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Opinión

OPINIÓN

Lo usan y el ingeniero se deja usar...

Su popularidad indiscutible no blindó en 2016 a 'Teto' Murguía para evitar ser hundido en el fondo del océano por las decenas de miles de votos, obtenidos no sin sorpresa para el respetable por el entonces novato en la política, Armando Cabada

LA COLUMNA
de El Diario

domingo, 05 julio 2020 | 06:00

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-Lo usan y el ingeniero se deja usar...

Su popularidad indiscutible no blindó en 2016 a  “Teto” Murguía para evitar ser hundido en el fondo del océano por las decenas de miles de votos, más de 100 mil contantes y sonantes, obtenidos no sin sorpresa para el respetable por el entonces novato en la política, Armando Cabada.

La Tetocumbia, la Pechocha, los Tetochistes de dudoso gusto aplaudidos a rabiar en la periferia; y aun los buenos resultados obtenidos por la importación de Julián Leyzaola para contener a los delincuentes desde los más chiquitos hasta los más poderosos, fueron derrotados por los baches, la carencia de alumbrado, los retenes “antiebrios” y un desgaste natural alargado a dos períodos como alcalde de Murguía Lardizábal.

Hasta ahí llegó la historia política del exalcalde priista en esta frontera. Retiró sus arriba de 60 años de edad de ese mundo al que muchos ven desde fuera como un ejercicio del diablo que excepcionalmente resulta positivo para la sociedad, sea en México o sea en cualquier otra parte del mundo.

Pero Murguía se fue al retiro con un trauma, con una daga clavada en el 2010. Fue derrotado por la audacia y conexiones quirúrgicas exitosamente operadas por César Duarte Jáquez.

El ballezano había comprometido su apoyo de la candidatura a gobernador precisamente a “Teto”... siempre y cuando su propio proyecto no “prendiera”. 

“El ingeniero Murguía” había logrado sacar su popularidad de Juárez y permearla entre el priismo de todo el estado. Coronó su precampaña con dos magnos eventos en la ciudad de Chihuahua y en Juárez con asistencias de grandes empresarios y jerarcas eclesiásticos como cerezas del pastel. Tocaba con sus manos Palacio de Gobierno ya en la bolsa.

Traía “Teto” las firmas en cuantas copias fueran necesarias inclusive de los afamados “sectores” del partido. De la CTM Jorge Doroteo Zapata era huésped frecuente de Tetolandia.

Transpiraba Murguía confianza, exceso de confianza, pero en el estómago le hormigueaba la duda sobre Duarte porque no había logrado que “jurara bandera” en su equipo. Finalmente el de Balleza le informó que también buscaría la postulación, bajo cualquier procedimiento de elección interna.

-Ni te metas César, ya tengo 100 millones para una precampaña completita, le dijo quizá en tono de broma Teto. Quiso amilanarlo con su otra fama, la de cabrón.

-Pos yo no tengo tanto, nomás 20 millones pero yo sí los meteré todos, respondió Duarte también quizá en broma. El mensaje en la respuesta sin necesidad de explicación.

El de Balleza simuló algo de trabajo y presencia entre las bases tricolores chihuahuenses. No necesitó gastar ni un millón; no en Chihuahua. 

Sacó su apuesta fuera del estado y la colocó al 200 por ciento entre la jerarquía nacional priista. Desde la Ciudad de México le fue entregada la nominación en charola de plata muy al estilo del Revolucionario Institucional, un ejercicio que seis años más tarde repetiría pero en el bando del PAN el hoy gobernador, Javier Corral, en un escenario también casi idéntico pero con más jugadores en la precandidatura: Juan Blanco, Carlos Angulo, Teresa Ortuño...

***

Aquel 2010 descuidó fatalmente “Teto” el flanco de la Ciudad de México. Nunca contó con la astucia de Duarte ni tomó en cuenta la integralidad en los usos y costumbres tricolores.

Hace cosa de un mes al fin germinó en el “corazoncito grasosito” de Murguía una microsemillita que hace al menos desde un año le fue sembrada por un grupo de prehistóricos priistas experimentados en muchos triunfos pero también en superar derrotas.

Esos tricolores primero revisaron el escenario nacional, luego el estatal; concluyeron que si bien Morena anda arriba en las encuestas poco a poco van bajando junto con la calificación de su jefe AMLO, que Javier Corral representa una gigantesca carga negativa para el PAN; que para los independientes ahora más que nunca está de subida en particular porque “El Bronco” Rodríguez redujo la marca a cenizas, y que por lo tanto el PRI respira lo suficiente como para creer en el triunfo en el 2021.

En ese análisis arácnido quedó envuelto “Teto”. Finalmente dijo sí a sus angustiados promotores. Hace una semana cruzó Samalayuca, se pasó de largo la ciudad de Chihuahua “y se destapó” en Cuauhtémoc con un montaje portátil de un solo actor, él. No despeinó a nadie de quienes buscan la gubernatura en el 2021; vaya, ni a su paisano el independiente alcalde juarense Cabada. Dos o tres comentaristas reseñaron el hecho.

Manejó su salida a oscuras en parte para “medir el agua a los camotes” y esencialmente porque ingresó a la precampaña por la puerta de atrás de su partido, en un error muy semejante al cometido en 2010 pero ahora desdeñando a la dirigencia del PRI en el estado. 

Parece inaudito pero así es. Aún con todas las desventajas en su contra, un Cabada encarrerado, un Pérez Cuéllar también ya a toda velocidad, una Maru Campos a kilómetros adelante de sus contrincantes blanquiazules, un Juan Carlos Loera sin descanso ni los fines de semana, “Teto” aceptó el madrinazgo de Graciela Ortiz como supuesta autoridad en el PRI nacional, se colocó en el arrancadero y ni por Whatsapp avisó que ingresaría a la competencia a Omar Bazán, su celoso y enérgico presidente del partido en el estado, que ha demostrado su carácter conteniendo a influyentes priistas sábelotodo y enfrentando con éxito a los abusos y arbitrariedades del nuevo amanecer en Palacio de Gobierno.

Deben ser mencionadas esas características políticas de Bazán para comprender la dimensión del error no nada más de Teto sino de quien le está dando cuerda, la exsenadora e integrante del PRI nacional, Graciela Ortiz, a quien suponíamos operadora en primera línea junto con el presidente estatal priista.

De hecho algo nos perdimos en esa relación. Sabíamos del acuerdo entre ella y él, donde ella sería la candidata a gobernadora; y de no ser ella, sería Bazán, pero la sorpresa sobre la llegada de “Teto” respaldado por Graciela y sin aviso al “aliado” nos lleva a concluir que cambiaron de plan, creyendo que desde México recibirán la bendición de Alejandro, “Alito” Moreno, líder del PRI nacional y jefe directo de Graciela.

“Lo usan y el ingeniero se deja usar”, han dicho quienes conocen bien al PRI en la entidad y saben el significado de cada movimiento. En realidad buscan diputaciones plurinominales federales o locales quienes apoyan a “Teto”, aseguran.

La constante transformación del PRI y las actuales condiciones políticas en el estado ya descritas hablan por sí solas de una fuerte diferencia con el 2010 cuando Duarte se apropió la postulación en la Ciudad de México.

Ahora quien tiene el control del tricolor en la entidad es Bazán; un padrón interno modesto pero manejado por él y por su equipo; la gran mayoría de los presidentes (as) de comités municipales son ya sus aliados incondicionales, etc. Es quien lleva la batuta en todos los sentidos. Observó de lejecitos y sonriente la caída de varios exgobernadores priistas en la telaraña de Javier Corral. Eso elevó sus bonos internos a nivel estatal y nacional.

Visto el panorama general, es indudable que Murguía arribó a la cancha del 2021 deslumbrado por el supuesto oro que brilla sobre las circunstancias a favor de todo mundo. No existe una tendencia firme que excluya a los principales anotados. Y no la habrá, al menos de aquí a diciembre.

Pero la víspera habla de los días. Habrá sido el entumecimiento, la distancia con el sentido común o inclusive una mera salida de prueba; cualquiera que haya sido la razón no ayuda al precandidato a que su ejercicio adquiera calidad siquiera de petate del muerto porque intenta colarse por la puerta de atrás y en contra de un poderoso que no soltará las canicas de las decisiones porque ha ratificado la disciplina de sus bases operativas.

Empezar el día con el pie izquierdo no es buen augurio, repiten los adivinos.

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