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Juárez

Piden a la CNDH se emitan medidas cautelares a favor de migrantes

Tras hechos que se registraron en la Catedral y por comentarios del alcalde, indicó la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

miércoles, 22 marzo 2023 | 15:40

El Diario de Juárez | Migrantes en la plaza frente a Catedral

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Ciudad Juárez.- La Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana en México solicitó a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) la emisión de medidas cautelares a favor de las personas en contexto de movilidad en Ciudad Juárez. 

A través de un comunicado de prensa, la Comisión Episcopal de Pastoral Social denunció que es preocupante “la situación grave y de riesgo probable en que se encuentran personas migrantes y personas defensoras”, en esta frontera.

Por ello, pidió a la CNDH que se emitan medidas cautelares a favor de los migrantes, así como a la Casa del Migrante en Ciudad Juárez y el comedor de la Catedral de la Diócesis de Ciudad Juárez a fin de que los tres niveles de gobierno realicen acciones coordinadas para prevenir posibles violaciones a derechos humanos.

“Lo anterior tiene relación con los hechos ocurridos (el 1 de marzo) en la Catedral de la Diócesis de Ciudad Juárez, Chihuahua, y por las declaraciones realizadas por el presidente municipal (Cruz Pérez Cuéllar), derivado del razonamiento y lenguaje de las autoridades que resultan directa e indirectamente en políticas y prácticas que discriminan, estigmatizan y criminalizan a las personas en contexto de migración, y la labor de las personas defensoras”, dice el comunicado de la iglesia mexicana.

Explica que la solicitud de medidas cautelares busca que las autoridades de Ciudad Juárez, en el respectivo ámbito de su competencia, adopten medidas necesarias y culturalmente adecuadas para proteger y garantizar la vida, libertad e integridad de las personas en contexto de movilidad humana, así como el derecho a defender los derechos humanos de las personas migrantes.

“Así mismo, se hace un llamado al Instituto Nacional de Migración para instrumentar y ejecutar la política migratoria en un marco de respeto, protección y salvaguarda de los derechos humanos, a fin de evitar que autoridades que no cuentan con facultades realicen funciones y actos de autoridad en materia migratoria, agrega el documento firmado por el presbítero Julio López, secretario ejecutivo de la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana. 

De acuerdo con lo publicado por El Diario el viernes 3 de marzo, “R”, un venezolano de 30 años de edad, narró que el miércoles 1 de marzo, él, su esposa y sus hijos de 13 y 15 años de edad, salieron del comer para migrantes ubicado en las oficinas de la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe. Él estaba sentado en las jardineras de la Plaza de Armas, cuando fue abordado por dos agentes de la policía municipal.

“Ellos vieron que no tenía nada: ‘¡pinche güey, no tiene nada!‘, le dijo un policía al otro. Y me soltaron, una vez que me revisaron, me soltaron de las esposas y me dijeron que me entrara. Y yo vine y me entré”, pero unos minutos después ingresaron más de una docena de agentes por él a las oficinas de la Catedral, en donde se encuentra el comedor.

Narró que al ver que era detenido, sus hijos trataron de ayudarlo, pero los municipales los golpearon, lo cual fue grabado por otros migrantes, por lo que en las imágenes se observa que los agentes tomaron del cuello y el cabello a los dos menores.

Debido a que la  adolescente fue resguardada por otra migrante, sólo lograron detener a los padres y al hijo, quienes aseguraron haber sido torturados física y psicológicamente desde la 1:30 de la tarde hasta que los llevaban en camino para presentarlos ante el juez, lo cual ocurrió a las 8:30 de la noche.

“A ella la metieron en una llave de agua cayéndole agua así, la arrodillaron y había una llave y le metieron la cabeza debajo de la llave y le abrieron a todo y la tenían así, dándole golpes en el cuerpo… y toda esa agua le iba sacando toda la sangre, toda la sangre”, “mi hijo les decía: ‘ya no me peguen, por favor’”, relató. 

“Entonces, ella (la agente municipal que la torturó) le empezó a dar como con una cadena, le empezó a pegar. A todos nos estaban pegando, pero a ella le dio y la desmayó, mi esposa volteó los ojos y se puso morada y empezó a convulsionar y quedó tendida en el suelo. Y ahí volvieron y la rodaron y la volvieron a meter en agua… el niño veía y yo también y no pude hacer nada. Nos tenían esposados y dándonos golpetones. Nos dieron golpes por todo el cuerpo con esas bolitas, nos dieron patadas por las bolas, por aquí me dieron patadas (en el área de los testículos), en el estómago, en la espalda me daban como con una bolita de hierro”, narró entre lágrimas el padre de familia.

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