Estados Unidos

Indocumentados suplican ayuda a inspectores

Informe de auditores del Gobierno incluye imágenes de personas hacinadas en las instalaciones de la Patrulla Fronteriza en Texas

Associated Press

miércoles, 03 julio 2019 | 06:00

Cortesía

Houston— En una fotografía, uno de los 88 encerrados en una celda diseñada para alojar a 41 personas, coloca contra la ventana un pedazo de cartón que sólo tiene escrita una palabra: “Auxilio”. En otra imagen, un hombre agacha la cabeza y junta sus manos como si estuviera orando. Otra más muestra a una mujer con un tapabocas con las dos manos sobre el vidrio.

Inspectores del Gobierno federal difundieron ayer las imágenes después de recorrer algunas de las instalaciones del sur de Texas en las que son detenidos y procesados adultos y niños que cruzaron la frontera desde México.

Conforme aumenta la indignación pública en torno a las condiciones en las que el Gobierno estadounidense mantiene detenidas a miles de personas –algunas de ellas de unos cuantos meses de edad–, el reporte ofrece nuevos motivos de alarma. Un alto gestor del Gobierno describió la situación como “una bomba de tiempo”, según el estudio.

“Cuando los detenidos nos vieron, comenzaron a golpear las ventanas de la celda, gritaron, colocaron frente a las ventanas notas con el tiempo que llevan detenidos e hicieron notar evidencia del tiempo que llevan ahí”, señaló el reporte. BuzzFeed fue el primero en reportar una versión preliminar del documento, en el que muchas de las imágenes fueron difuminadas.

El reporte de una autopsia dado a conocer ayer confirmó que un niño de 2 años que falleció en abril padecía de múltiples enfermedades infecciosas respiratorias e intestinales, incluyendo influenza. Wilmer Josué Ramírez Vásquez es uno de cinco menores de edad que han muerto después de ser detenido por agentes fronterizos desde finales del año pasado. Dos de las otras cuatro víctimas también presentaban cuadros de influenza.

El reporte de autopsia señala que Wilmer tenía “dificultades respiratorias” el 6 de abril, cuando fue trasladado a una sala de emergencias. Su abuela, Dorotea Castillo, dijo el mes pasado a The Associated Press que Wilmer ya estaba delicado de salud cuando salieron de Guatemala y que ingresó a Estados Unidos con fiebre y problemas para respirar.

La Patrulla Fronteriza declaró después del deceso de Wilmer que el menor y su madre llevaban tres días detenidos cuando ella les dijo a los agentes que su hijo estaba enfermo. No especificó si ese fue el primer reporte o indicio de que Wilmer tenía problemas de salud. La agencia no respondió a preguntas de seguimiento que le fueron enviadas ayer.

La Patrulla Fronteriza realizó 132 mil 887 detenciones durante el mes de mayo, incluyendo 84 mil 542 adultos y niños que viajaban en grupos familiares. 

Debido a que las instalaciones para albergar a largo plazo a adultos con niños ya operan a su máxima capacidad, el gobierno del presidente Donald Trump ha dicho que debe mantener detenidas a las personas en instalaciones inadecuadas de la Patrulla Fronteriza por mucho más tiempo que las 72 horas que, por lo general, permite la ley.

Los auditores de la inspección general del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus iniciales en inglés) visitaron cinco instalaciones y dos puertos de entrada en el Valle del Río Grande, Texas, por donde cruzan ilegalmente la frontera hacia Estados Unidos más personas que en cualquier otra sección. Los peligros que enfrentan quedaron plasmados recientemente en fotografías que dieron la vuelta al mundo en las que aparece un joven padre y su pequeña hija que murieron ahogados, aferrándose el uno al otro, mientras intentaban cruzar el río Bravo para llegar a Estados Unidos.

En un comunicado incluido en el reporte, el DHS acusó de una “crisis cada vez peor” y dijo que ha intentado aumentar sus capacidades de detención y mejorar las condiciones en las que son detenidas las familias de inmigrantes. La dependencia no respondió por el momento una solicitud de la AP de comentarios adicionales.

El reporte también detalló “incidentes de seguridad” en varias instalaciones, incluyendo un caso en el que los migrantes detenidos se negaron a reingresar a su celda después de que fuera limpiada. En algunos casos, los detenidos también utilizaron sus calcetines o cobertores para tapar los retretes a fin de que se les permitiera salir de la celda.

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