Admite primera ministra de Nueva Zelanda haber consumido cannabis

Sydney, Australia.- La pregunta del moderador del debate en Nueva Zelanda fue simple y directa: "Jacinda Ardern, ¿alguna vez has consumido cannabis?"

"Sí, lo hice", dijo Ardern, la popular primera ministra del país, "hace mucho tiempo".

El moderador hizo una pausa, luciendo sorprendido. Entonces la audiencia aplaudió.

Ardern luego se negó a decir si apoyaba la legalización de la mariguana, que los neozelandeses decidirán en un referéndum con las elecciones nacionales el 17 de octubre. Pero para ese punto del debate de ayer, miércoles, ya había ganado otra carita sonriente de la izquierda global, mientras les recuerda a los votantes que ella no siempre había sido tan seria.

Antes de liderar el cierre de coronavirus que funcionó y convertirse en la unificadora en jefe de Nueva Zelanda después de los tiroteos mortales del año pasado en dos mezquitas en Christchurch, Ardern era, al parecer, como la mayoría de sus electores: una usuaria, al menos una o dos veces.

Aproximadamente el 80 por ciento de los neozelandeses han probado la marihuana, según estudios independientes, más del doble de la tasa de los australianos y muy por encima de lo que informan los estadounidenses. Entonces, cuando Ardern, de 40 años, reconoció su propio uso de drogas en el pasado, la nación de cinco millones, donde muchas cosas son verdes y húmedas, simplemente se encogió de hombros.

“La mayoría de la gente se habrá sonreído a sí misma, ya que la mayoría ha fumado”, dijo Peter Williamson, de 67 años, un ministro metodista en el sur de Auckland. "Probablemente soy una de las pocas personas que nunca ha tenido la oportunidad".

Eso es Nueva Zelanda para usted: el relajado universo paralelo de la democracia. Mientras el presidente Trump y Joe Biden hacían comparaciones con los incendios de contenedores de basura dentro de un accidente de tren esta semana, Ardern y su oponente, Judith Collins, líder del conservador Partido Nacional, estaban participando en un intenso debate con solo unas pocas interrupciones (y una llamada de atención en un momento para pedir "modales").

Las próximas elecciones de Nueva Zelanda también son una anomalía en otros aspectos. Tiene el potencial de ser histórico, como un marcador de consenso, no de división.

Ardern es tan favorita que la única pregunta es si su Partido Laborista obtendrá suficiente apoyo para formar el primer gobierno mayoritario de Nueva Zelanda desde la histórica reforma electoral de la década de 1990, o si necesitará formar una coalición con los Verdes.