Santa Muerte: devoción al descubierto

Ciudad Juárez— “Mi niña blanca, mi rosa maravillosa, santísima muerte; te pedimos que vengas a nosotros… ven, te lo pedimos, para venerarte”, rezan entre tambores y después del Padre Nuestro los seguidores a la Santa Muerte, en un pequeño templo ubicado en el Centro Histórico de Ciudad Juárez.

“Mi niña blanca, mi rosa maravillosa, santísima muerte; te pedimos que vengas a nosotros… ven, te lo pedimos, para venerarte”, rezan entre tambores y después del Padre Nuestro los seguidores a la Santa Muerte, en un pequeño templo ubicado en el Centro Histórico de Ciudad Juárez.

Para la Iglesia Católica, la creciente devoción a la imagen esquelética es una invocación al mal en una frontera que ha sido golpeada por la violencia, mientras que para sus seguidores y estudiosos en el tema dicho fanatismo no es exclusivo de personas dedicadas a actividades ilícitas, ni de un nivel socioeconómico ni educativo. 

“Dentro de las devociones populares hay algunas, como a la Santa Muerte, que padecen más de un estigma social que les rechaza, que las contempla como devociones transgresoras; hay un imaginario social que les encasilla dentro de lo demoniaco, lo satánico, lo perverso, lo que está mal, la religión incorrecta. E incluso, criminaliza en muchos casos a los seguidores, los hace ver como que son delincuentes, narcotraficantes, asesinos”, destacó el doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Antropología Social Patricio Eduardo Vázquez Antúnez.

Al igual que ocurre en América Latina desde hace 50 años, en Ciudad Juárez desde 1990 se ha registrado un cambio religioso, con una disminución en el catolicismo y un aumento en otras religiones, incluyendo el fanatismo a la Santa Muerte, apuntó. 

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en la última década la religión católica perdió un 4 por ciento de sus seguidores en Ciudad Juárez.

Por el contrario, la población protestante, cristiana o evangélica aumentó un 3.3 por ciento. Los seguidores de otras religiones disminuyeron 2.4 a 0.1 por ciento y la población sin religión aumentó del 10.5 en 2010 al 18.6 por ciento en 2020. 

“Hay gente que en los censos se define como católico, pero en su práctica realmente lo que sigue es la devoción a la Santa Muerte”, señaló el profesor cuya tesis doctoral fue “El pentecostalismo y la ‘guerra espiritual’ en el campo religioso de Ciudad Juárez: Un estudio de la experiencia cosmológica y la movilidad religiosa”. 

Una de las características del culto a la Santa Muerte es que es un culto muy permisivo, por eso hay gente que es católica, que va a misa, pero que también le pide a la Santa Muerte, rezan el Padre Nuestro, el Santo Rosario y tienen imágenes de santos católicos, apuntó. 

Para la Iglesia Católica se trata de una aberración rendirle culto al mal y ponerle “Santa” a la muerte, cuando “santos son los que vivieron en esta vida y siguieron la voluntad de Dios a grado heroico; esos son los santos, pero la muerte no existe como tal y mucho menos es santa”, destacó el padre Eduardo Hayen Cuarón.

“Es una aberración porque están rindiendo por una parte culto a Dios y por parte al enemigo de Dios; es un ser inexistente realmente, la muerte en sí no existe. Sin embargo, cuando se invoca a un ente llamado muerte, aparece un demonio que toma el lugar de este ente, se está invocando un ente extraño y es el mismo Diablo al que se invoca o al que se le rinde culto. Entonces es una contradicción con el espíritu cristiano, con la Iglesia Católica, porque nosotros celebramos la vida, celebramos al dios que venció a la muerte, entonces no podemos rendirle culto a la muerte y rendirle culto a Jesucristo que la venció”, señaló ayer el párroco de Catedral.

El sacerdote destacó la relación que existe entre el culto a la muerte y el mundo de las mafias y las pandillas, a quienes invitó, al igual que a todos los adoradores de la imagen esquelética, a desistir de esa devoción, a realmente arrepentirse y a “volver al dios verdadero que venció a la muerte”.

“Hay mucha ignorancia religiosa y por eso mucha gente se mete a ese tipo de cultos, tienen sus santuarios incluso aquí en la ciudad. Y realmente es algo nocivo para el alma, para el católico. No se le puede dar culto a Dios y culto al Diablo al mismo tiempo”, apuntó el sacerdote católico. 

De acuerdo con el fiscal en el Distrito Norte, Jorge Nava López, aunque las autoridades han detectado el fanatismo a la llamada Santa Muerte en varios grupos criminales, no es exclusivo de alguno de ellos; sin embargo, es más frecuente en casos de grupos dedicados a la privación ilegal de la libertad.

“Como que no es por regla, son algunos miembros los que le rinden culto, en los secuestrados lo vemos de forma más recurrente”, destacó. 

Uno de esos casos fue atestiguado por El Diario el 29 de septiembre del año pasado, en la colonia Rancho Anapra, donde elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) detuvieron a cuatro secuestradores y liberaron a siete migrantes por los que pedían un rescate de 80 mil dólares. 

Al visitar el sitio en el que los tenían retenidos, se encontró un cuarto de unos 5 metros de ancho por 3 metros de largo, lleno de basura, zapatos y un pequeño altar con tres imágenes de la Santa Muerte, rodeadas de monedas, un billete de 20 pesos, veladoras, vasos de agua, un anillo y una bala.

Para Vázquez Antúnez la relación de la devoción a la Santa Muerte con la violencia es una estigmatización que ha sido provocada también por los medios de comunicación, ya que, en el caso concreto de Juárez, mucha información que se conoce no proviene de estudios antropológicos o sociológicos, sino de la prensa, la cual no destaca cuando los delincuentes pertenecen a otras religiones.

Dentro de los estudios que se han hecho de la devoción en Juárez, se ha encontrado además que muchos de sus devotos sí ofrecen la vida de una persona como parte de su práctica religiosa a la Santa Muerte.

De acuerdo con la información publicada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el culto a la Santa Muerte tal como se conoce en la actualidad, con el tipo de rezos y concepto, surgió a mediados del siglo XX, pero la veneración a la huesuda tiene sus antecedentes en la época colonial.