Vuelve Kate Winslet a las profundidades en 'Avatar 2'

Londres.- Hace 25 años, a punto de estrenar el filme de romance trágico Titanic, Kate Winslet se prometió no volver a participar en un proyecto donde el agua fuera un elemento clave. Tenía excusas.

Fue extenuante, duro y peligroso, recuerda ahora la prestigiosa actriz británica.

En aquel rodaje en Rosarito, Baja California, se lesionó el hombro, contrajo hipotermia y casi se ahoga en un colosal tanque donde se construyó una réplica de la malograda embarcación.

"Titanic... ¡Dios mío... fue duro para todos!", dice en entrevista. "Pero más para James Cameron (el director), porque el proyecto (que entonces costó 200 millones de dólares) no le permitía equivocarse. Toda la responsabilidad estaba en sus hombros. Esa presión y el guion tan bueno que escribió lo volvieron alguien determinado a tener éxito. Y yo estoy agradecida, porque me cambió la vida y el curso de mi carrera".

Winslet sonríe al evocar aquella cinta que, a la postre, le valió fama global y una nominación al Óscar. Ahora está a las puertas de lanzar otro largometraje con el mismo perfeccionista: Cameron.

Llamada "Avatar: El Camino del Agua", es la secuela del filme más taquillero de la historia (2 mil 922 millones de dólares). La producción la vivió gran parte en inmersión, con trajes de captura de movimiento, y con la exigencia de actuar mientras aguantaba la respiración por largos periodos.

En Titanic encarnó a Rose, una chica de clase alta deseosa de escapar de las presiones sociales. Aquí a Ronal, guerrera y madre, lideresa de una tribu acuática de los Na'Vi, indígenas azules, de casi 3 metros, que habitan el planeta Pandora.

"Amé la primera Avatar, al igual que todos. Y resonaron en mí esos temas sobre defender la familia y a nuestro mundo. Ese trasfondo, tejido tan hábilmente, sobre el impacto de los humanos en el medio ambiente es poderoso e importante.

"Me encuentro en un momento de mi vida en que aprecio los personajes que tienen un grado de integridad, que cuentan una historia y que generan conversación sobre temas que son importantes para todos", justifica.

Winslet, de 47 años, resultó tener un innato talento para el submarinismo durante la filmación, en la que expertos mundiales la entrenaron por meses. Con 7 minutos y 14 segundos, rompió el récord hollywoodense que ostentaba Tom Cruise de aguantar la respiración bajo el agua.

"Nunca pasé miedo, de ningún tipo", aclara. "Descubrí que, de hecho, tengo mucha fe en mi capacidad física. Y eso fue algo sorprendente porque como adultos, solemos creer que la época de aprender cosas nuevas ya pasó.

"Pero fue emocionante aprender esto y hacerlo, y ser buena. Quiero decir, me sentí como con un físico biónico. Lo amé".

Respecto a lucir como una alienígena, confiesa que quedó maravillada. Reconocida como una de las mejores intérpretes de su generación, la motivaba una confianza ciega en que Cameron y su tecnología no borrarían su potencia histriónica.

"Puedes ver a los actores detrás de todo. Tú puedes ver la forma de mis labios y el espacio entre mis ojos y mis mejillas. Es fascinante. Vaya, no sé cómo lo hicieron, pero son muy ingeniosos. Es emocionante ser parte de algo así".

A pesar de las proezas personales, Winslet dice atesorar de El Camino del Agua más que cualquier otra cosa, el convivir con y nutrirse artísticamente del elenco. Ocurre lo mismo cuando piensa en aquellas jornadas en Rosarito para Titanic.

"Había gran camaradería y apoyo, aprendizaje. Aprendí cosas de Kathy Bates, Francis Fisher y Victor Garber, todos maravillosos actores. Yo era tan joven y me faltaban tablas, así que aprendes esto trabajando y de los colegas. Fue especial.

"Por supuesto también atesoro a Leo (DiCaprio, su coprotagonista), la amistad que formamos y que ha durado una vida. Es algo muy especial", concluye la estrella británica.