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Hay un paraíso en Oaxaca

San Agustinillo es un destino ideal para los viajeros que quieren desconectarse, disfrutar de sus aguas y realizar alguna actividad ecoturística

Agencia Reforma

sábado, 05 junio 2021 | 13:57

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San Agustinillo es un pequeño paraíso en Oaxaca, ideal para los viajeros que quieren desconectarse, disfrutar de sus aguas y realizar alguna actividad ecoturística. Localizada entre Mazunte y Zipolote, y a aproximadamente una hora en auto desde el aeropuerto de Huatulco, este idílico destino ahora presume un íntimo alojamiento ideal para mimarse, llamado Monte Uzulu.

El nombre de este hotel, por cierto, deriva de la palabra "gusulú", que en zapoteco significa "el comienzo"; y este título resulta adecuado, ya que el lugar es particularmente idóneo para dar inicio a una vivencia en la que imperen la armonía interior y la conexión de cada huésped con la naturaleza.

Monte Uzulu cuenta con 11 suites, todas con terrazas que ofrecen vistas de la selva y del Océano Pacífico. Las habitaciones son acogedoras y ofrecen enfatizar el vínculo de cada persona con el entorno.

Uno de los ejes de esta construcción es la sostenibilidad, por lo que el diseño de sus espacios se realizó tomando en cuenta la vegetación y las características naturales del destino, buscando no afectarlas mucho ni perjudicarlas. Además, el diseño de los espacios recurre principalmente a materiales locales, y en la propiedad se utilizan sistemas de captación pluvial para aprovechar toda el agua que llega a la zona.

También con la intención de respetar a la naturaleza, el diseño de iluminación del lugar busca no imponerse a la oscuridad durante las noches, sino respetar los tiempos de cada jornada y permitir el paso tranquilo de las aves.

Y más allá de ser un lugar para dormir rico y desconectarse del ajetreo de las grandes ciudades, este alojamiento también cuenta con largos menús gastronómicos y de bienestar.

Para darse un manjar, la opción es el restaurante Temporada, cuya carta está inspirada, precisamente, en las estaciones del año y los ciclos de cosecha. Algunos de los ingredientes que se utilizan son sembrados en el huerto del hotel y otros provienen de productores locales, quienes trabajan a un máximo de 100 millas (unos 160 kilómetros) de distancia.

Probablemente resultará difícil elegir de su menú, que incluye pan montado de plátano, filetes de pescado frescos y piña al carbón con helado de coco, entre varias otras delicias.

Los huéspedes que deseen consentirse más allá de los buenos sabores podrán hallar una opción a la medida en alguna de las sesiones de yoga o meditación que ofrece el alojamiento, pero también habrá la posibilidad de relajarse con un rico masaje o tomar un baño de vapor en un temascal, por ejemplo. Y si se busca liberar un poco de adrenalina, hay clases de surf en la playa.

Mucho por conocer

La cercanía del hotel con Mazunte y Zipolite significa que resultará sencillo acudir a populares espacios como Punta Cometa, en el extremo occidental de la playa y donde se observan bellísimos atardeceres. Además, el hotel puede ayudar a sus huéspedes a armar planes para caminar por la sierra o conocer las fincas cafetaleras de la región.

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