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Viven en hacinamiento 800 mil chihuahuenses

Casas de menos de 55 metros disparan depresión y estrés

Anaís Martínez
El Diario

domingo, 09 octubre 2022 | 10:13

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Chihuahua— Cerca de 800 mil personas viven en hacinamiento, depresión y estrés al habitar en una de las 245 mil 569 casas de menos de 55 metros cuadrados de construcción que hay en el estado, de acuerdo con la Encuesta de Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En la entidad hay 3 millones 741 mil 869 personas, según el Inegi. Según psicólogas, quienes habitan en este tipo de viviendas pueden vivir bajo constante estrés, ansiedad, depresión y frustración por falta de espacios para desarrollarse, lo que puede llevar a la violencia e incluso a la desintegración familiar.

Muchas veces (los niños) no tienen ni a dónde ir y en la casa no hay espacio para jugar, por lo que comienzan a tener problemas para delimitar espacios, relaciones e incluso, por tantas peleas ya no se reconoce quién es la autoridad en la casa” Ana Karen García Psicóloga

Para empezar, no hay intimidad. Generalmente se pelean hasta por el baño, empiezan los roces y pleitos hasta que escala a violencia familiar y para detenerla, es muy difícil” Beatriz Campos Psicóloga

Chihuahua— Este tipo de viviendas representan el 21.5% del total de un millón 142 mil 83 que hay en la entidad; sin embargo, el grueso de las casas construidas en el estado lo ocupan las de 56 a 100 metros cuadrados, con 481 mil 723 (42.18%), mientras que 174 mil 791 cuentan con 101 a 150 metros cuadrados, es decir, el 15.3%.

En tanto que de 151 a 200 metros Chihuahua tiene 96 mil 362 viviendas, o sea el 8.4%. Por último, de las de más de 200 metros cuadrados sólo hay 58 mil 365, es decir, apenas 5.1%. En el apartado de metros no especificados están las 85 mil 273 casas restantes (7.5)

De acuerdo con la encuesta, 497 mil 948 de las viviendas particulares habitadas en el estado (43.6%) cuentan con sólo dos dormitorios, siendo éstas las construidas en mayor cantidad. El segundo lugar lo ocupan las que tienen apenas una recámara, con el 28.3%, es decir, 323 mil 209. El resto se divide en hogares que tienen de 3 a 5 dormitorios o más.

Peleas por el uso del baño

La falta de un espacio propicio para que las familias puedan realizar sus dinámicas diarias ocasiona estrés, ansiedad, depresión y frustración, lo que puede llevar a la violencia familiar e incluso a la desintegración del núcleo, aseguran las psicólogas Ana Karen García y Beatriz Campos, ambas enfocadas al ámbito familiar.

De acuerdo con García, las familias que viven en viviendas –como las que han comenzado a construir al sur de la ciudad de Chihuahua y que miden apenas 46 metros cuadrados– frecuentemente tienen roces, discusiones y en algunos casos terminan en peleas a golpes. Esto se debe a que cada persona necesita un lugar de esparcimiento, además de un área dónde dormir.

“Comienzan a pelearse hasta por el baño, por los espacios en las recámaras, por los lugares en la cocina y de ahí van escalando los problemas hasta que se hace común vivir en un ambiente hostil”, dijo.

Además, el no contar con servicios básicos y áreas de recreación cerca de los fraccionamientos propicia estrés en los adultos por la preocupación de no poder satisfacer sus necesidades y en los menores causa frustración.

“Muchas veces (los niños) no tienen ni a dónde ir y en la casa no hay espacio para jugar, por lo que comienzan a tener problemas para delimitar espacios, relaciones e incluso, por tantas peleas ya no se reconoce quién es la autoridad en la casa”, detalló.

Enfatizó que lo más grave de vivir en este tipo de casas es que generalmente las peleas comienzan con los hijos, pero al no poder establecer un límite terminan siendo los padres o tutores quienes comienzan a ejercer violencia física. “Y terminan, en el mejor de los casos, con la desintegración familiar”.

La psicóloga Campos dijo que estas familias viven en hacinamiento y comienzan a desarrollar, además de estrés, ansiedad y depresión.

“Para empezar, no hay intimidad. Generalmente se pelean hasta por el baño, empiezan los roces y pleitos hasta que escala a violencia familiar y para detenerla, es muy difícil”, indicó.

Respecto a las viviendas de apenas 46 metros cuadrados, dijo que vivir así les provoca problemas psicológicos que derivan en trastornos mentales que además llegan a afectar hasta su desempeño laboral e incluso comienzan a enfermarse por somatizarlos.

Señaló que son los menores quienes sufren más las consecuencias de vivir en hacinamiento, puesto que aprenden con el ‘ aprendizaje vicario’ y al ver que las cosas no están bien en casa pueden comenzar a mostrarse hostiles, violentos o padecer episodios de ansiedad y depresión.

“Esto no quiere decir que el niño no tenga buenos valores en casa, sino que pese a que recibe una buena educación las condiciones en las que vive lo hacen estresarse y desesperarse”, explicó.

Respecto a la lejanía, dijo que sí afecta que no cuenten con espacios de recreación, sin embargo, explicó que cuando una casa tiene el área necesaria para todos los integrantes no es tan urgente que salgan a divertirse, porque tienen un lugar en su vivienda para poder hacerlo.

“No es lo mismo decir ‘batallo para llegar o me queda lejos’, que estarte peleando por el baño, por ver la tele, por la recámara y por estar teniendo que exigir tu intimidad”, expresó.

¿Vivienda digna o vivienda adecuada?

La diputada Deyanira Ozaeta, perteneciente al Partido del Trabajo, presentó la reforma al artículo Cuarto Constitucional de la Ley de Vivienda para cambiar la palabra digna por adecuada, quedando de la siguiente manera: “Toda persona tiene derecho a disfrutar de vivienda adecuada. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”.

Entre la exposición de sus motivos, la legisladora detalló que debido a que el artículo no establece parámetros que señalen condiciones mínimas para las viviendas, los desarrolladores construyen fraccionamientos con el único objetivo de las ganancias económicas.

Esto, detalló en la iniciativa de reforma, “trae como consecuencia el abandono de las viviendas, pues la falta de transporte (viviendas periféricas), pocos o nulos servicios básicos, inseguridad, incapacidad de pago y poca o nula certeza de la propiedad, son algunos de los problemas que se desprenden”.

La diputada agregó que otra de las características de la vivienda digna es la ubicación, misma que según la reforma deberá “ofrecer acceso a oportunidades de empleo, servicios de salud, escuelas, guarderías y otros servicios e instalaciones sociales, y estar ubicada fuera de zonas de riesgo o contaminadas”.

Por último, la iniciativa detalla que al no contar con condiciones mínimas para la construcción de una vivienda, se deja “al libre albedrío o al destino de las personas el encontrar y poder acceder a una casa”.

“En este sentido es que la propuesta que se pone a consideración de este H. Congreso es adherir a la Constitución el derecho de las personas a la vivienda adecuada, a la cual le debe seguir una amplia adecuación reglamentaria que responda a los parámetros que corresponden a los derechos humanos y no al negocio”, indicó.

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