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Miedo, su primer enemigo a vencer

Idalia Guevara, enfermera de 27 años de edad, como cualquier persona y trabajador del sector salud, debe combatir primero que nada al temor y luego de salir avante luchar por salvar vidas

Natalia Piña / El Diario

lunes, 22 junio 2020 | 17:23

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“Algo que siempre ha tenido que enfrentar el personal médico es la muerte de los pacientes y siempre ha sido difícil para mí. Con toda esta situación, ha sido aún más duro porque eres el único que puede estar en esos últimos momentos con esas personas, ya que no pueden ver a sus familiares”

Idalia Guevara

enfermera

Natalia Piña / El Diario 

La vocación de las personas que dedican su vida a la enfermería es única y digna de admirar. ¿Por qué? Porque estos profesionales de la salud siempre están dispuestos a ayudar a las personas a pesar de sus propios miedos, de las adversidades y de los panoramas desalentadores, tal como el que se presentó en México tras la llegada del Covid-19 hace unos meses.

Cuando Idalia Guevara, una joven enfermera de 27 años que trabaja en el Centro Médico de Especialidades y en el Hospital General, se dio cuenta que tarde o temprano los contagios de coronavirus alcanzarían su lugar de trabajo, nunca pensó en abandonar su profesión pese al temor de contagiarse o de contagiar a su familia. Ella supo de inmediato que tenía que continuar cumpliendo con su deber.

“En lo primero que yo pensé fue en mis seres queridos. Al saber que ya había casos en Juárez, sabía que tarde o temprano llegarían al hospital donde yo trabajaba. Sobre todo, tenía la preocupación de que mis papás no se fueran a enfermar”. 

“(A mi familia) Le preocupaba que me llegara a enfermar y me decían que, si me exponía mucho, que lo dejara, pero que igual era mi decisión y que ellos me apoyarían en lo que decidiera (...) Esta es mi vocación, ayudar a los demás y aunque tenía miedo, sabía que tenía que enfrentarlo y hacer lo que estuviera en mis manos para ayudar en esta situación”, plática la enfermera a El Diario de Juárez.

Decidida a hacer lo mejor posible, y con la compasión, amabilidad y calidez que caracteriza al personal de enfermería, Idalia encontró fuerza en su familia, en su pareja y en las personas que salieron victoriosas de esta enfermedad para brindarles a decenas de pacientes la ayuda necesaria para sobrellevar el Covid-19 y la soledad que esta conlleva. 

“Algo que siempre ha tenido que enfrentar el personal médico es la muerte de los pacientes y siempre ha sido difícil para mí. Con toda esta situación, ha sido aún más duro porque eres el único que puede estar en esos últimos momentos con esas personas, ya que no pueden ver a sus familiares. Además, te pones en la situación de los familiares por lo que están pasando al no poder despedirse de su ser querido”, expresa.

Con una experiencia de cuatro años en los servicios sanitarios y más de 62 horas de trabajo a la semana, la profesional de la salud se enfoca en hacer que sus pacientes no sientan un trato ‘frío’ a pesar de todo el equipo de protección que utiliza (overol, bata, gafas, guantes, cubrebocas, etcétera) y que no le permite que las personas vean más que sus ojos.

Las tardes conviviendo con su familia o su pareja, las clases de baile, los días en el gimnasio, los fines de semana en el cine y las reuniones con amigos quedaron en el olvido. Dejaron de ser un modo de vida y pasaron a ser recuerdos lejanos e irreconocibles de una ‘normalidad’ que no se sabe si regresará, o cuándo.

Para Idalia, como para muchas personas que trabajan en el sector salud, lo único importante en estos tiempos es mantener a salvo a su familia y ayudar a la mayor cantidad de personas que pueda a través de su profesión. 

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