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‘Cuando sea grande voy a ser enfermera’

Elizabeth Ávila Franco, enfermera en jefa de la clínica 66 del Seguro Social siempre tuvo clara cuál era su vocación, lo que nunca se esperaba es que alguna vez tendría que usar un traje de ‘astronauta’ para protegerse durante una pandemia

Eduardo Morán / El Diario

lunes, 22 junio 2020 | 16:58

Marco Tapia Marco Tapia

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“Ahora ni siquiera nos conocemos porque llegamos siempre con cubre bocas. Ya no es lo mismo porque muchos de mis compañeros ya pasaron por haber tenido Covid-19, entonces ya ellos como que se frenan un poquito.”

Elizabeth Ávila Franco

Enfermera

Jefa de piso en el Hospital General Regional Número 66

Turno nocturno

Llegar al hospital y saludar de mano o de abrazo a los compañeros de trabajo es algo que en estos días forma parte de un pasado relativamente corto que, sin embargo, al mismo tiempo luce ya lejano, sobre todo cuando se mira hacia el futuro y no se percibe aún la luz que indique que está cerca la salida de este túnel llamado ‘Covid-19’.

Elizabeth Ávila Franco, enfermera jefa de piso el Hospital General Regional Número 66, recuerda con un aire de nostalgia y un hondo suspiro que hace apenas unos cuantos meses llegaba a su turno y podía saludar hasta con un abrazo a sus compañeros.

“Ahora ni siquiera nos conocemos porque llegamos siempre con cubre bocas. Ya no es lo mismo porque muchos de mis compañeros ya pasaron por haber tenido Covid-19, entonces ya ellos como que se frenan un poquito.”

Egresada de la escuela de enfermería de la Cruz Roja a principios de los 90, Elizabeth desde chiquita supo que esta sería su profesión para toda la vida.

“Siempre le decía a mi mamá ‘yo cuando sea grande voy a estudiar enfermería’, me gustaba mucho y siempre jugaba a ser enfermera.”

Al mismo tiempo sabía que estaría expuesta a diferentes situaciones de riesgo como los años de mayor violencia en Juárez, y también a vivir momentos dolorosos con los pacientes, en especial cuando se trata de niños a los que no se les puede salvar la vida, pero nunca imaginó que viviría una etapa como la de esta pandemia.

“Es muy triste ver a las personas llegar ahogándose, pidiendo auxilio, es muy feo, pero primeramente Dios pues podamos sobrevivir y salir adelante y un día que quede como recuerdo, como experiencia más que nada, porque es muy difícil ver a los pacientes solos, antes teníamos a los familiares ahí, y ahora verlos solos es muy triste.”

Elizabeth se encontraba de vacaciones cuando se implementaron todas las medidas preventivas en los hospitales. Cuando regresó fue un momento difícil para ella, eseprimer momento en el que tuvo que entrar al área de Covid y ver el sufrimiento de los pacientes. Además, tampoco es fácil trabajar durante 11 horas con un traje al que no estaba acostumbrada.

“Es mucho muy pesado, prácticamente las 11 horas que está uno adentro del área, porque tienes que ponerte un traje que es plástico, es impermeable, sudas mucho, te pones una máscara, doble guante, botas, gorro y todavía los gogles y una careta.”

Una vez que se han puesto todos los implementos de prevención e ingresan al área, ya no se pueden quitar nada, no pueden ir al baño y no pueden tomar agua. Tienen que hacerse a la idea de que antes de entrar hay que tomar agua, ir al baño y que no podrán salir hasta que termine su turno.

“¿Por qué?, porque es más riesgo de contaminación hacia nosotros el quitarnos el traje y luego volver a entrar, entonces yo  prefiero no salir, estarme las 11 horas ahí.”

Desde luego se han presentado incidentes con el propio personal de salud, que llegan a sentirse mal y le piden permiso para salirse un rato porque sienten que se van a desmayar. “Por el calor, por los trajes, por la ansiedad tal vez de que están adentro, les digo ‘sí sálganse’, prefiero que se salgan a que se vayan a desmayar adentro, obvio.”

En casa de su papá, con quien Elizabeth vive, la rutina diaria también tuvo algunos cambios, en especial los días en que a ella le toca estar en el área del covid.

“El día que entro al área Covid él ya sabe, yo traigo mi aspersor, me asperjo, llego aquí afuera me vuelvo a asperjar, me quito el uniforme prácticamente en la puerta, los zapatos, ya traigo yo mis cosas que utilizo, los gogles y todo en una bolsa de plástico, echo el uniforme, me pongo una bata y me voy al baño y ya directo a lavar la ropa.

“No vivo con miedo porque tengo la precaución de estarme lavando las manos, aunque uno esté en el área de Covid con los guantes tiene que estar lavándose las manos y todo, y aquí en la casa pues igual por protección para mi papá y mi sobrino.”

Por ahora, Elizabeth y sus compañeros esperan que algún día el hospital vuelva a ser el mismo de antes, que ya no tengan que usar ese ‘traje de astronauta’, como lo llaman, e incluso se preguntan cómo ira a ser su centro de trabajo, quiénes estarán y quiénes ya no, porque nunca imaginaron que esto iba a pasar.

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