PUBLICIDAD

Juárez

Trabajan rarámuris vs violencia familiar

Desde hace años no se ha presentado ningún caso de agresión de género en la comunidad, asegura líder tarahumara

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

martes, 29 marzo 2022 | 13:09

Fernando Méndez / El Diario de Juárez | Guadalajara se ha capacitado como traductora-intérprete y ha impartido talleres de derechos y pertenencia cultural Carlos Sánchez / El Diario de Juárez | Comedor dentro de la comunidad raramuri

PUBLICIDAD

Bajo su sistema de usos y costumbres, los rarámuris que viven en Ciudad Juárez han aprendido el respeto a las mujeres y han disminuido los delitos de género y violencia familiar entre su comunidad.

“Para ellos, antes tomar a una jovencita sin su consentimiento no era delito, porque era parte de la cultura del rarámuri, pero aquí han ido aprendiendo que un tocamiento es un delito, que un forcejeo es una violación; se han dado cuenta ya de que no pueden hacer eso. Eso se ha erradicado en la comunidad”, narró Rosalinda Guadalajara Reyes, líder de la colonia Tarahumara en Ciudad Juárez. 

Mientras que el Estado de Chihuahua y Ciudad Juárez continúan entre las entidades más violentas contra las mujeres en el país, los rarámuris que habitan en esta frontera han aprendido que “no es no”, y deben respetarlas, destacó la exgobernadora de la comunidad originaria de la Sierra Tarahumara. 

Hasta hace algunos años, la violencia familiar era un tema frecuente en la colonia ubicada en las faldas de la sierra de Juárez, en donde cerca de 100 familias cuentan con sus propias autoridades tradicionales, conformadas por su gobernador, presidenta y desde hace siete años con seis policías internos, llamados también capitanes. 

Con el apoyo de sus autoridades, de sus propias leyes, y de “muchos talleres y capacitaciones”, los hombres de la colonia han aprendido “que no pueden andar cometiendo esto, esto y esto” con las mujeres, por lo que desde hace años no se ha presentado ningún caso de violencia familiar o de género en la comunidad, mientras que antes eran más de uno al mes, informó Rosalinda.

Explicó que los capitanes son hombres y mujeres elegidos por la propia comunidad asentada al poniente de Juárez; ellos se encargan de mantener la seguridad y de detener y encerrar a quien cometa algún delito por primera vez. 

“Realmente, cuando son delitos no tan graves, la misma comunidad, las autoridades tradicionales son las que se encargan de poder juzgarlos, incluso sancionarlos. Ya cuando son delitos graves lo dejamos a las autoridades competentes, a la justicia chabochi. La Policía también cuando los detiene por alguna infracción (como que los encuentran tomando) nos los entrega a nosotros para que lo resolvamos en nuestra normatividad”, explicó. 

Cuando un rarámuri es detenido porque cometió alguna infracción dentro de su colonia, los capitanes se encargan de encerrarlo. Si lo hizo en estado de ebriedad, permanece encerrado hasta que puedan hablar con él, y se le advierte que la próxima vez será remitido ante las autoridades chabochis.  

En los últimos casos registrados en la colonia, si la agresión era física o volvía a cometer el delito se ponía una denuncia contra él. 

“Pero hace años que no hay casos de violencia familiar entre los habitantes de la colonia Tarahumara”, ya que los hombres han aprendido a respetar a las mujeres y temen ser enviados ante la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género (FEM) por Rosalinda, a quien también respetan por ser una líder dentro de su comunidad. 

Guadalajara Reyes se ha capacitado como traductora-intérprete y ha impartido talleres de derechos y pertenencia cultural al personal del Instituto de Defensoría Pública Zona Norte del Poder Judicial del Estado de Chihuahua, con el fin de sensibilizarlos para una defensa efectiva de uno de los grupos más vulnerables.

“Aquí en Juárez, nada más somos dos traductores-intérpretes, ya con un diploma de que nos hemos capacitado; es muy importante estar capacitados para no cometer una injusticia contra el imputado, y como comunidades indígenas también tenemos necesidad de que conozcan nuestra legislación, que reconozcan que nuestras leyes tienen el mismo peso como la ley chabochi”, destacó. 

Dijo que ya ha fungido como traductora-perito en casos de menores infractores rarámuris, quienes son principalmente jornaleros que llegan al campo a trabajar, debido a que entre quienes viven en la colonia Tarahumara existe mayor conciencia sobre los delitos. 

“En casos de menores infractores es complicado por el acompañamiento, muchas veces ser traductora-intérprete no nada más es estar ahí, sino tienes ese compromiso, esa responsabilidad, al igual que un abogado, porque entras como traductor-perito, y no todo mundo sabe la reacción de un adolescente, y a veces tienes que servir como psicóloga para estar acompañando a esa persona, que no sienta que está solo o que no sienta ese miedo, porque por desconocimiento muchas veces se bloquean cuando están en juicios, y aunque Derechos Humanos tiene que tener equilibrada la balanza, y muchas veces yo he visto que no, pero esa es la lucha”, lamentó. 

En la colonia Tarahumara, además de las pláticas de Rosalinda con los niños y jóvenes sobre la importancia del respeto y la seguridad, cada 15 días toda la comunidad se reúne con sus gobernantes, para tratar diversos asuntos, entre ellos los problemas que tienen los rarámuris tanto en la ciudad, como en la colonia o dentro de su hogar.

PUBLICIDAD

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

close
search