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Hasta los profesionistas viven en la pobreza

La escasez de vivienda sigue siendo un problema dramático y asfixiante. La mayoría carece de televisor, aire acondicionado e Internet y el agua; los servicios y la electricidad son deficientes

Óscar A. Viramontes Olivas

viernes, 23 julio 2021 | 06:00

| Existen grandes edificios repletos de gente que vive hacinada | Existen edificios que con el tiempo cayeron en el desamparo y que se están derrumbando | Es difícil poseer un vehículo particular

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CUARTA DE SEIS PARTES

Para comprender el ambiente que se vive en la hermosa Cuba, es necesario vivirlo en medio de sus habitantes que trabajan, caminan, se divierten, lloran, sufren y por qué no, que defienden sus ideales.

Mucho se habla de la Isla desde el exterior, sobre la situación penosa y el grado de inconformidad que hay entre toda la población. Sin embargo, parecería una contradicción escuchar la expresión opositora de la comunidad cuando a la vez defienden a “capa y espada” la ideología revolucionaria de sus héroes, especialmente a Fidel Castro. 

Sin duda existen muchas opiniones encontradas dentro de la Isla en relación a la situación actual que viven en materia económica. En las calles y barrios, ahí donde vive y convive la gente se muestra lo que uno pensaría que es la pobreza o en casos extremos la miseria. 

La falta de libertad, la vigilancia, represión y persecución a quienes piensen diferente al régimen que en muchos de los casos su destino final son las cárceles, simplemente por no pensar a la par de la revolución y de la ideología de los Castro.

Parece que existen varios mundos distintos, aquellos donde se da toda protección, apoyo, glamur, placeres y facilidades para que los turistas extranjeros disfruten de los mejores platillos y hoteles de la isla y que contrasta a la situación del ciudadano común que ni en sueños podría pisar un hotel más o menos decente o disfrutar de un apetitoso platillo en un buen restaurante. 

Por los callejones y barriadas se observan grandes edificios repletos de gentes que viven en ellos, hacinados desde la planta baja de un multifamiliar, hasta un veinteavo piso. Son sorprendentes las zonas habitacionales que se aprecian en cualquier parte de la isla con espacios bastante reducidos para familias, en muchos de los casos numerosas, aún y cuando el porcentaje de natalidad ha disminuido considerablemente debido a la falta de recursos económicos entre familias y, no se diga, de parejas que viven en unión libre o que acaban de contraer matrimonio al “arriesgarse” a tener un hijo; es como hundirse más en la pobreza.

Un buen porcentaje de viviendas en Cuba carecen de televisor, de aire acondicionado, lo que hace que la gente no pueda conciliar el sueño por el fuerte calor y la humedad, menos pensar en un aparato de clima o una computadora con internet ¡imposible! Mucho se habla de la Isla desde el exterior, sobre la situación penosa y el grado de inconformidad que hay entre toda la población. Sin embargo, parecería una contradicción escuchar la expresión opositora de la comunidad cuando a la vez defienden a “capa y espada” la ideología revolucionaria de sus héroes, especialmente a Fidel Castro. 

Todos viven en las mismas condiciones

Algunos no viven en multifamiliares, sino en casas pequeñas y aunque disfrutan de espacios privados, se observan las profundas limitaciones. “El agua, los servicios, la electricidad, son deficientes en nuestras habitaciones -dicen varias amas de casa- vivimos en condiciones deplorables y no podemos decir nada, porque somos señalados y denunciados al que se atreva a decirlo abiertamente”. 

Aunque los tiempos están cambiando y la gente empieza a ser más abierta en lo que dice. “Hay viviendas patéticas donde brotan las cañerías con aguas residuales y muchos de las paredes y techos están en riesgo de aplastar a la gente por las constantes lluvias que tenemos por acá… No importa lo que uno sea, aquí en estas condiciones viven niños, trabajadores, militantes del partido y la juventud comunista, enfermeras, ingenieros, licenciados, maestras, maestros, dirigentes políticos, sí, aquí vivimos todos por igual”, terminaban comentando las simpáticas y amables mujeres. 

Comenta otro grupo de personas que en Cuba el gobierno había hecho lo que le llamó el “experimento socialista” de las llamadas micro brigadas, edificios convertidos en solares y que con el tiempo cayeron en el desamparo y que a la fecha se están derrumbando. 

Un total fracaso y los habitantes abandonados a su suerte por las autoridades, ya que la escasez de vivienda sigue siendo un problema dramático y asfixiante, ya que hay casas que tienen techos altos y más que crecer, se van dividiendo por dentro, ya que los hijos que se casan tienen que regresar con sus padres a vivir junto a su pareja. La situación se vuelve aún más dramática porque no puede haber intimidad entre los recién casados o entre parejas en un mismo espacio que es reducido, optando a ir a hoteluchos o albergues para parejas que la verdad no puede ser, porque no alcanzan los medios para estar yendo seguido, ¡Imagínese nomás!... A todo eso le puedo agregar la escasez de agua, gas, electricidad y queroseno que nos hace falta en la vida diaria”.

Una economía con dos monedas diferenciadas

Caminando por “La Habana Vieja” cerca de “El Templete”, capilla neoclásica dórica erigida en 1828, lugar donde se fundaría La Villa de San Cristóbal de la Habana en 1519 y donde se oficiaría la primera misa debajo de una hermosa ceiba (árbol) que todavía sobrevive  y está frente a ésta, llegué hacia la Plaza de Armas donde uno es abordado por los llamados “jineteros”, que buscan a toda costa llegarles a los turistas para cambiar moneda convertible “Cuc” por pesos cubanos “Cup”, como una forma de timar a los extranjeros al hacer una transacción menor a la que se hace en los bancos. 

No se diga de muchas personas que, siendo propietarios de un vehículo, buscan a toda costa ofrecer sus servicios de taxi sin licencia oficial de manera clandestina: “¿Eres mexicano?, qué bonito es tu país, ¿No quieres conocer el Malecón o en general La Habana?” -preguntaba Luis-; la respuesta fue que sí, sin embargo, todo lo tenía que hacer discretamente, pues estaba prohibido que un particular ofreciera servicios de taxi a un extranjero sin el permiso correspondiente. “Existe mucha necesidad entre las personas que tienen automóvil para salir desde temprano a buscar clientes, sin embargo es un privilegio llegar a tener una unidad, pues para la mayoría resulta imposible poseer un vehículo particular. Los taxistas oficiales también viven las de Caín por los bajos salarios que tienen, ganando hasta 200 pesos cubanos ($167.00 pesos mexicanos) de acuerdo a lo que recauden en mucho de los casos hasta 15 Cuc ($300 pesos mexicanos) y la verdad con eso no se vive”, explicó.

¿Y el salario es igual en todos lados?: “A muchas personas no les sale rentable trabajar en un lugar oficial que son los sitios controlados y autorizados por el gobierno; el salario no es rentable y hay que trabajar en lo que se pueda, aún de manera clandestina. Usted puede ver en la calle a esas mujeres hermosas con una vestimenta tradicional cubana, no es la ropa típica del campo ni mucho menos la afrocubana, tampoco la de las rumberas, ni esos rebujos que se ponen humildemente algunas cubanas que se pasean por la Habana Vieja a las afueras de la Catedral como atracción turística tratando de ganarse la vida honradamente, vendiendo flores u ofreciendo un beso a 1 peso convertible ($20 pesos mexicanos), ganando muchas el sueldo de un mes en un solo día (20 Cuc) que equivale a $401 pesos mexicanos...” 

Por las calles también se pueden observar personas que se acercan para solicitarnos alguna moneda o prenda de vestir de manera amable; el cubano común es amigable, su carácter es dulce, sencillo, nunca se excede y cuando ofrece algún servicio, siempre lo hace de manera humilde.

violioscar@gmail.com

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