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El vestido de fresas que conquistó TikTok

Es una nube de algodón de azúcar moteada con fresas hechas de lentejuelas

The New York Times

sábado, 22 agosto 2020 | 10:25

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El verano pasado, un vestido salpicado de lunares negros muy holgado que vendían en Zara por cincuenta dólares causó sensación en Instagram. Pero, mientras las peculiaridades desconcertantes de 2019 pedían algo amorfo y relajado, el horror formidable de 2020 ahora exige un nivel increíble de escapismo mítico. Entonces llegó el vestido de fresas que conquistó TikTok. 

El vestido es una nube de algodón de azúcar moteada con fresas hechas de lentejuelas; fue  creado por Lirika Matoshi, de 24 años, una diseñadora de modas que vive en Nueva York. Tiene una capa de tul color rosa pastel, un escote pronunciado y mangas abullonadas; parece algo que usaría María Antonieta si fuera una influente de la época actual. 

Aunque el vestido de Rosita Fresita aún no ha logrado la ubicuidad de su contraparte de Zara (cuesta diez veces más), es una sensación en la plataforma de video, donde los usuarios o hablan de cuánto quieren uno, o proclaman cuánto les disgusta, o andan retozando en el atuendo ampón. La frase más escuchada es: “No puedo sacarme ese vestido de la cabeza”. 

Junto a numerosos videos de gente que saca el vestido de gasa de su envoltorio y lo modela para sus seguidores, ha surgido todo un subgénero de clientes decepcionados que señalan los defectos en los vestidos de imitación que han comprado en Amazon o AliExpress. 

El original ha inspirado fanarte, incontables memes de Led Zeppelin, Hannibal Lecter y Gollum, editados con Photoshop, para que parezca que usan el vestido; al menos una balada acompañada con guitarra y una delación de novios en la revista Mel. 

“La primera vez que vi el vestido fue como a inicios de abril y me di cuenta de que iba adquiriendo relevancia en los últimos meses”, afirmó Avery Mayeur, de 20 años, creadora de contenido y estudiante en la Universidad Ryerson en Toronto. “Su popularidad ha explotado en las últimas dos semanas”. 

De acuerdo con Lyst, la plataforma global de moda, las búsquedas del vestido de fresas aumentaron un 103 por ciento desde inicios de agosto. Algunas celebridades, como Tess Holliday y, más recientemente, la hija de 12 años de Busy Philipps, Birdie, lo han usado.

“Desde el momento en que lo vi me enamoré”, expresó Mayeur, cuyo video de ella sacando el vestido de su envoltura ha acumulado 5 millones de visitas en TikTok. “Me hace pensar en algo que usarías para ir al campo con tu perro o para hacer un pícnic a orillas de un lago”. 

Mayeur anhelaba el vestido tanto que dibujó una imagen de un personaje de animé que ella inventó llamado Hina Tskuru (que habita en el universo de “My Hero Academia”), engalanada con el diseño de Lirika Matoshi. A sus seguidores les gustó tanto la ilustración que comenzaron a hacer donaciones a manos llenas a su cuenta de KO-Fi y, gracias a eso, juntó suficiente dinero para comprar el vestido. 

“Fue impactante que a mis seguidores les importara tanto y quisieran verme feliz a tal punto que, con su enorme generosidad, me regalaron este vestido que fue una sorpresa increíble”, dijo Mayeur. 

Harley Ann Carter, de 22 años, quien hace poco se graduó de ciencias medioambientales en la Universidad de George Washington y vive en Washington D. C., vio el vestido de fresas por primera vez cuando Tess Holliday, una modelo y actriz, lo lució en la alfombra roja de los Premios Grammy en enero. 

Cuando llegó mayo, Carter ya había ahorrado suficiente dinero de su trabajo de medio tiempo en una tienda de abarrotes en una base militar para poder comprarse el vestido de regalo de cumpleaños. “Me hace sentir como una princesa”. 

Serena Pinuelas, una ceramista de 22 años y de género no binario que vive en Portland, Oregon, comentó: “El vestido simplemente le inspira alegría a la gente en esta época tan inquietante. Es como un símbolo de esperanza y empoderamiento, casi”. Pinuelas se obsesionó con el vestido de fresas desde que lo vio en el Instagram de la diseñadora. 

Cuando le llegó por correo, “casi tuve una especie de mini-infarto porque sentí mucha emoción”. La experiencia de usar el vestido “tal vez sea lo mejor que me he sentido en los últimos meses”, afirmó. 

Pinuelas está planeando un pícnic elegante con sus compañeros de casa (una de ellas tiene el vestido de estrellas de Lirika Matoshi, el cual también tiene un aspecto etéreo), “donde podamos sentir que estamos en ‘Orgullo y Prejuicio’”. 

Es incongruente que una prenda para ocasiones especiales esté tan de moda en un período en el que los grandes eventos están prohibidos. “Parece algo que usarías en un baile o un vestido de novia”, opinó Carter. 

¿Pero tal vez justo por eso el vestido es tan popular? “Da una vibra de suavidad y delicadeza, algo único en una época de tribulaciones”, dijo Mayeur. El atuendo le da la sensación de “los momentos divertidos por venir en los que puedas solo salir y divertirte y no preocuparte por enfermarte”.

La diseñadora, Matoshi, dijo que el vestido está basado en los recuerdos de su propia juventud. “Te recuerda tiempos mejores”, afirmó. 

Pero Matosh creció en Kósovo durante la guerra, y no se puede decir que su infancia haya sido un paseo por un perfumado campo de fresas. “Crecí con historias horríficas de cuánto daño provocó la guerra en nuestro país, cómo violaron a las mujeres y los inocentes fueron masacrados”, dijo. “Mi único sueño era que algún día viajaría y representaría a mi país y los ayudaría como pudiera”.  

Matoshi esperaba que las ventas de sus vestidos diáfanos disminuyeran debido a la pandemia, en cambio, afirmó que las ventas han aumentado un 1000 por ciento desde su lanzamiento en enero. “Toda mi vida es este vestido”, dijo. 

El vestido no solo parece salido de un sueño de caramelo, también luce bien en casi cualquier tipo de cuerpo. “Es una silueta muy favorecedora. Todo mundo parece un hada de fresas”, sostuvo Mayeur. “Todos siempre se ven tan felices de usarlo porque es una delicia llevarlo puesto”.

Hora del pícnic: el vestido de fresa de la diseñadora Lirika Matoshi, visto aquí en Isabelle Chaput, con una variación a juego en Nelson Tiberghien. Son los creadores detrás de Young Emperors.

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