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La escuelita callejera que resistió al virus

La pandemia no afectó las clases que reciben niños centroamericanos varados en México

Agencias

domingo, 06 diciembre 2020 | 07:57

Excélsior | La hondureña Gabriela Fajardo da clases de matemáticas a niños migrantes

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Matamoros.- Mientras esperan que el gobierno del presidente estadunidense, Donald Trump, responda su solicitud de asilo, decenas de niños centroamericanos toman clases, aprenden a leer, escribir, matemáticas y arte en una escuelita improvisada en una banqueta de Matamoros, Tamaulipas.

Igual que tantas otras escuelas, esta “escuelita de la acera” tuvo que apelar a internet al surgir la pandemia del coronavirus. En lugar de sufrir con el cambio y “cerrar”, la escuela creció y contrató a una veintena de maestros —todas personas que buscan asilo— para dar clases vía Zoom a los niños centroamericanos del campamento y también a los de varios albergues y departamentos para migrantes de otras partes de México.

Maestros y estudiantes recibieron más de 200 tablets de Amazon que les entregó The Sidewalk School for Children Asylum Seekers. La organización fue fundada por Felicia Rangel-Samponaro, quien vive en Brownsville, Texas, y cruza la frontera para llevar comida y libros a las personas que buscan asilo.

Rangel-Samponaro dijo que para comprar las tablets usó dinero propio y recaudó fondos a través de una campaña de GoFundMe. Indicó que sintió que debía hacer algo porque el gobierno de EU había trastornado la vida de los que buscan asilo.

“Éste es un problema de Estados Unidos”, expresó. “Nosotros creamos esto. Somos los que permitimos que esto continúe. Esto es responsabilidad de los ciudadanos estadunidenses”.

Una política del gobierno de Donald Trump obligó a las personas que buscan asilo a esperar del lado mexicano de la frontera que las autoridades estadunidenses procesen sus solicitudes. Miles de familias centroamericanas viven en carpas o albergues mexicanos. Muchos llevan más de un año esperando.

La hondureña Gabriela Fajado, de 26 años, es una maestra de escuela primaria que se fue de su pueblo con su hijo después de recibir amenazas porque su hermano es un policía. Ya lleva un año y cuatro meses en México, esperando que Estados Unidos procese su solicitud de asilo. Ella es quien enseña inglés a los menores varados en México. 

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