Opinion El Paso

La NFL titubea mientras Tom Flores es ignorado para el Salón de la Fama

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Ruben Navarrette Jr. / The Washington Post

sábado, 25 enero 2020 | 06:00

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an Diego– ¿Cómo puede llegar uno a Canton, Ohio? Bueno, si usted es latino, será excesivamente difícil encontrar un camino que lo lleve hasta allí.

De hecho, en algunas ocasiones parece que “NFL” significa “no es para latinos”.

¿Qué otra conclusión podrían encontrar los fanáticos de futbol ahora que la Liga Nacional de Futbol una vez más despreció a una de las personas que llegó al emparrillado y fue entrenador y que más merecen estar en el Salón de la Fama del Futbol Profesional?

Tom Flores, jugó esos dos papeles con distinción, y merece más respeto que el que le han dado.

Durante toda su carrera, este méxicoamericano tuvo que ser el doble de bueno que cualquier otro anglosajón para recibir la mitad del crédito. Usualmente, Flores no ha recibido ni eso. Debido a que no es ni afroamericano ni anglosajón, ha sido ignorado.

Pasó toda su vida tratando de lograr méritos. Y lo consiguió. Solo que aprendió lo que ya sabía la gente con la que creció: en algunas ocasiones, no se trata del mérito, sino que el juego está amañado.

Este hombre de 82 años fue bautizado como Thomas Raymond Flores. Aunque allá en su pequeño poblado rural en donde vivía, en la parte central de California, a la que ambos consideramos nuestra casa, la gente no usa tanta formalidad. 

Así que, cuando su nombre es mencionado en una conversación amistosa, solo le dicen “Tommy”.

Era “Tommy” en los años 1940 cuando jugaba en su vecindario, cuando la familia Flores vivía a unas cuantas casas de la familia de mi padre en la calle Olive en Sanger, California.

El catalogar las casas que había en esa cuadra como “humildes” era muy generoso.

La familia Flores no tenía mucho dinero. En ese entonces, nadie en esa comunidad lo tenía. Parecía como si todos estuvieran esperando a un tío “rico” para salir de esa vivienda tan pobre.

Sin embargo, Tommy contaba con un don. Parecía que siempre se sentía cómodo sosteniendo o lanzando un balón de futbol en la Preparatoria Sanger, el Colegio de la Ciudad de Fresno, en la Universidad del Pacífico y posteriormente, en la NFL.

Nació en 1937, en una población rural en donde creció en todo, excepto en tener altas expectativas para los que tenían la piel café, Flores creció en un momento en que –para muchos méxicoamericanos– la ambición más grande de su vida era salir del campo y trabajar en un edificio con aire acondicionado.

Flores escogió quedarse en el campo –pero en el campo de futbol. Su talento lo llevó a los libros de Historia. En 1960, se convirtió en el primer mariscal titular hispano en el fútbol profesional, encabezando a los Raiders de Oakland en la Liga Americana de Fútbol, AFL por sus siglas en inglés.

Posteriormente, se convirtió en el primer hispano en ser entrenador en jefe de la NFL.

Primero esto, primero aquello. No hay duda que en lo que concierne a los México-americanos, Flores es el Jackie Robinson del fútbol profesional.

El récord de victorias y derrotas de Flores como entrenador en jefe fue un impresionante 83-53 en la temporada regular y de 8-3 en los playoffs.  Otros entrenadores a los que no les fue tan bien han sido inducidos al Salón de la Fama.

Luego, llegaron los elegantes anillos. Tanto como jugador como entrenador, Flores coleccionó un total de cuatro anillos del Supertazón. Obtuvo el primero como relevo del mariscal para los Jefes de Kansas City en los años 1960, luego otro como asistente de entrenador para los Raiders en los años 1970, y dos más como entrenador en jefe de los Raiders en los años 1980 –primero en Oakland y luego en Los Ángeles.

El controvertido dueño del equipo, el desaparecido Al Davis, desafió a la NFL al mudar la franquicia al mercado número 2 del país.

Fue Davis el que puso en el mapa a Flores cuando lo contrató para ser el primer entrenador en jefe de los Raiders.

Y ahora, algunos dicen que es Davis el que mantiene a Flores fuera del Salón de la Fama.  La teoría es que casi cualquiera que tuvo alguna relación con Davis es una persona non grata para los influyentes de la liga.

Davis murió en el 2011, aunque dice la leyenda que su fantasma sigue persiguiendo a Flores.

Allá en Sanger, ahora que Flores no ha podido tomar nuevamente el autobús que va para Canton, hay enojo porque su hijo favorito no hizo nada malo. Las historias de vida como ésta casi no se escuchan. La gente no empieza en donde inició Flores y termina en donde terminó.

Tal vez el desaire es para Davis, tal vez sea la etnia, no lo sabemos. Los bribones de la NFL no dejan ninguna huella.

Les diré de lo que no se trata, y eso es el fútbol. Tommy conoce de fútbol y lo domina desde diferentes ángulos. Por lo tanto, Tommy debería ser reconocido por sus logros en el fútbol.

Los que crecieron con Flores insisten en que nunca fue mezquino, vengativo ni prejuicioso. La NFL debería aprender de ese ejemplo.

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