Opinión

Sexo en el trabajo

Impacto diferenciado se le llama a la categoría de análisis o 'perspectiva' que nos ayuda a identificar cómo un mismo...

Santiago González
Analista

sábado, 18 mayo 2019 | 06:00

Impacto diferenciado se le llama a la categoría de análisis o “perspectiva” que nos ayuda a identificar cómo un mismo fenómeno afecta distinto a personas con diversas características, como género, niñez y discapacidad. Un ejemplo que utilizo para aterrizar el concepto en los cursos que tengo oportunidad de brindar es que sin previo acuerdo de los y las participantes le pregunto a un hombre: ¿qué pasaría si a las 12 de la noche caminara por una calle obscura de la colonia más peligrosa de la ciudad?, la respuesta inmediata suele ser: “Sería asaltado”. Cuando se le realiza la misma pregunta a una mujer la respuesta siempre es: “sería asaltada, violada y tal vez asesinada”, pero si este ejemplo deja lugar a hipótesis diversas utilizo otro, le pregunto a un hombre: ¿qué le pasaría si va caminando por la calle y llueve?, la respuesta hasta en un tono de obviedad es: “Me mojo”. Cuando esta misma pregunta se le realiza a una mujer me contestan: “Se me puede transparentar la ropa o pegar al cuerpo con el agua y ser acosada en la calle”, es decir, la misma situación hasta en estas minucias nos afectan de forma distinta, en tal sentido tener “perspectiva” significa ver el impacto diferenciado en temas mucho más serios como leyes, políticas, actividades productivas y usos sociales. 

Aprovechando que tengo su atención por lo sugestivo del título de este artículo y que en cierta forma le traje con engaños, quisiera abordar el tema del trabajo y como existen problemáticas que afectan distinto dependiendo del sexo o el género del trabajador o trabajadora, es decir existe un impacto diferenciado de problemáticas laborales.

No hay espacio para abordar debidamente, pero debemos saber que las mujeres enfrentan el mayor porcentaje de desempleo; menor ingreso en promedio general por el mismo trabajo; mayores jornadas; segregación ocupacional, es decir ocupan los trabajos peor pagados, los mejores empleos para una mujer están en temas de salud y enseñanza; brecha salarial estancada desde hace cinco años; menor indicie de emprendimiento empresarial y menor ocupación de puestos de dirección; infrarrepresentación en el ámbito político, aun y con las cuotas de género. Datos fatales pero corroborados mediante la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi y la Organización Internacional del Trabajo.  

Pero uno de los problemas más agudos y detestables que sufren actualmente las mujeres en sus fuentes de trabajo es el acoso u hostigamiento sexual, que ante la endeble estructura de derechos laborales y deficiencias de las instancias que los defienden, así como el panorama de oportunidades ya señalado se convierten en víctimas cautivas de la necesidad. El acoso sexual laboral es un abuso de poder y de las necesidades de las mujeres, porque el agresor se aprovecha de su jerarquía y facultades en relación de la subordinación y necesidad de la víctima.

Pero el acoso no sólo termina en el abuso, hay afectaciones graves a la salud de la víctima, física y psicológica, deterioro del ambiente laboral, promueve el ausentismo, disminuye la eficiencia de empresas e instituciones. Según la Organización Internacional del Trabajo el 25 por ciento de los despidos o renuncias en mujeres se debe al acoso de carácter sexual o lascivo.

Con lamentable frecuencia se escucha casi en tono de secrecía de personas que acosan a compañeras en cantidad de instituciones públicas, que piden favores sexuales, que sugieren salidas a comer o a pasear y cuando estas son rechazadas se tornan en hostigamiento, humillación, restricción de beneficios o prestaciones. 

Ante esta problemática se han iniciado campañas que terminaron en carteles como aquel que está en cada oficina pública y que dice “que no te cueste trabajo ir a tu trabajo, alto al acoso sexual”, carteles que seguro han sido testigos mudos de infinidad de acosos. Es como hacer sin esperar que nada cambie, simular, porque sabemos que si le entramos a destapar la cloaca del acoso sexual tan sólo en las instituciones públicas no sabríamos qué hacer con el alud de casos y en cambio sólo le rociamos aromatizante a la alcantarilla.

Urge un programa real de investigación de las condiciones de trabajo para la detección, atención y sanción del acoso sexual, urgen mecanismos seguros para denuncia del acoso y que este no termine con el despido de la víctima, urge tener seguridad y derechos laborales y que esto principalmente no se termine en programas formales y rutinarios que no detectarían un caso ni aun y que les pegara en la cara.

¿Quién va a tomar al toro por los cuernos, al agresor por los huevos y castigarlo como se debe, con cárcel? ¿Qué político va a tomar el tema para algo más que hacerse publicidad con sus acciones mediáticas? Emprenden acciones con la misión y objetivo de sacar una bonita nota y cumplida la meta se lanzan a la siguiente, dejando acciones a medias. 

Si tú que lees te sientes un galán con tus compañeras subordinadas y castigas a las que no te siguen el juego, quiero que sepas que te detesto.       

   

Notas de Interés

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