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Opinión

5 razones del fracaso en la ruta troncal

La lógica es muy sencilla, las obras públicas deben direccionarse a las zonas más desprotegidas y con la población más vulnerable

Carlos Murillo
Abogado

domingo, 28 febrero 2021 | 06:00

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La ruta troncal ya es un fracaso de Javier Corral por cinco razones: primero, por la abrumante falta de legitimidad social, la gente todos los días ve que se tiró el dinero en construir una obra (innecesaria) en plena pandemia; segundo, por la pésima planeación, ya que no es una obra prioritaria para la ciudad; tercero, porque no hay presupuesto para concluir la obra; cuarto, por la ausencia de acuerdos con los transportistas que provocará una crisis política y; para acabarla de amolar, en quinto lugar, ya es un fracaso porque es el síntoma de la desesperación por mejorar un poco la pésima imagen pública del gobernador.

En este análisis no incluiré el malestar de conductores, negocios y habitantes afectados, que también es terrible. Ni tampoco agregaré otras hipótesis alarmantes, como las evidentes señales de que la obra magna es por el “año de Hidalgo” o que el gobernador perversamente ideó esto para ganar votos en la siguiente elección. Dejando de lado eso -por ahora-, vayamos a las cinco razones que he enunciado en el párrafo anterior.

En primer lugar, hablemos de la falta de legitimidad ante la sociedad. Una obra pública de esta magnitud -donde se invertirán más de mil millones de pesos- requiere de la aprobación de la mayoría, por una razón muy simple: vivimos en una democracia. Eso nunca sucedió, jamás le preguntaron a los sectores de la sociedad si querían o no la obra. El gobierno está desvinculado completamente del pueblo y el resultado es la total desaprobación. 

Quien no conoce su historia, está destinado a repetirla. En segundo lugar, el fracaso es inevitable porque esa obra fue planeada en 2001; por cierto, en aquel entonces se hicieron las primeras estaciones -que todavía están sobre el bulevar Zaragoza como un millonario elefante blanco-. Tras aquel intento del Concejo Municipal -que duró apenas 10 meses-, al cambiar de administración se sepultó el plan de transporte semimasivo por motivos políticos, la construcción se perdió y los camiones fueron abandonados, los pocos que se rescataron se usaron para todo, menos para el transporte público.

Una cosa es la obra pública y otra la pertinencia. La ruta troncal atraviesa cuatro tramos. El primero está en la parte vieja y abandonada del centro, por la 16 de Septiembre, donde quedan pocas familias. La segunda parte es por la avenida Paseo Triunfo de la República, una zona comercial donde hay tres hospitales públicos, pero con una cobertura de transporte público suficiente; siempre hay ruteras por ese sector. El tercer tramo es el más innecesario, se trata de la avenida Tecnológico, desde San Lorenzo, hasta el Parque Central, en esa zona hay varias maquiladoras (que tienen su propio transporte privado) y el Instituto Tecnológico, también con una amplia cobertura de transporte público que confluye en el Puente al Revés. Y, finalmente, el resto de la ruta, desde el Parque Central hasta conectar con el bulevar Zaragoza, donde hay alta densidad de población y, por lo tanto, una alta demanda de transporte público -también cubierta-.

Como hemos visto hasta aquí, la ruta troncal se va a empalmar con la red de transporte que ya existe; más de la mitad de la ruta troncal no tiene lógica en el 2021. Quizá hace 20 años se necesitaba, pero ni siquiera entonces era una prioridad.

La mayor necesidad de un transporte semimasivo está en el suroriente de la ciudad, en donde hay mayor concentración de población y de fuentes de trabajo, toda la zona de la avenida de Las Torres, hasta lo más profundo del suroriente, donde no hay suficiente cobertura del transporte público. 

La lógica es muy sencilla, las obras públicas deben direccionarse a las zonas más desprotegidas y con la población más vulnerable. Eso significa establecer prioridades con un sentido social. Esta ruta troncal pretende cumplir otros propósitos, distintos a las prioridades de la gente que más necesita.

En tercer lugar, va a fracasar, porque el Gobierno estatal no tiene el presupuesto para terminar la obra. El gobernador Javier Corral solicitó la autorización del Congreso local para pedir otro préstamo de mil 600 mdp en enero pasado, pero le fue negado. En la justificación, aparecía terminar la ruta troncal. Poco después, el Gobierno federal le adelantó participaciones por dos mil mdp al estado. Sin embargo, lo único que está haciendo el Gobierno estatal es jinetear el presupuesto. 

Javier Corral va a patear el bote de la deuda a la siguiente administración, con esto provocará el colapso de los servicios públicos al terminar su gestión en septiembre y la ruta troncal se va a quedar inconclusa.

En cuarto lugar, el gobernador Javier Corral no ha resuelto el tema sindical. Los transportistas son el último eslabón de la cadena, si no se cuenta con un acuerdo, entonces tendrán que imponer la ruta troncal por la fuerza. No dudo que quieran resolverlo a toletazos, con el autoritarismo que le caracteriza a Javier Corral. 

Pero hay algo que no habían calculado, el gobernador está en su punto más débil, le quedan seis meses de gobierno, pero apenas tiene una quinta parte de su poder, porque la sucesión ya está en marcha. Además, las evaluaciones ciudadanas lo ubican como el penúltimo gobernador en los índices de aceptación.

La gran pregunta es ¿por qué decidieron emprender la aventura de la ruta troncal? ¿Por qué no consensuaron la obra?, es más, ni siquiera la socializaron, ¿por qué empezaron si no tenían dinero para construirla?, y ¿por qué no hicieron un ejercicio sesudo para planificar la obra?

La respuesta es la quinta razón, la desesperación, la frustración del gobernador Javier Corral por ser señalado en foros públicos y privados, por amigos y enemigos, por las élites y por el pueblo, por todos, como inútil y holgazán. 

Para intentar quitarse esa imagen, Javier Corral -después de abandonar a Ciudad Juárez cuatro años-, quiere hacer todo lo que no hizo y suplir su ausencia con cuatro meses de obras caóticas. Sin embargo, le ganó el timming político, sus grandes proezas no verán la luz. 

La ruta troncal seguramente será inaugurada con un falso corte de listón, como lo hacen los políticos para ocultar sus fracasos. Pero la obra quedará abandonada igual que las estaciones que están sobre el Boulevard Zaragoza. No operará ni un día.

La candidata a la alcaldía Adriana Fuentes ha ido más allá, ha propuesto que se cancele la obra inmediatamente, lo que suena lógico, porque se trata de dejar de perder dinero en un proyecto mal planeado, sin legitimidad y poco funcional. Pero yo agregaría, además de cancelar la obra, hay que llevar ante la justicia a Javier Corral por tirar el dinero del pueblo. 

Lo que hizo Corral es igual o peor que la corrupción, pedir prestado para iniciar y pedir más para terminar hundiéndonos en la deuda pública, por una obra que no se necesita y no va a funcionar, mientas los hospitales no tienen medicinas, ni equipo para enfrentar la pandemia. 

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