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¿Me he perdido algo?, un filósofo regresó tras meses de retiro espiritual

¿Cuánto tardarías en explicarle este 2020 con detalle?

Agencias

lunes, 08 junio 2020 | 13:18

Agencias

Imagínate que tuvieses que contarle a alguien qué es lo que ha pasado desde que comenzó este año 2020. ¿Cuánto tiempo tardarías en explicarlo todo con detalle? Probablemente más de lo que esperabas, porque estamos solo rozando la mitad del año, y ya tenemos anécdotas para dar y vender; y da igual que leas o no prensa, porque te vas a enterar de todo a través de televisión o redes sociales. 

Bueno, puede que no todo el mundo se entere; puede que seas como el filósofo norteamericano Daniel Thorson, de 33 años, que se ha pasado los últimos meses meditando en una cabaña aislado del mundo en un bosque de Vermont (Estados Unidos) y no se ha enterado de nada. 

Thorson regresó a la civilización el pasado 23 de mayo tras pasarse nada menos que 78 días aislado en silencio en una comunidad budista, dedicando todo su tiempo a la reflexión y a meditar, sin contacto con nadie y con sus pensamientos como única compañía.

Por eso, cuando llegó a casa decidió que tenía que ponerse al día, y recurrió a su cuenta de Twitter para mandar un mensaje: “¿Me he perdido algo?”

Seguro que aislado Thorson no habrá pensado en “coronavirus”, porque ni se había enterado que estaba asolando su país. Por eso, cuando volvió de la cabaña a su hogar, no daba crédito a lo que leía: coronavirus, distanciamiento social, gente acumulando papel higiénico, Trump bebiendo lejía,... Es más, ahora ha descubierto que él mismo desarrolló síntomas de coronavirus antes de irse, pero pensaba que era un simple catarro.

“Ha habido una especie de experiencia traumática colectiva emocional mientras he estado de retiro. ¿Hasta qué punto tengo que reconstruirlo?”, se preguntó, tal y como recoge el portal Boston.com, “Pensé, ‘¿Será como Mad Max y seremos los últimos supervivientes?¿Cómo estará la humanidad?’.

El joven filósofo dice quedarse impresionado la primera vez que entró a un supermercado tras su retiro, al ver que todo el mundo entraba como con muchísima ansiedad y miedo. Es más, al no estar habituado al distanciamiento social de seguridad, todo el mundo se apartaba de él como si tuviese la peste.

“Daba la vuelta en un pasillo del supermercado y si había alguien, se iban”, cuenta, “Es como si me hubiese olvidado de instalar el sistema operativo COVID. Al principio me preguntaba que qué había hecho”.

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