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Juárez

Devuelve EU a primeros cientos de venezolanos

Les aplican el Título 42 y llegan a Juárez sin ropa, sin dinero y sin lugar dónde quedarse

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

viernes, 14 octubre 2022 | 10:49

Manuel Sáenz / El Diario de Juárez

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Sin ropa, sin dinero, separados de sus parejas y sin espacio suficiente en los albergues de Ciudad Juárez, los primeros venezolanos expulsados de Estados Unidos a México bajo el Título 42 durmieron bajo un puente, y algunos aseguraron haber sido asaltados.

De acuerdo con sus testimonios, el miércoles 12 de octubre fueron devueltos a Juárez cerca de 150 personas de Venezuela, Colombia y Nicaragua, horas antes de que los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos dieran a conocer el acuerdo para la aplicación de la nueva medida que permitirá la entrada aérea a Estados Unidos de 24 mil venezolanos y que expulsará a quienes crucen de manera irregular a través de las fronteras mexicanas.

La tarde de ayer fueron 200 venezolanos más los expulsados por el gobierno de Joe Biden a través de la política sanitaria impulsada por el expresidente Donald Trump en marzo de 2020, la cual argumenta que los migrantes significan un “grave riesgo” para la propagación del Covid-19 en su país, pero que oficialmente hasta el martes no aplicaba para los solicitantes de asilo de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Sin embargo, la mayoría de los sudamericanos devueltos ayer a esta frontera aseguraron haber permanecido entre dos y cuatro días bajo custodia de la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso, por lo que cuestionaban que la nueva medida no debería aplicar para ellos, debido a que señalan que sólo es para quienes hayan ingresado a México antes de 12 de octubre.

“Nos entregaron, nos botaron todas nuestras cosas, nos detuvieron, nos tomaron fotos, huellas, datos; nos pidieron teléfonos de las familias con las que vamos a Estados Unidos, nos pusieron uniformes y después de días nos mandaron a México y aquí nos dan un Oficio de Salida Definitiva del país”, narró ayer Alexander González, después de haber sido devuelto a México.

Aunque buscaban la asesoría del Instituto Nacional de Migración (INM) para poder registrarse al nuevo programa, albergue, comida y ropa, la única respuesta fue el permiso para permanecer en México 15 días.

“Los estadounidenses nos recibieron, nos sentaron en una silla, nos tomaron las huellas, los datos, nos pasaron a otro sitio y nos mandaron pa’tras, pa’México. En México Migración no nos dio respuesta de nada, se lavó las manos, dijo que ellos todavía no tenían informe de nada y sólo nos dijo: denle pa’allá”, narró Elionaxi Castillo, de 28 años, quien fue devuelto a México la tarde del miércoles como parte de un grupo de cerca de 80 personas.

Pese a ser un acuerdo entre ambos países, los migrantes expulsados el miércoles comenzaron a tocar ayer las puertas de las distintas autoridades y diferentes albergues, hasta que llegaron a la Casa del Migrante, en donde les ofrecieron comida, ropa, les permitieron bañarse y los dejaron hacer un llamada telefónica.

“Los políticos están en un escritorio y tienen sus acuerdos, tienen sus ganancias y todo lo que hay, pero ¿conocerán la realidad de sus países?, ¿conocerán la realidad de sus fronteras?, ¿México conocerá cómo está Juárez, con todos sus mexicanos desplazados por la violencia?”, cuestionó el sacerdote Francisco Javier Calvillo.

El también director de la Casa del Migrante reclamó que durante la reciente visita del delegado del INM, Francisco Garduño, no conoció la realidad que viven los albergues en esta frontera, los cuales la mayoría son dirigidos por iglesias de las diferentes denominaciones religiosas.

Con más de 400 migrantes albergados actualmente, el sacerdote ofreció la carpa instalada afuera del albergue para que se acercaran a comer y descansar.

“Nos dicen que hay un registro al nuevo programa, pero la aplicación no abre, y nadie nos sabe decir qué hacer”, dijo Mirwuin, otro venezolano expulsado ayer en huaraches y con una pantalonera gris que les fue puesta como uniforme en la estación de la Patrulla Fronteriza.

“Migración mexicana lo único que nos dijo fue: denle pa’allá. No nos resuelven ni un albergue donde estar. Y la policía municipal te pide tu documento de Migración como si fueran agentes federales y si no lo tienes te sacan plata, ayer (miércoles) en la mañana me quitaron 500 pesos porque yo iba a comprar comida en el Centro no traía mi documento de Migración y les tuve que dar los 500 pesos, estaba por las vías, por el Instituto que llaman de la Mujer”, narró uno de los migrantes.

Y mientras buscaban en donde dormir, un grupo fue asaltado la madrugada de ayer cerca del Centro de la ciudad, aseguró al mostrar su mano derecha inflamada debido al golpe que dio le dio el asaltante.

Ayer, la mayoría de los 200 hombres y mujeres expulsados ayer se mantuvieron por cerca de dos horas dentro de las instalaciones del Grupo Beta. Después, algunos grupos volvieron a cruzar el río para entregarse nuevamente a las autoridades estadounidenses en busca de asilo, y decenas se acercaron al bordo mexicano, luego planeaban acudir a un puente internacional, pero finalmente fueron trasladados al Centro de Atención Integral para el Migrante (CAIM) del Consejo Estatal de Población (Coespo), en donde se les brindó asesoría.

Sin embargo, los albergues en esta frontera se encontraban hasta ayer a más del 80 por ciento de su capacidad, con sólo cerca de 200 espacios disponibles, los cuales son disponibles para casos de mayor vulnerabilidad.

Desde inicios de septiembre esta frontera se ha convertido en la ruta de miles de personas de Venezuela, quienes cruzan el río Bravo para entregarse a los agentes de la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso, la cual instaló puestos temporales de procesamiento al aire libre junto a la frontera, en coordinación con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).

Según las estadísticas de CBP y datos de la Patrulla Fronteriza, mientras que en agosto se registró un promedio de 958 encuentros diarios de migrantes en el Sector El Paso, 114 de ellos de origen venezolano, en septiembre la cifra total de cruces irregulares fue de mil 560 diarios en promedio, entre ellos 618 venezolanos, y durante octubre el promedio ha sido de 2 mil 100 personas diariamente, mil de ellas de procedencia venezolana.

La nueva medida incluirá nuevos puntos de control de migración, recursos y personal adicionales, objetivos conjuntos de organizaciones de contrabando de personas y mayor intercambio de información relacionada con nodos de tránsito, hoteles, escondites y lugares de preparación.

Estados Unidos también planea ofrecer asistencia de seguridad adicional para ayudar a los socios regionales a abordar los desafíos migratorios en el Tapón de Darién, informó el miércoles el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos.

Para ser elegible a ingresar a Estados Unidos los venezolanos deben tener un partidario en los Estados Unidos que brindará apoyo financiero y de otro tipo (patrocinador), pasar rigurosos controles biométricos y biográficos de seguridad nacional y seguridad pública, y vacunas completas y otros requisitos de salud pública.

Los venezolanos no son elegibles si se les ha ordenado su expulsión de los Estados Unidos en los cinco años anteriores, si cruzan sin autorización entre puertos de entrada después de la fecha del anuncio (ayer), si ingresaron irregularmente a México o Panamá después de la fecha del anuncio, son residentes permanentes o con doble nacionalidad de cualquier país que no sea Venezuela, tienen actualmente la condición de refugiado en cualquier país y si no han completado las vacunas contra Covid-19 y otros requisitos de salud pública.

Los venezolanos no deben viajar a México para intentar ingresar a los Estados Unidos. Los venezolanos aprobados a través de este proceso serán autorizados caso por caso para viajar a los Estados Unidos por vía aérea directamente a un puerto de entrada interior, aliviando así la presión en la frontera. Y una vez en los Estados Unidos, serán elegibles para solicitar una autorización de trabajo.

Tras la expansión del Título 42 anunciado por los gobiernos de México y Estados Unidos, el obispo de El Paso, monseñor Mark J. Seitz, y el Instituto Fronterizo Esperanza (Hope), anunciaron ayer el apoyo a esta frontera. 

hmartinez@redaccion.diario.com.mx

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