Sufre NY muertes récord mientras pequeñas empresas buscan obtener préstamos

Nueva York.- Mientras que los funcionarios del área de Nueva York están viendo signos esperanzadores en una tasa más lenta de nuevas infecciones por coronavirus, las cifras de mortalidad, en un indicador rezagado, han seguido aumentando.

El estado de Nueva York, con una población de casi 20 millones, ahora tiene más casos confirmados de coronavirus que Italia, una nación de 60 millones, que fue la primera en Europa en ser devastada por la enfermedad. Y en la ciudad de Nueva York, donde el número total de muertes registradas aumentó a 4 mil 9, el virus se ha cobrado más vidas que los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

El alcalde Bill de Blasio, hablando en CNN el miércoles por la mañana, dijo que el número de víctimas no incluía a cientos de personas que habían muerto en sus hogares. Incluso, sin tener en cuenta esas muertes, Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut anunciaron sus cifras diarios más altas esta semana, lo que representa mil 34 de las mil 800 muertes en todo el país.

Al igual que Italia en Europa, Nueva York ha tenido la desgracia de ser el primer lugar en los Estados Unidos donde el virus se propagó profundamente en la población. Pero una investigación del New York Times también encontró que los primeros pasos en falso, incluidos los retrasos en el cierre de las escuelas y el incumplimiento de la cadena de transmisión dentro de los hogares, han resultado costosos.

Al mismo tiempo, los economistas también advierten sobre un largo período de recuperación de la economía después de que la crisis de salud disminuya.

Las pequeñas empresas, que es poco probable que tengan reservas de efectivo para sobrevivir al cierre económico, han sido especialmente afectadas. Sin embargo, la agencia federal responsable de desembolsar 349 mil millones de dólares en ayuda de emergencia, no ha podido hacer frente a la explosiva demanda de fondos.

Trump acusó a la Organización Mundial de la Salud de no ser lo suficientemente agresiva para enfrentar los peligros del virus, la misma crítica que se ha dirigido a su administración. Amenazó con recortar los fondos para la organización, incluso cuando el virus continúa rondando el mundo.

Con los sistemas de atención médica de las naciones ricas estirados hasta el colapso, existe una creciente preocupación por el daño que el virus podría infligir en los países más pobres. Esas mismas cepas se han vuelto dolorosamente evidentes en todo Estados Unidos, donde las desigualdades arraigadas en los ingresos y el acceso a la atención médica han sido evidentes en las tasas desproporcionadamente altas de infección y muerte entre las personas afroamericanas.