Estados Unidos

La vida de la primera oleada de sobrevivientes estadounidenses

'Podríamos hasta lamer las bancas'

The New York Times

sábado, 11 abril 2020 | 21:41

Estados Unidos- El otro día, Christy Karras y su esposo recibieron un tentador mensaje de texto de unos amigos que no habían visto desde el mes de febrero, los cuatro son de los primeros en Estados Unidos en enfermarse del nuevo coronavirus.

“¿Cenamos en nuestra casa?”

Ha pasado una semana y media desde que cualquiera de ellos había experimentado síntomas, habiendo superado el punto en que se cree que los pacientes del Covid-19 son contagiosos. Y asumiendo que aplica la sabiduría convencional de la virología, no están en riesgo de volverse a infectar de inmediato.

A Karras le dijo un investigador que es probablemente “una de las personas más seguras del país”. Ella y su esposo, Bill Harper, quien pasó toda una semana con dolor de cabeza, así como con fiebre, que es lo característico de la enfermedad, y tos seca, anhelaba tener una interacción social.

Las dos parejas de Seattle entraron a una fase de la vida de la pandemia que la mayoría de Estados Unidos sólo puede soñar con tenerla.

Tan reciente como a mediados de marzo, menos de 5 mil personas de Estados Unidos han dado positivo para el nuevo coronavirus. Algunos siguen tosiendo, o conectados al oxígeno y muchos han muerto.

La primera gran oleada de sobrevivientes del Covid-19, es muy probable que estén dotados de un poder conocido como inmunidad adaptada por los especialistas de enfermedades contagiosas.

Se pasean por los pasillos de los supermercados y tocan las perillas de las puertas sin temor, realizan viajes no esenciales, siguen viendo a sus amigos y se abrazan.

Mientras que la mayoría de los estadounidenses siguen desesperados por evitar contraer el virus, el número de casos conocidos es de aproximadamente medio millón de personas, varias docenas hablaron con The New York Times acerca de cómo fue que se recuperaron.

Los empleados de salud que se enfermaron y lograron recuperarse están llenando los turnos de los hospitales en lugar de sus colegas que siguen estando en riesgo. Muchos de los que han superado la infección, incluyendo algunos de los recién desempleados, donaron su sangre a las empresas de biotecnología e investigadores que tratan de elaborar tratamientos con sus anticuerpos.

Todos se encuentran embelesados y agradecidos.

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