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Juárez

‘Estoy vivo de milagro’

Una pesadilla que algunas noches lo hace gritar y recuerda el incendio en el que murieron 40 migrantes con los que estaba detenido

Hérika Martínez Prado / El Diario

miércoles, 27 marzo 2024 | 10:51

Cortesía | Ahora la familia de Eduard vive en Virginia, donde continúan sus trámites

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Ciudad Juárez.- Hace un año Eduard vivió la peor pesadilla de su vida en la estación provisional del Instituto Nacional de Migración (INM) de Ciudad Juárez, una pesadilla que algunas noches todavía lo hace gritar y saltar de la cama cuando está dormido y recuerda el incendio en el que murieron 40 migrantes con los que estaba detenido.

“Estoy vivo de milagro, Viangly, porque pensé rápido en salvar mi vida y pude salir de esa”, relata entre lágrimas Eduard de Jesús Caraballo López, de 27 años de edad, a su esposa, Viangly Infante; mientras permanece en el olvido del gobierno mexicano, con secuelas físicas y emocionales, sin poder trabajar y sin el pago de la reparación del daño. 

Eduard salió de Venezuela con su esposa y sus tres hijos de entonces 1, 12 y 13 años, el 6 de octubre de 2022, seis días antes de que el gobierno de Estados Unidos extendiera la política sanitaria de expulsión llamada Título 42 para devolver a los migrantes venezolanos a México. 

Un mes después, el 1 de noviembre, llegaron a Tapachula y el 28 de diciembre a Ciudad Juárez, en donde rentaban un cuarto de hotel mientras esperaban una cita a través de la aplicación móvil CBP One, para poder ingresar a Estados Unidos de manera regular por un puerto oficial. 

Contaban con un proceso vigente de refugio en México ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), lo cual lograron con apoyo de la organización internacional Hebrew Inmigrant Aid Society (HIAS) en esta frontera, cuyo documento compartieron con El Diario. 

El 14 de febrero de 2023, Día de San Valentín, él salió a las calles a vender rosas, vendió muchas y eso lo puso muy contento. Pero el lunes 27 de marzo salió a comprar medicinas para su hija y fue detenido durante un operativo del INM y el Municipio de Juárez y trasladado a la estación migratoria ubicada en el puerto fronterizo Lerdo.

“Yo salí a comprar medicamentos para mi niña, que le dan demasiadas convulsiones, y de eso tengo que estar pendiente, y me detuvieron por la `X´... me tuvieron encerrado en Migración en la celda, no se veía nada y metí la cara en la buceta, donde uno hace pipí, ahí”, relató vía telefónica cuando estaba hospitalizado.

Al saber que su esposo había sido detenido, Viangly acudió con sus hijos hasta la estación migratoria, en donde permaneció toda la tarde con su solicitud de refugio ante la Comar, pero nunca le permitieron entrar a ver a su marido. 

La imagen de la venezolana, llorando, desesperada, mientras golpeaba la ambulancia en la que era trasladado su esposo, hablándole, y reclamándole al gobierno mexicano por su detención arbitraria y por poner en riesgo su vida, le dio la vuelta al mundo. 

“Eso es algo que no se lo deseo ni a mi peor enemigo”, compartió ayer vía telefónica desde Virginia, Estados Unidos, en donde continúan con su trámite migratorio. 

“La verdad nosotros todavía vemos los videos, las entrevistas, todo ese tipo de cosas, recordamos, nos ponemos a hablar entre Eduard y yo y nos afecta. A Eduard le afecta más porque yo no lo llevé a ningún psicólogo, él nunca obtuvo terapia ni nada de eso, y a él le afecta bastante. Él sí llora todavía. Nosotros eso nunca lo vamos a poder olvidar, lo que nos pasó nunca lo vamos a poder olvidar”, dijo quien trabaja desde su casa para poder cuidar a sus hijos. 

Secuelas físicas y emocionales

Eduard recuerda que logró salvar su vida, porque cuando comenzó el incendio –presuntamente provocado por dos migrantes porque no les daban agua ni comida–, y el personal que estaba a cargo de la estación migratoria no les abrió los candados de las puertas para que salieran, él se resguardó en el baño, se tapó la cara con su suéter y comenzó a mojarse cada cierto tiempo. 

Sin embargo, el humo del monóxido que inhaló le dejó secuelas físicas, por lo que tose mucho, le duelen los pulmones y cuando habla siente que le falta oxígeno. 

También tiene afectaciones emocionales, “hay días que duerme bien, hay días que grita, hay días que salta… eso es un trauma que él va a tener durante un tiempo. Hay veces que sí descansa, como hay veces que no. La verdad eso es muy extraño, pero ya yo estoy acostumbrada, porque al principio cuando estábamos en El Paso, que lo dieron de alta, él se paraba pegando gritos y hasta lloraba, ya ahorita ha estado menos, pero sigue igual; él habla, él grita, de noche”, relató Viangly. 

Eduard ingresó a Estados Unidos a bordo de una ambulancia cinco días después del incendio, cuando la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) informó que la Oficina de Manejo de Emergencias de El Paso estaba preparada para usar libertad condicional humanitaria en las personas migrantes que están heridas en Ciudad Juárez debido al incendio, y que podían ser atendidas en El Paso. 

Ese mismo día Viangly y sus hijos ingresaron a través del puente internacional Paso del Norte-Santa Fe, con apoyo de la organización estadounidense Las Américas, quien sigue acompañándolos en el proceso migratorio. 

“Él ya metió –la solicitud de– asilo, y nosotros tenemos cita el día primero –de abril–”, informó. 

También aseguró que desde que ingresaron a Estados Unidos ninguna autoridad mexicana se ha contactado con ellos, ni por cuestiones de la investigación ni para el pago de la reparación del daño. 

“A él no me lo querían dejar pasar para Estados Unidos (por parte de) Fiscalía de México porque era un testigo presencial, entonces yo como pude busqué abogados y cosas que me ayudaron bastante en México para que le tomaran la declaración y pudiera cruzar. Ya él declaró lo que tenía que declarar y ya cuando nosotros cruzamos para Estados Unidos ya México yo creo que olvidó lo sucedido. Nunca, ya más nunca, nombraron nada, absolutamente nada”, dijo.

La sudamericana también relató que de los siete países por los que pasaron, México fue el más complicado, porque a los migrantes no se les trata como seres humanos. 

“Yo le pediría al Gobierno de México que ya pongan cartas en el asunto y tomen la decisión por lo menos de mejorar las autoridades migratorias, que son las que tratan con los migrantes; que los traten un poquito mejor, que nosotros no somos perros, somos seres humanos. Esas personas que se están viniendo es por oportunidades, no para hacerle daño a nadie. Ya debería el presidente –Andrés Manuel López Obrador– de actuar y no nada más pararse y decir: sí, vamos a hacer esto, y no hacerlo. Si ellos actúan mal, los venezolanos, peruanos, ecuatorianos, también van actual mal porque ellos van a tratar de esquivar para que no les hagan daño y se complica más la cosa”, pidió. 

hmartinez@redaccion.diario.com.mx

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