Probable que variantes del virus hayan evolucionado en sistemas inmunológicos débiles

Nueva York— La versión del coronavirus que surgió en Gran Bretaña a finales del año pasado fue impactante por muchas razones. Ocurrió justo cuando las vacunas habían ofrecido un destello sobre el final de la pandemia, amenazando con eliminar esas esperanzas.

Fue más contagiosa que las primeras variantes, dando lugar a un rápido incremento en las hospitalizaciones. Y tal vez lo más sorprendente para los científicos fue que había logrado una gran constelación de mutaciones que surgieron de la noche a la mañana.

Un coronavirus usualmente tiene mutaciones a un ritmo lento pero constante de aproximadamente dos por mes. Pero esta variante, llamada B.1.1.7 ha tenido 23 mutaciones que no son en el virus que fue identificado primero en China. Diecisiete de ellas se desarrollaron al mismo tiempo, en algunas ocasiones después de haberse bifurcado de su más reciente ancestro.

Expertos dicen que existe una buena hipótesis sobre cómo sucedió eso: en cierto punto el virus pudo haber infectado a alguien con un sistema inmunológico débil, permitiendo que se adaptara y evolucionara durante meses dentro del cuerpo de la persona antes de ser transmitido a otros.

“Eso parece ser la explicación más probable”, comentó el Dr. Ravindra Grupta, virólogo de la Universidad de Cambridge.

Si eso es cierto, la idea tiene implicaciones para los programas de vacunación, particularmente en países que aún no han empezado a inmunizar a sus poblaciones. Las personas que tienen comprometido su sistema inmunológico --- como los pacientes de cáncer --- deberían ser los primeros en ser vacunados, comentó el Dr. Adam Lauring, virólogo y experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Michigan.

Entre más rápido esté protegido ese grupo, menos riesgo de que los cuerpos se conviertan en incubadoras del siguiente mutante del mundo.