Diario
The New York Times
Washington.- El presidente Biden probablemente no lo expresará de esta manera cuando se presente ante el Congreso para dirigirse a la nación esta semana, pero el estado de la unión de Estados Unidos es la desunión. Para ver eso, solo necesitará darse la vuelta para encontrar a un presidente republicano de la Cámara sentado detrás de él, decidido a bloquear todos sus movimientos.
Entonces, el mensaje de unidad de Biden, que ya fue difícil de vender durante sus primeros dos años en el cargo, puede resultar aún más desincronizado el próximo martes por la noche cuando pronuncie su primer discurso sobre el Estado de la Unión de esta nueva era de gobierno dividido. Sin embargo, para un presidente que se enorgullece de trabajar al otro lado del pasillo, un discurso de unidad puede, paradójicamente, ser un garrote útil para machacar a sus oponentes recién empoderados.
Biden planea presentarse ante lo que probablemente sea su audiencia televisiva más grande del año como el adulto en la sala, dispuesto y capaz de llegar a compromisos bipartidistas en una era de profundo partidismo. Señalará la legislación que firmó con el apoyo republicano desde que asumió el cargo y llamará al presidente Kevin McCarthy y al Partido Republicano, que obtuvo el control de la Cámara en las elecciones intermedias de noviembre, para seguir ese ejemplo.
Pero sabiendo que tal cooperación es poco probable de parte de una bancada que reclama un mandato para resistirlo en todo momento, los asesores de Biden esperan que intente establecer un contraste maduro con los republicanos enojados y en disputa dividida sobre la elección de McCarthy como presidente, que está más decidido en investigar a Hunter Biden que en hacer avanzar los negocios de la nación.
“A veces, tener un gobierno dividido en realidad te ayuda políticamente porque te permite, como presidente, presentar tu agenda como eminentemente razonable, lo que significa que solo las personas poco razonables se opondrían a lo que estás tratando de hacer”, dijo Peter H. Wehner, quien fue el director de iniciativas estratégicas del presidente George W. Bush cuando los republicanos perdieron ambas cámaras del Congreso en las elecciones intermedias de 2006.
“Biden ha recibido una muy buena mano si quieres retratar al partido de oposición como extremista y radical, porque lo es”, agregó Wehner. “Llamémoslo un entorno rico en objetivos”.
Aun así, los asesores de la Casa Blanca han estado debatiendo en los últimos días qué tan difícil es perseguir a los republicanos de la Cámara después de lo que consideraron una reunión decente entre Biden y McCarthy, un republicano de California, sobre el límite de la deuda y las restricciones al gasto. Si bien los dos líderes permanecieron en desacuerdo, ambas partes consideraron que la sesión fue un paso importante y los asesores dijeron que el presidente no puede renunciar a la idea de hacer acuerdos, por improbables que parezcan.