Cobra devastador incendio vida de hombre en silla de ruedas

El calor abrasador devoraba las calles de Canutillo –una población al Oeste del Condado de El Paso– mientras el fuego rugía con voracidad, engullendo todo a su paso. Una serie de explosiones resonaban en el aire, marcando el comienzo de una tragedia que dejaría cicatrices imborrables en la comunidad. 

La negra columna de humo del siniestro que destruyó cuatro casas, siete automóviles y segó la vida de un hombre con capacidades diferentes, así como varias mascotas, podía ser vista a varias millas de distancia y fue capturada por fotografías aéreas con drones.

La víctima fatal, Manuel Hidalgo, quien utilizaba una silla de ruedas, se encontraba atrapado en medio del infierno que había estallado en su vecindario. Las llamas se extendían con rapidez, consumiendo todo a su paso, mientras las sirenas de los bomberos cortaban el aire con su desesperado llamado a la acción.

Su hermano, Eduardo Hidalgo, observaba impotente desde la distancia, con el corazón lleno de angustia y temor.

 Las lágrimas nublaban sus ojos mientras las llamas devoraban su hogar, llevándose consigo la vida de su amado hermano.

“¡Devastación total!”, murmuraba entre sollozos, mientras contemplaba el amargo espectáculo de lo que una vez había sido su hogar. Las palabras se atascaban en su garganta, incapaz de expresar el dolor abrumador que lo consumía.

Recuerdos de tiempos mejores inundaban su mente, ahora eclipsados por el desastre y la pérdida. La reciente partida de su esposa, seguida de la muerte de su hermana, había dejado cicatrices profundas en su alma. Y ahora, la pérdida de su hermano lo sumía en un abismo de desesperación y desolación.

Mientras los escombros humeantes y el olor a cenizas llenaban el aire, Eduardo se aferraba a los últimos vestigios de su vida anterior, consciente de que todo había cambiado irrevocablemente.

La tragedia dejó una marca imborrable en Canutillo, una herida abierta en el corazón de la comunidad. Mientras los investigadores luchan por descubrir la causa del incendio, la pérdida de vidas y hogares pesaba sobre los hombros de todos los afectados.

En medio del caos y la desesperación, la comunidad se unía en solidaridad, ofreciendo apoyo y consuelo a aquellos que habían perdido todo en la devastación. Aunque las llamas se habían extinguido, el dolor y el sufrimiento persistían, dejando una sombra oscura sobre aquellos que habían sido testigos de la tragedia.

Los bomberos lucharon valientemente durante horas para contener el fuego, enfrentándose a un desafío sin precedentes. Un total de 34 bomberos de cinco diferentes agencias respondieron al llamado, incluyendo los Departamentos de Bomberos de West Valley, El Paso, Doña Ana County, Montana Vista y Horizon.

Con las calles abarrotadas, los vehículos de Bomberos se ubicaron en un parque cercano y las líneas de manguera fueron desplegadas a través de un callejón y una casa de dos pisos mientras un camión con escalera en la calle Park Street era utilizado para combatir las llamas desde arriba.

El fuego fue finalmente controlado hacia las 7 de la tarde, pero una investigación exhaustiva sobre la causa del incendio continuaba por parte del marshal de fuego del Condado de El Paso. Equipos de bomberos permanecieron en la escena durante 10 horas, sofocando puntos calientes y llevando a cabo otras tareas.

El Departamento de Policía del Distrito Escolar Independiente de Canutillo (Canutillo ISD) abrió un centro de reunificación para aquellos afectados por el incendio en la Escuela Secundaria José J. Alderete, ubicada en el 801 de la avenida Talbot. La Cruz Roja asistió a los residentes desplazados, brindando ayuda y apoyo en medio de la crisis.

El incendio se convirtió en el tercero fatal en menos de cuatro semanas en el Condado de El Paso, un número inusualmente alto que dejó a la comunidad conmocionada y con el corazón roto.

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