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Juárez

Villas de Salvárcar: 'Me tocó escuchar todo desde casa, pero no quise salir'

Vuelven al lugar de la tragedia familiares y amigos para realizar una misa en honor de las 15 víctimas

Pavel Juárez, Diego Villa / El Diario de Juárez

martes, 31 enero 2023 | 12:48

René Luna / El Diario de Juárez | Una mujer coloca flores en uno de los nichos del lugar Carlos Sánchez / El Diario de Juárez | Todo tipo de recuerdos son colocados en los nichos, en memoria de los que ya no están

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Vecinos y familiares de las 15 víctimas que fueron acribilladas en Villas de Salvárcar, recordaron el 13 aniversario de lo que ha sido considerada la peor masacre perpetrada por el crimen organizado en el país. 

“Eran unos muchachitos cuando sucedió. Nadie merece lo que les pasó, tampoco el que sus padres hayan sufrido la pérdida y luego todo lo que tuvieron que aguantar después con lo del presidente y reuniones con políticos que nomás les daban largas”, comentó una de las vecinas del memorial de la calle Villas del Portal.

En ese lugar, hace 13 años, estudiantes se encontraban reunidos para celebrar la fiesta del cumpleaños número 18 de Jesús Armando Segovia, cuando fueron sorprendidos por un comando armado de al menos 20 sicarios que descendieron de cuatro vehículos, ingresaron al sitio y dispararon. La masacre terminó con un saldo de 15 personas muertas y 10 más heridas de entre 15 y 20 años.

“A mí me tocó escuchar todo desde mi casa, pero no quise salir en ese momento por miedo. Me enteré de lo que sucedió por los gritos de las personas y vecinos que fueron a atender a los muchachos que quedaron vivos. Por un tiempo vivimos con miedo de que volvieran los sicarios a rematar a los que vieron o algo así”, relató otra de las vecinas del lugar que no quiso identificarse por el temor que aún guarda tras más de una década.

Flores, rosarios, veladoras, muñecos de peluche y mensajes se encuentran en el altar de cada una de las víctimas mortales dentro del memorial en el que se celebró una misa la tarde de ayer.

Flores, rosarios, veladoras, muñecos de peluche y mensajes se encuentran en el altar de cada una de las víctimas mortales dentro del memorial en el que se celebró una misa la tarde de ayer.

Antes, el lugar fue limpiado y acondicionado, “para estar presentable y recibir a los familiares, ya que la mayoría ya no vive en la colonia” dijo una vecina del lugar. Por la tarde, los familiares y amigos de las víctimas se reunieron en el memorial donde se encuentran las fotografías de las 15 víctimas, ahí el sacerdote Jorge Ramos, de la iglesia Inmaculado Corazón de María, presidió la ceremonia.

En los arcos donde las fotografías son iluminadas, algunos tienen flores frescas, velas encendidas y ayer, la compañía de sus allegados. Inclusive personas de colectivos de familias buscadoras de personas desaparecidas estuvieron presentes en solidaridad. 

Luego de la masacre, el Gobierno mexicano relacionó los hechos con ajustes de cuentas entre bandas rivales de narcomenudistas. Los familiares de las víctimas de la agresión insistieron en que muchos eran estudiantes y no tenían ningún nexo con el narcotráfico.

Ante la presión social por los hechos de Villas de Salvárcar, el entonces presidente Felipe Calderón se trasladó a Juárez para encabezar un acto que se llamó “Todos somos Juárez”, cuyo propósito fue reunirse con algunos representantes de la sociedad civil para discutir modificaciones a la estrategia de lucha contra el crimen.

Cuatro días después de la masacre, un sospechoso identificado como José Dolores Arroyo Chavarría fue detenido por elementos del Ejército Mexicano y confesó que el Cártel de Juárez había recibido denuncias de que miembros de una organización narcotraficante rival se encontraban en la fiesta la noche en que fueron asesinados los adolescentes.

El sospechoso dijo que actuó como vigilante de los 24 hombres armados que perpetraron el asesinato y tenían órdenes de “matar a todos los que estaban dentro”. 

A mediados de 2011, cuatro hombres vinculados a la masacre fueron declarados culpables de los asesinatos y fueron condenados a 240 años de prisión cada uno por el Estado de Chihuahua.

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