandemia

José Luis García / Analista

lunes, 15 enero 2024 | 06:14

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Ciudad de México— Lo puse entre comillas: “inversión”. Hace unas semanas, en un grupo de amigos  que se compone de diversas profesiones y oficios, alguien comentó el tema de las últimas noticias sobre las sociedades que ofrecen rendimientos estratosféricos y la reacción fue unánime… ¡son espejismos!

Pero cuando te vas dando cuenta de que, como el Covid que si no te pegó a ti, le dio a un familiar o a un amigo cercano, estas “casas de inversión” son una pandemia que requiere no sólo de la atención de los especialistas financieros, sino de una campaña de prevención urgente. 

Las famosas sociedades de inversión que ofrecen rendimientos arriba del 10 y hasta el 50 por ciento, representan un peligro no solo para los grandes capitales, sino para personas que, atraídas por los ofrecimientos enriquecedores, entregan ahorros y hasta venden su única propiedad con tal de obtener beneficios inmediatos.

El ejemplo está más que documentado: Pegaso fue el primer escándalo que nació en Chihuahua, hace 30 años, concretamente en Parral, y en el que cayeron como incautos miles de inversionistas que le apostaron desde un mil y hasta millones de pesos. 

Esa estrategia piramidal, que consistía en meterle dinero y atraer a otros incautos con la promesa de elevar los rendimientos, fue creciendo a tal grado de que para los operadores “financieros” fue imposible sostener, pues en aquél famoso Pegaso, los iniciadores crearon empresas como mueblerías, pero jamás lograron cumplir las promesas de beneficios mensuales.  

A lo largo de estas tres décadas fueron apareciendo más y más “empresas” con sofisticados sistemas de engaño, para atraer y atrapar incautos con el garlito de hacerse ricos más rápido que en una institución bancaria. Lo más delicado y extraño, es que no existe o no quiere aparecer, ninguna institución que frene o al menos prevenga de estos fraudes que han dejado en la calle a miles de personas. 

Porque resulta sospechoso que a la vista de todos, de forma por demás descarada, se instalen “empresas” que ofertan sus beneficios sin que nadie revise o acuda a esas instalaciones a verificar que lo ofrecido sea real. Vamos: ¿en dónde está o qué diablos hace la Comisión Nacional Bancaria y de Valores? 

Tiene que detonar el escándalo para que las autoridades intervengan, cuando ya sabemos, por experiencia, que las inversiones piramidales siempre serán un problema para los inversionistas, no se diga aquellas que, con letras chiquitas en los contratos, le dicen a los dueños del dinero que van a invertir bajo su riesgo. 

Una de las principales respuestas que he obtenido cuando pregunto por qué invertir en esas empresas de alto riesgo, es que se trata de “ambición”. No estoy en contra, pero tampoco coincido del todo, porque lo mismo han metido  ahí dinero gerentes de empresas de gran renombre, como modestos empleados de una maquiladora, jubilados o personas que vendieron su casa para generar más recursos en corto tiempo.

 Todos sabemos de casos donde personas de la tercera edad pidieron un préstamo al banco, con las escrituras de su modesta vivienda de por medio, con tal de obtener los beneficios que jamás llegaron. Estas personas se quedaron en la calle, literalmente, con la deuda en el banco, y sin dinero para sostenerla. 

Otros más retiraron sus ahorros en instituciones bancarias para “invertir” en Aras o como quiera que le llame y tener más billetes a corto plazo, pero jamás llegaron, ni llegarán porque ahora o gastan sus pocos recursos en un juicio legal, o de plano se quedaron en la ruina.  

Porque hay otra variable: si usted tiene en un banco establecido sus ahorros, por cada mil pesos le dan 8 centavos diarios si no es que menos; si una empresa de espejitos le jura que por esos mil pesos le darán cada día 10 pesos, entonces es obvia la respuesta. El monopolio de las inversiones también es un grave problema. Un ahorrador bancario, con dos mil pesos, recibiría mensualmente un peso de intereses. Aras y todos los demás que están en medio del escándalo prometen las nubes por ese dinero invertido, pero el riesgo es gravísimo. 

Pero mientras nadie haga algo de manera preventiva, mientras se sigan tolerando estas sociedades “de inversión” y, como las drogas, mientras haya consumidores, habrá vendedores. Estamos frente a espejismos que están dejando en la ruina no solo a grandes inversionistas, sino a incautos ahorradores que buscaban un peso más y se quedaron con miles menos. 

Además de los vendedores de espejitos que ya encandilaron a miles de personas, ¿vendrán otros? Al tiempo.

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