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Opinión

OPINIÓN

Corren con todo y archivos de Cambio 16

Tiene razón el secretario General de Gobierno, Luis Fernando Mesta, en oponer resistencia a entregar la administración a los ganadores de la gubernatura encabezados por María Eugenia Campos

LA COLUMNA
de El Diario

sábado, 19 junio 2021 | 06:00

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-Corren con todo y archivos de Cambio 16

-Exhiben su ignorancia con golpeteo a Maru

-Cruz de alcalde, Loera regresa a su curul

-Diseñadores crean el ‘maratón de-s-obras’

Tiene razón el secretario General de Gobierno, Luis Fernando Mesta, en oponer resistencia a entregar la administración a los ganadores de la gubernatura encabezados por María Eugenia Campos.

Tenemos frente al equipo que recibe a un César Jáuregui, a una Clara Torres, a Lilia Merodio... a Luis Serrato. Ninguno ingenuo, todos conocedores de la administración pública en general.

Y tan importante como esa expertiz resulta el conocimiento detallado que tienen de los que se van. Saben que son auténticas fichitas y deben ser volteados al revés para que no se lleven más de lo que ya cargaron; más todavía, para que devuelvan lo que han acumulado a costa del erario.

Para Mesta y todos los que se van es fundamental ganar tiempo. De ahí que aplazaron hasta julio el proceso formal de entrega recepción. De poco les servirá, solo con la información pública, los movimientos de ingresos y egresos, la obra pública tirada, los representantes del nuevo gobierno tendrán para sacar las primeras conclusiones durante lo que resta de junio.

Julio y agosto serán devastadores para los que han navegado hasta el momento con bandera de honestos, el gobernador, Javier Corral; el secretario General de Gobierno, Luis Fernando Mesta; el secretario de Hacienda, Arturo Fuentes Vélez; la fiscal Anticorrupción, Gema Guadalupe Chávez; el fiscal General, César Peniche; el secretario de Obras Públicas, Gustavo Elizondo; el coordinador de Comunicación Social, Manuel del Castillo y toda su pandilla de operadores.

Ayer mismo fueron observados empleados gubernamentales sacando velozmente de Palacio de Gobierno diablitos con cajas de archivo bajo la identificación de Cambio 16, el periódico impreso corralista que fracasó al poco tiempo de ser circulado, pero en el cual fueron sospechosamente gastados varios millones de pesos.

Todo eso, ni un centavo, escapará a los sabuesos soltados por Maru contra su enfermizo perseguidor, el gobernador que va de salida y se ha resistido a la entrega de los bienes que son públicos.

***

Al líder nacional de Morena y al reelecto coordinador de los diputados federales, Mario Delgado e Ignacio Mier, los agarró fuera de base el anuncio de Juan Carlos Loera de que habrá de solicitar juicio político contra la gobernadora electa Maru Campos.

Más de una semana después de la elección, el morenista dio a conocer por fin su postura final en torno al triunfo legal de la panista.

Lo hizo el martes desde aquí, cobijado por sus leales, algunos de los cuales sí ganaron sus respectivas batallas en los distritos electorales.

Entre el repartidero de culpas que echó Loera de la Rosa no pasó por alto una de las acciones que anunció al erigirse como el principal opositor que tendrá la administración de Campos Galván.

Dijo que pediría a los diputados federales de Morena –no se sabe si a los actuales o a los próximos, aunque casi serán los mismos- proceder contra Maru desde San Lázaro, por el sui géneris estatus que tiene: ser gobernadora electa y a la vez estar sometida a proceso penal; ambas cosas por gracia del corralismo.

Tardó bastante tiempo en llegar la noticia a las oficinas de Delgado y su incondicional Mier, que lo relevó como líder del rebaño morenista. Ni Loera ni su equipo tocaron base en México para cabildear la ocurrencia con quienes dirigen la mayoría de la Cámara de Diputados.

Pues bien, cuando supieron del anuncio de Loera no se animaron a desconocer públicamente cualquier acción contra Maru, pero sí mandaron recomendación a Chihuahua para que el excandidato y su gente no exhiban su ignorancia de la labor legislativa.

Si Campos estuviera acusada de algún delito federal, como quiera se podría hablar con la Fiscalía General de la República (FGR) para que promoviera un juicio de procedencia, porque los diputados no tienen facultades para ello, eso se reserva exclusivamente a la FGR. Pero nada, nada de Maru está en la cancha federal. Nada.

Tendría que ser, en todo caso, sometida a un proceso en el Congreso del Estado, pero hasta en México saben que eso también es imposible, no tanto por falta de mayoría morenista, sino porque no hay Ley de Juicio Político en Chihuahua. Fue abrogada por inconstitucional hace meses. Otra herencia maldita de las obsesiones corralistas.

Quedó así el anuncio como un malísimo chiste, incluso para los mandones morenistas que, como Andrés Manuel, también están felices, felices por su triunfo en 11 estados… y casi ni se acuerdan de Chihuahua.

***

Por cierto, 12 días después de las elecciones Cruz Pérez Cuéllar recibió ayer su constancia de mayoría, que lo convierte oficialmente en alcalde electo de la frontera. Era el último presidente municipal que faltaba en ser reconocido, pese a la enorme diferencia de votos que quedó revelada desde el domingo 6 de junio en la noche.

En la entrega de la constancia que encabezó la presidenta de la Asamblea Municipal Electoral, Cecilia Sarabia Ríos, Pérez Cuéllar no desaprovechó para mandar un mensaje al morenismo.

Antes, muy civilizadamente agradeció a los demás candidatos que participaron en el proceso y llamó a la unidad a los juarenses, sobre todo a los que no votaron por él, a quienes ofreció encabezar una administración incluyente, abierta.

Luego, sin decir nombres, remató su discurso con su mensaje de saber perder y reconocer la derrota. Cuando él perdió su última elección, dijo, la misma noche reconoció que no era el favorecido porque así es la democracia, a veces se gana y a veces se pierde.

Para variar, a Cruz no lo acompañó el candidato derrotado a la gubernatura, Juan Carlos Loera, ni nadie de su gente, que ya andan en planes para buscar el control de Morena y de la representación federal en Chihuahua.

De entrada, se sabe que Loera ya tramita su regreso a la diputación federal por las últimas semanas de la legislatura, por lo que su suplente Jorge Villarreal Pasaret fue instruido a dejar la curul y las cómodas oficinas de San Lázaro.

***

Ingenio no les falta a los diseñadores oficiales para hacer añicos, con un simple juego de palabras, el logo del “maratón de obras” con el que Javier Corral se escuda para hacer su última gira por el estado antes de entregar el cargo a Maru Campos.

Le pusieron “maratón de-s-obras” (puede verse la imagen en versión digital de La Columna) a la ocurrencia del mandatario estatal, que está entre la simulación de grandes proyectos y el marketing exagerado de pequeños trabajos que son de rutina en el Gobierno del Estado, pero él, con una gira, finge que son de las obras que le cambian el rostro al estado.

Ni al caso reparar en la agenda de seis-ocho semanas que programó Corral Jurado para recorrer Juárez, Casas Grandes, Ojinaga, Cuauhtémoc, Uruachi, Maguarichi y otros municipios donde habrá de inaugurar algunas banquetas mal hechas y jueguitos en pequeños parques, para presumirlos como las grandes inversiones del quinquenio.

Lo que en realidad les llama la atención a los propios colaboradores estatales es lo que hay detrás de la repentina obsesión por la gira de despedida.

Está raro eso de dejar el golf y el tenis hasta las frescas 11 de la mañana, el encerrarse en su casa de Juárez desde el mediodía, cambiar el relax y los lujos por ir a las polvorientas calles de rincones apartados del estado.

Creen que en el fondo Corral no quiere estar en la capital del estado o desea estar lo menos posible en la ciudad. Si está se encierra a piedra y lodo en su despacho para no enfrentarse a la penosa realidad que se vive en el Palacio de Gobierno, donde crecen los lamentos cada vez que se paran por ahí los integrantes del equipo de transición.

Así, el supuesto maratón de obras (o “de-s-obras”) no es otra cosa más que el pretexto para estar lejos de Chihuahua en el momento político crítico de su gestión; en el peor escenario que se imaginaba, sin haber cumplido con eficiencia su trabajo y a punto de entregar a la que menos deseaba de sucesora.

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