Opinion El Paso

Postulación de Castro podría terminar pronto; su historia no

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Ruben Navarrette Jr. / The Washington Post

viernes, 22 noviembre 2019 | 06:00

San Diego— Julián Castro podría perder la nominación presidencial demócrata y seguir siendo un “ganador”.

¿Cómo es eso? Porque, como aprendimos cuando éramos niños en los diamantes de beisbol y las canchas de voleibol, lo que importa es cómo jugamos el partido.

Para Castro, el juego está terminando.  El ex secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano no pudo cumplir los requisitos de los sondeos para poder participar en el debate que se llevará a cabo en esta semana en Atlanta y que será transmitido por MSNBC.

Castro y algunos miembros de alto rango de su campaña reconocieron, anteriormente, que no existe una manera de llegar a la nominación para aquellos que no puedan calificar para los debates.

El postularse para presidente es algo muy difícil y – como ustedes se han dado cuenta con el actual ocupante de la Casa Blanca – la mejor persona no siempre gana.  En algunas ocasiones no se pueden recaudar los fondos suficientes, y los sondeos, votos o atención de los medios de comunicación no son favorecedores.

Todas esas cosas están conectadas. La gente no va desperdiciar su voto en alguien de quien los medios de comunicación dicen que no puede ganar porque no cuenta con los fondos suficientes, y la falta de entusiasmo se mostrará en los sondeos.

Castro tuvo que sufrir las tonterías de los reporteros anglosajones que lo confundieron con su hermano gemelo Joaquín, y en repetidas ocasiones le preguntaron por qué un Méxicoamericano de la tercera generación no hablaba perfectamente el español.

Tuvo que lidiar con los comentaristas y columnistas caucásicos que dijeron que quería una “frontera abierta” y lo criticaron por proponer que Estados Unidos “despenalizara” la entrada autorizada de inmigrantes.

Y también tuvo que soportar a los críticos y observadores políticos quienes – al tratar con los dos hermanos Castro y con el empresario asiático-estadounidense Andrew Yang – no pudieron entender el concepto de que un candidato que no era anglosajón y tampoco afroamericano pudiera enfrentar los desafíos.

La discriminación fue tan sutil que hasta uno la podría extrañar. Ahora sabemos por qué los dos partidos importantes nunca han incluido a un latino en la boleta presidencial, y dejemos a un lado la razón por la que el país nunca ha electo a un latino a la Oficina Oval.

Aun en el 2020, casi existe la certeza de perder la postulación a la Casa Blanca si uno no es un hombre caucásico – que sigue siendo la demografía más favorecida del país.

Eso no ayuda a las probabilidades de los candidatos que no son anglosajones que dos de los Estados con mayor población caucásica  – Iowa y New Hampshire – voten primero y se distingan de los demás.

Castro desea cambiar el orden en el que los Estados llevan a cabo las primarias.  El actual sistema data de 1972, lo cual significa que es dos años mayor que él.El candidato no tiene miedo de señalar – aun cuando hizo campaña en Iowa o New Hampshire – que el país ha cambiado mucho en las últimas décadas.

Justo al igual como Castro no tuvo miedo de decir los nombres de los afroamericanos y latinos que han sido abatidos por la policía, ha tomado la causa de los que no tienen voz y de los oprimidos, y ha encabezado la discusión de los que no tienen en dónde vivir, de la raza y la pobreza – el tipo de temas desagradables que a los políticos no les gusta tratar.

Al igual como Castro no tuvo miedo de regañar al ex representante Robert Francis “Beto” O’Rourke por no hacer su tarea, arremetió contra el ex vicepresidente Joe Biden por no ser claro y decirle a la audiencia del NAACP – en una aparente indirecta para Pete Buttigieg, el alcalde de South Bend ­­– que los demócratas no deberían nominar a alguien que “no pueda atraer” a los afroamericanos y latinos.

Mientras tanto, los medios de comunicación – que son predominantemente anglosajones – ya escogieron a los cuatro finalistas:  Biden, Buttigieg, Elizabeth Warren y Bernie Sanders.

Con todo el alboroto que se armó porque los demócratas tenían el grupo más diverso de candidatos en la historia, el tablero de líderes de las primarias del partido es tan blanco como un día de invierno en Des Moines o Manchester.

Ese hecho no pasó desapercibido para Castro.

“En primer lugar, si no vamos a luchar porque todos tengamos un lugar en la mesa, por qué somos demócratas?, le comentó a la revista Rolling Stone al explicar su propuesta de cambiar la votación de las primarias en los Estados.

Eso se puede leer de diferente manera.  Castro está preguntando por qué “nosotros” los demócratas no luchamos por una oportunidad igual o por que “nosotros” la gente de color seguimos votando por los demócratas.  Las dos son buenas preguntas.

Como alguien que conoce a Castro desde hace más de 15 años, no es fácil para mí ver que mi amigo se está aproximando al final de su intento, aun cuando los simpatizantes le ruegan que se mantenga en la competencia.

En la política, como en la vida, uno no siempre está en la cima.Algunas veces pierde. Pero eso no significa que, un día, la gente lo considere a uno como ganador debido a lo que hizo y a la dignidad con la que lo hizo.

Bien hecho, amigo. Tal vez no logres llegar en esta ocasión a la Casa Blanca, pero en contra de todos los obstáculos, lograste que nos sintiéramos orgullosos de ti.

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